
Su tratamiento hará que la harina de soja sea más barata, segura y fiable
«Según datos recopilados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la producción mundial de soja supera los 300 millones de toneladas al año. Argentina es el tercer productor mundial, por detrás de Estados Unidos y Brasil. Uno de los principales productos de este cultivo es la harina de soja, que se utiliza principalmente en la alimentación del ganado.
Para que la harina de soja se comercialice, primero debe pasar los controles de salmonela y micotoxinas. Francisco Colombatti ha desarrollado un tratamiento microbiológico que previene el crecimiento tanto de la bacteria como del hongo que producen las micotoxinas. Gracias a este desarrollo, Colombatti ha sido seleccionado como uno de los Innovadores menores de 35 años de Argentina y Uruguay 2016 por MIT Technology Review, edición española.
«El tratamiento consiste en fumigar la harina con una combinación de seis cepas de bacterias no patógenas», explica el joven biotecnólogo argentino. «También fue necesario desarrollar una nueva tecnología específica para este aerosol», añade. Actualmente, Molinos Agro, la empresa para la que trabaja Colombatti, está utilizando este tratamiento en tres millones de toneladas de harina producidas anualmente, y está negociando la concesión de licencias del tratamiento a otros productores.
En la actualidad, el único tratamiento existente para la harina de soja es la aplicación de combinaciones de ácidos orgánicos de cadena corta. «Estas combinaciones son caras, tóxicas, difíciles de aplicar, volátiles y corrosivas», explica Colombatti. El producto desarrollado por este biotecnólogo argentino, en cambio, «es fácil de aplicar, no representa una amenaza para los seres humanos, no es volátil ni corrosivo y tiene un efecto protector sobre la harina que dura más de 90 días».
Las desventajas del método tradicional limitan el uso de la harina, y Colombatti señala que, para reducir costes, «es una práctica común fumigar solo las últimas toneladas de cada envío cargado en los barcos para la exportación, ya que estas son las únicas de las que se tomarán muestras durante la inspección. Son los agricultores, que se enfrentan al riesgo de sufrir pérdidas económicas debido a un brote de salmonela, los que más sufren».
Según el director del Polo Tecnológico de Pando (Uruguay) y miembro del jurado de los Innovadores menores de 35 años de Argentina y Uruguay 2016, Fernando Amestoy, Colombatti «muestra un gran mérito innovador». Amestoy valora el trabajo de este joven argentino, cuyo impacto trascenderá en beneficio de su empresa al abordar «problemas relevantes para el sector productivo».