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Tratamiento integral de la diabetes para comunidades con recursos limitados Informática

¿Beneficio personal o bien común? La respuesta puede parecer sencilla a primera vista, pero no tanto cuando nos afecta personalmente. Este dilema se le presentó a Javier Lozano, un joven ingeniero mexicano que, a pesar de recibir lucrativas ofertas de trabajo tras sus estudios en la Sloan Business School del MIT, decidió regresar a su país natal con un objetivo claro: minimizar el impacto de la diabetes, la principal causa de muerte en México.

Lozano sabía cómo lograr este objetivo, y ese era su incentivo más poderoso. «Cuando uno ve el impacto que su trabajo puede tener en la vida de miles de personas, no hay negocio, trabajo o proyecto en Estados Unidos que pueda dar la misma satisfacción y motivación», dice Lozano. «La experiencia de estudiar en el MIT y en Harvard me ha permitido cambiar radicalmente mi forma de pensar y me ha llevado a pensar en los talentos y capacidades que todos tenemos para ayudar a transformar nuestro país y nuestro mundo», añade el joven innovador.

Aunque Lozano nunca había trabajado en proyectos relacionados con la salud, tras graduarse como ingeniero físico en el Instituto Tecnológico de Monterrey (México), sus estudios en el MIT le permitieron asistir también a clases en la Escuela de Salud Pública de Harvard. ««Allí comencé a involucrarme en proyectos altamente innovadores de salud y diabetes para organizaciones en Boston, Tanzania y Sudáfrica»», dice. Esta experiencia dio lugar a largas conversaciones con Julio Frenk, decano de Harvard y exsecretario de Salud de México, y así nació la idea de crear una red de centros de excelencia en la atención de la diabetes para personas con pocos recursos.

Con este objetivo en mente, regresó a México y en diciembre de 2010 fundó las Clínicas de Azúcar, un modelo de gestión de clínicas de atención integral de bajo coste especializadas en la monitorización y el tratamiento de las complicaciones de la diabetes.

Estas clínicas buscan atraer pacientes para prevenir casos no diagnosticados y facilitar el acceso a un tratamiento adecuado a un precio reducido. Dado que más del 80 por ciento de las muertes relacionadas con la diabetes ocurren en países de ingresos bajos y medios, según la OMS, en gran parte debido a un diagnóstico tardío o inexistente o a la imposibilidad de acceder al tratamiento, una solución como esta podría salvar vidas y mejorar la calidad de vida de miles de personas».