
Sus turbinas extraen energía previamente inalcanzable del agua
Año Honorado
2016
Región
Europa
Procedente de
Bélgica
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Aprovechar la energía natural de los flujos de agua no es una idea nueva; los romanos ya utilizaban este método para realizar trabajos útiles. Esta idea ha evolucionado desde esos tiempos antiguos, y hoy en día se construyen grandes infraestructuras para alterar el curso natural de los ríos y generar suficiente electricidad para satisfacer una sexta parte de la demanda mundial. Sin embargo, aún hay aspectos de estos flujos de agua que no se aprovechan, como la energía que se encuentra en los vórtices que se forman dentro de los flujos turbulentos. Para abordar esta oportunidad no aprovechada, Geert Slachmuylders ha desarrollado un nuevo tipo de turbina que puede extraer esta energía, lo que le ha valido ser reconocido como uno de los Innovators Under 35 Bélgica 2016 por MIT Technology Review.
«Todas las turbinas existentes están diseñadas para operar con un sistema de flujo laminar, y para mejorar la eficiencia, se hacen muchos esfuerzos por evitar las turbulencias», explica el joven ingeniero. Su turbina, en contraste, opera bajo las circunstancias opuestas: su diseño genera un vórtice y utiliza la energía cinética «almacenada» en el vórtice para producir electricidad. «La capacidad de esta tecnología para escalar desde tres hasta 150 kilovatios ha sido demostrada, y su tamaño reducido y bajos costos de instalación la hacen adecuada para un modelo de generación eléctrica descentralizada», dice él. Una red de turbinas es capaz de producir la misma cantidad de energía que una pequeña represa, pero sin necesidad de interrumpir el flujo de agua ni inundar el valle.
Durante sus estudios en la universidad, Slachmuylders se hizo amigo de un compañero de clase que vivía en un molino de agua, lo que le motivó a buscar tecnologías que permitieran aprovechar esta energía hidráulica. Este proyecto se convirtió en el tema de su tesis y la semilla de su empresa Turbulent Hydro, que hoy cuenta con instalaciones piloto en Bélgica, aunque es en Chile donde están obteniendo un gran número de clientes interesados en aprovechar la red de riego de canales para producir electricidad.
Cada turbina trabaja con un salto de agua de solo un metro y medio y tiene dos metros de ancho. El diseño es modular, «como Legos», lo que permite que las condiciones de instalación se adapten fácilmente según las necesidades. Las instalaciones suelen costar alrededor de 4,000 euros (aproximadamente 4,500 dólares) por kilovatio, mucho menos que las plantas térmicas o las que queman carbón o petróleo.
«La idea es convertir la sostenibilidad en un negocio atractivo, con una adopción suficiente de la tecnología para tener un impacto significativo», dice Slachmuylders. Según el director ejecutivo de Nawa Technologies y miembro del jurado de los premios Innovators Under 35 Bélgica 2016, Pascal Boulanger, «[Slachmuylders] aporta entusiasmo empresarial y grandes dosis de idealismo» al proyecto.