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Nuevas soluciones para la dislexia

«Para los niños con dislexia, aprender no es fácil. Esta discapacidad neurológica, que afecta a la capacidad de leer y escribir, no es nada rara: se estima que aproximadamente un 15 % de la población tiene dislexia, y entre un 5 % y un 7 % de forma severa. La dislexia se debe a una debilidad localizada en la zona del cerebro donde se combinan los sonidos para formar palabras, o viceversa.

Aunque no existe una cura, determinados ejercicios de entrenamiento ayudan a los niños disléxicos a mejorar poco a poco su ortografía y lectura. Sin embargo, no es con papel y lápiz como se obtienen los mejores resultados. Luz Rello, doctora en Lingüística por la Universidad Pompeu Fabra (España) y actualmente investigadora postdoctoral en la Universidad Carnegie Mellon, estaba tan convencida de ello que, en plena etapa doctoral, cofundó una empresa innovadora, CookieCloud, «un equipo desarrollador de juegos», como ellos mismos se definen, con el objetivo específico de crear aplicaciones educativas para niños con dislexia. Basándose en su investigación, aprender con un smartphone o una tablet resulta más divertido y especialmente eficaz frente a la dislexia. Uno de esos juegos se llama Dyseggxia y ha sido desarrollado para iOS y Android. «Nuestro método no utiliza palabras correctas o ejemplos positivos a seguir, sino que presenta al niño una palabra mal escrita como ejercicio a resolver», explica la joven investigadora. Los resultados de las pruebas realizadas a 48 niños de entre 9 y 11 años fueron alentadores: su ortografía mejoró tras solo cuatro semanas jugando con el juego, en comparación con aquellos que usaron otro juego de palabras. «Existen otras aplicaciones como los correctores ortográficos o los programas de predicción de palabras, pero estos no mejoran realmente la capacidad de aprendizaje de los niños, es decir, no les ayudan a evitar cometer el mismo error la próxima vez», aclara Rello.

Otro ámbito de herramientas desarrolladas por Rello en CookieCloud consiste en software que adapta los textos a las necesidades de los niños con dislexia. Variar el tamaño o el tipo de letra, usar negrita para palabras clave, y emplear sinónimos más simples en lugar de términos ‘difíciles’ son algunos de los métodos empleados en sus pruebas y aplicaciones. Para entender qué factores facilitaban más la comprensión, Rello incorporó modelos de interacción hombre-máquina mediante los cuales el sistema (y el algoritmo que utiliza) aprende de casos prácticos de errores cometidos por niños disléxicos. Tras cuatro años de experimentación y una gran cantidad de pruebas, Rello logró sintetizar los resultados en un ‘modelo’ llamado DysWebxia, que consiste básicamente en un conjunto de recomendaciones que se han integrado en diversas aplicaciones: por ejemplo, Text4All adapta páginas web para personas con dislexia, mientras que IDEAL eBook Reader permite leer libros electrónicos en dispositivos Android, con una nueva aplicación a punto de lanzarse en iOS. De forma sorprendente, una página web compleja como la de un periódico digital se vuelve más ‘legible’ al ser visualizada a través del servicio web de Text4All. Incluso Facebook, cuyo logotipo se vuelve blanco, evita captar la atención innecesariamente.

«Estas herramientas también aportan beneficios a personas sin dificultades, pero las mejoras son mucho más significativas para quienes tienen dislexia». La diferencia entre aprender y no aprender.»