
Inventos ingeniosos que liberan la ciencia de su torre de marfil.
Manu Prakash está decidido a reducir los costos de hacer ciencia. Según él, las instalaciones costosas limitan el conocimiento y la experiencia a una élite privilegiada. Por eso, desde su laboratorio en el departamento de bioingeniería de la Universidad de Stanford, está desarrollando instrumentos que permiten a las personas explorar científicamente el mundo a muy bajo costo.
Muchos de sus inventos tienen un aire surrealista. Consideremos su laboratorio químico microfluídico de $5. En un intercambio de regalos navideños, su esposa recibió una caja de música que funcionaba con una cinta perforada al estilo de los rollos de piano. Prakash reconoció en ese mecanismo el potencial de combinar reactivos químicos según un “programa” (la cinta perforada), sin necesidad de electricidad (gracias a la manivela), y a una fracción del costo habitual. Hoy, fabrica estos mini-laboratorios desde cero.
Prakash creció en el norte de la India y ha realizado trabajo de campo en Uganda, Ghana y otros países en desarrollo, lo que le ha brindado una perspectiva distinta a la que se tiene en los laboratorios académicos bien equipados. De esa experiencia han surgido dispositivos como el Foldoscope, un microscopio de calidad investigadora hecho de papel impregnado en plástico que cuesta apenas 55 centavos, y el OScan, un accesorio impreso en 3D para teléfonos inteligentes que ayuda a diagnosticar carcinomas orales, responsables del 40 % de las muertes por cáncer en India.
Su objetivo, dice, es poner herramientas científicas en manos de cualquiera que tenga una pregunta.