
Cualquiera puede fabricar su propia prótesis biónica por menos de 500 dólares con una impresora 3D
«La impresión 3D está revolucionando el sector sanitario. Los cirujanos ya están utilizando modelos impresos en 3D para planificar las operaciones que van a realizar, se están fabricando prótesis de rodilla personalizadas y los yesos tradicionales pronto serán cosa del pasado. Sin embargo, todos estos beneficios suelen estar limitados por su coste o por la distribución geográfica de las empresas que los ofrecen comercialmente. Así que cuando el joven guatemalteco Julio Fajardo entró en contacto por primera vez con esta tecnología, decidió intentar que sus avances estuvieran disponibles en todo el mundo. Su propuesta es una prótesis para amputaciones de antebrazo por debajo de la articulación del codo que cualquiera puede producir por menos de 500 dólares (aproximadamente 456 euros) con una impresora 3D. Este desarrollo ha llevado a Fajardo a ser reconocido como uno de los Innovadores menores de 35 años de América Central en 2016 por MIT Technology Review, edición española.
La iniciativa de Fajardo, que comenzó cuando vio por primera vez una impresora 3D en la Universidad de Galileo (Guatemala), forma parte del movimiento do-it-yourself (DIY). A través de su iniciativa, los creadores de prótesis publican las instrucciones y herramientas necesarias para que un usuario fabrique el producto según sus necesidades y posibilidades. Fajardo ya ha publicado diseños e instrucciones de código abierto para fabricar la versión mecánica de la prótesis. Además de la impresora, el usuario necesitará materiales como el resorte de un bolígrafo y herramientas sencillas como un encendedor o unas tijeras para fabricar la prótesis. Actualmente, la versión biónica de la prótesis está siendo probada tanto por pacientes como por montadores experimentados y sin experiencia. «La idea es que sea lo más simple posible para que sea fácil de mantener, fácil de usar y fácil de montar», explica Fajardo.
Su modelo incluye un controlador híbrido que registra la actividad eléctrica producida por los músculos del brazo del usuario (un electromiograma). El paciente puede elegir entre tres tipos diferentes de pinza (bidigital, tridigital y lateral) a través de una pantalla táctil o un control por voz, u optar por entrenar la inteligencia artificial del dispositivo para identificar automáticamente patrones mioeléctricos específicos y ejecutar la operación correspondiente. Fajardo señala: «Buscamos un equilibrio entre funcionalidad, coste y una interfaz fácil de usar para que los pacientes no se vean obligados a pasar por un proceso de entrenamiento como tienen que hacer con otros tipos de prótesis biónicas».
En palabras del vicepresidente ejecutivo y director de operaciones del Banco Interamericano de Desarrollo y miembro del jurado de los premios Innovadores menores de 35 años de Centroamérica 2016, Rafael Anta, el proyecto de Fajardo es «un gran ejemplo de innovación social que demuestra las posibilidades que pueden ofrecer la ingeniería, la informática y el movimiento de código abierto».