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Un enfoque de la nanoingeniería para hacer que los medicamentos sean más eficaces engañando al sistema inmunológico.

Problema: los científicos han trabajado durante años para aumentar la longevidad de los fármacos dirigidos, que prometen llevar el tratamiento a un tejido específico dentro del cuerpo. Estos tratamientos dirigidos requieren nuevos vehículos para los medicamentos, como polímeros diseñados para evadir el sistema inmunológico. Pero con demasiada frecuencia, estos portadores son destruidos antes de que el fármaco pueda dirigirse eficazmente a tumores y otros focos localizados de enfermedad. Aunque las propias células del cuerpo están protegidas del sistema inmunológico por su membrana externa recubierta de proteínas, no es posible recrear esta compleja matriz para las partículas sintéticas utilizadas en la administración de medicamentos.

Solución: ¿por qué no recubrir los tratamientos con membranas naturales? Esa es la idea de Liangfang Zhang, profesor de nanoingeniería en la Universidad de California en San Diego.

Zhang obtiene membranas de glóbulos rojos a partir de muestras de sangre y las utiliza para recubrir nanopartículas poliméricas. Como estas partículas parecen glóbulos rojos en la superficie, pueden engañar al sistema inmunológico; cargadas con fármacos, sirven como vehículos robustos y duraderos para transportar medicamentos. Un beneficio inesperado: también pueden actuar como esponjas a nanoescala para absorber proteínas tóxicas producidas por bacterias infecciosas o introducidas por veneno de serpiente o de insectos. Si las partículas inundan el torrente sanguíneo, desviarán la mayor parte del veneno lejos de las células reales.

Nacido en el condado de Wuwei, a 45 minutos en avión de Shanghái, Zhang dejó su hogar para asistir a la prestigiosa Universidad de Tsinghua en Pekín cuando tenía solo 15 años. Para cuando tenía 20, podría haber abierto una fábrica para producir materiales de caucho excepcionalmente resistentes que había ayudado a inventar como estudiante. Pero Zhang dice que “no quería dirigir una fábrica de caucho toda mi vida”. Y sabía que si montaba una fábrica, algún otro joven emprendedor inventaría una mejor tecnología y él podría no ser capaz de competir. Así que decidió cursar un posgrado en ingeniería en Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de sus logros como científico, nunca ha perdido su deseo de convertir los avances de laboratorio en innovaciones prácticas.