
Baterías más baratas y potentes podrían ayudar a reducir la mortal contaminación del aire en China.
Hui Wu creció en una pequeña y tranquila ciudad en el centro de China. En los años 80, pocas familias tenían televisión (la suya fue una de las afortunadas), y aún menos tenían coche. Su madre iba en bicicleta al hospital donde trabajaba como enfermera. Su padre, profesor de química de secundaria, lo llevaba a clases cuando tenía ocho o nueve años, despertando así su interés por la ciencia y la experimentación.
Tras obtener un doctorado en la prestigiosa Universidad Tsinghua de Pekín, Hui Wu fue a Stanford como investigador postdoctoral, uniéndose al laboratorio de Yi Cui, uno de los principales químicos en baterías del mundo. Sin embargo, cuando su padre enfermó de cáncer de pulmón, Wu decidió regresar a China en 2012 para estar con su familia y tomó un puesto como profesor e investigador en Tsinghua. (Su padre recibió tratamiento en Pekín, pero falleció el año siguiente).
🚗 18 millones
Número de coches vendidos en China en 2013
Wu trabaja con materiales nanoestructurados para mejorar la eficiencia de las baterías. Y siente aún más urgente su misión ahora que está de vuelta en casa, ante los alarmantes niveles de contaminación en las grandes ciudades chinas. Sentado en su oficina en el campus de Tsinghua, junto a un probador de baterías parpadeante, comenta: “Cuando estaba en California, el cielo era siempre de un azul brillante, pero nunca veo cielos así en Pekín.”
Las baterías de mayor duración podrían extender la autonomía de los vehículos eléctricos, lo cual sería parte de la solución al smog de Pekín—las emisiones de vehículos son responsables de aproximadamente un tercio de las partículas finas que ennegrecen los cielos. También podrían mejorar el almacenamiento de energía solar y eólica, haciendo estas tecnologías más accesibles en China.
Las baterías de iones de litio son actualmente las más comunes en electrónica y vehículos eléctricos. Usan iones de litio que se mueven entre los electrodos, siendo el electrodo negativo normalmente de grafito. En teoría, reemplazar el grafito con silicio podría aumentar enormemente la densidad de energía, ofreciendo más duración sin aumentar el peso. Pero el silicio se expande más del 300 % durante la carga, lo que lo hace inestable. Mientras estaba en Stanford, Wu ayudó a resolver este problema encapsulando las diminutas partículas de silicio en un gel polimérico poroso, lo que permite que se expandan sin dañar la estructura.
Wu prefiere los métodos de bajo impacto para sí mismo: vive con su esposa (abogada) y su hijo pequeño en el campus de Tsinghua, y va en bicicleta a su oficina. Aprecia las soluciones prácticas. “No quiero crear un material que solo funcione en el laboratorio”, dice. “Me interesa usar la ciencia para resolver los problemas prácticos de la vida cotidiana.”