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Las pequeñas granjas pueden generar su propia electricidad, reducir costes y preservar el medio ambiente gracias a sus biodigestores personalizados.

«Joaquín Víquez creció en una familia dedicada a la agricultura y aprendió de ellos que «ser productor agrícola es cada vez más difícil». Esto es especialmente cierto a pequeña escala, donde la competencia y las regulaciones locales pueden asfixiar a los agricultores. Por lo tanto, cada pequeña ventaja puede ser decisiva para su negocio, y esto es exactamente lo que Víquez quiere proporcionar a través de su diseño personalizado de biodigestor, que convierte los excrementos del ganado en un biogás que puede ser reutilizado por el agricultor. Gracias a esta propuesta, este joven costarricense ha sido reconocido como uno de los Innovadores menores de 35 años de América Central 2016 por MIT Technology Review, edición española.

La aventura de Víquez comenzó cuando terminó su carrera de ingeniería agrícola y empezó a trabajar con granjas lecheras. Descubrió que los gerentes de las plantas no tenían fácil acceso a tecnologías para gestionar y aprovechar el estiércol. El impacto de esta falta de recursos es que este producto de desecho sigue gestionándose prácticamente de la misma manera que lo ha sido durante siglos, lo cual es ineficiente y perjudicial para el medio ambiente.

Motivado por su familia y la necesidad que había descubierto, Víquez comenzó a trabajar en el diseño de un biodigestor destinado a procesar residuos orgánicos. «Tradicionalmente, las granjas construían pequeños depósitos, pero estos eran frágiles y necesitaban reparaciones constantes», señala el joven costarricense. «Los nuevos materiales permiten ahorrar costes y, al mismo tiempo, hacen que las estructuras sean más duraderas», añade.

En 2009, Víquez fundó Viogaz y, desde entonces, la empresa ha instalado más de 200 biodigestores en granjas pequeñas y medianas, adaptando la instalación a las necesidades de cada cliente. «Para los agricultores, tener un biodigestor significa un aumento de la autosuficiencia», afirma con entusiasmo. «Por ejemplo, una granja lechera puede utilizar biogás para calentar suficiente agua para esterilizar el equipo de ordeño, lo que significa que pueden automatizar el proceso, que antes implicaba una factura de electricidad inaceptable», destaca el joven innovador.

Según sus cálculos, sus biodigestores instalados en Costa Rica, Estados Unidos, Argentina, Chile y Nigeria ya han generado más de ocho millones de metros cúbicos de metano. Esto se traduce en el equivalente a una reducción de emisiones de 9000 toneladas de CO2. Por un lado, este sistema elimina las emisiones de metano generadas por las granjas y, por otro, reduce las emisiones de la quema de madera o combustibles fósiles, que de otro modo sería necesaria para obtener esta energía.

La adopción de esta tecnología «logrará un aprovechamiento más eficiente de los residuos agrícolas, mejorando la productividad de las zonas rurales subdesarrolladas que se beneficiarán del crecimiento que esta [tecnología] hace posible», según el socio gerente de LXG Infrastructure y miembro del jurado de los premios Innovators Under 35 Central America 2016, Mark Hoffmann. En su opinión, «el esfuerzo de Víquez en Viogaz es un excelente ejemplo a seguir».