
Su diminuto robot examina el colon en busca de regiones cancerosas y las elimina, evitando la necesidad de una segunda intervención
«El sistema digestivo está detrás del 40 % de las muertes relacionadas con el cáncer en Chile. El cáncer de intestino es el segundo cáncer más mortal, después del cáncer de estómago, y las posibilidades de supervivencia de los millones de pacientes en todo el mundo dependen en gran medida de un diagnóstico precoz. La detección de estas formas de cáncer implica una colonoscopia, en la que se inserta un tubo flexible a través del recto con una pequeña cámara llamada endoscopio. Un profesional médico experto visualiza las imágenes capturadas durante el procedimiento e intenta identificar anomalías. El problema es que durante las primeras etapas, una de las lesiones reveladoras de este tipo de cáncer es pequeña y plana, lo que dificulta su detección a simple vista. «Casi la mitad de estas lesiones pasan desapercibidas y, como consecuencia, una de cada cinco colonoscopias no detecta lesiones precancerosas», explica el médico chileno Fernando Ávila.
Ávila ha desarrollado un dispositivo robótico llamado EndoDrone que mejora las posibilidades de detección incluso de los cánceres más esquivos. El mismo dispositivo también es capaz de extirpar quirúrgicamente las zonas afectadas sin someter al paciente a un segundo procedimiento. Gracias a este avance, Ávila, que también tiene un máster en Robótica Médica e Intervenciones Guiadas por Imágenes por el Imperial College de Londres (Reino Unido), ha sido seleccionado como uno de los Innovadores menores de 35 años de Chile 2016 por MIT Technology Review, edición española.
El EndoDrone es un accesorio que se adapta fácilmente a cualquier endoscopio existente. El enfoque de Ávila consistió en utilizar el endoscopio, una vez dentro del colon del paciente, como una vía de tren sobre la que viajar. El dispositivo incluye ocho sensores de bajo coste que giran sobre su propio eje. Una vez que el EndoDrone ha avanzado hasta el extremo del endoscopio, abre sus sensores como un paraguas y comienza a retroceder, rotando y mapeando el tejido interno del colon, milímetro a milímetro. El uso del endoscopio como guía permite al profesional médico navegar más fácilmente por el aparato a través del tracto digestivo.
Los sensores del EndoDrone son muy sencillos: solo unos pocos filamentos de fibras ópticas que iluminan el tejido. Los fotones penetran en las múltiples capas de tejido, rebotan y regresan al aparato, donde son detectados por las fibras ópticas. De esta manera, Ávila obtiene una «firma óptica», o en otras palabras, «una medida de cómo algunos colores reflejan más que otros dentro del tejido». Esta información permite al equipo médico reconstruir un mapa detallado y tridimensional del interior del órgano, a través de técnicas de inteligencia artificial, que resalta las áreas sospechosas. «La simplicidad del sensor no es un factor limitante si tienes una forma inteligente de moverlo», explica el joven médico.
Una vez detectadas estas zonas sospechosas, el médico puede mover el endoscopio hasta ellas, obtener una muestra del tejido precanceroso (para enviarla a analizar) o extirpar el tejido en el acto, sin necesidad de un segundo procedimiento, utilizando un instrumento de resección integrado en el endoscopio.
Otras técnicas de diagnóstico, como los análisis de sangre y de heces (que pueden identificar biomarcadores) y las cápsulas endoscópicas, que el paciente traga para capturar imágenes a medida que pasan por el tracto digestivo, llevan al paciente a someterse a una colonoscopia para extraer el tejido problemático. Con el dispositivo de Ávila, todo esto podría lograrse de una sola vez, reduciendo costes, ahorrando tiempo y eliminando inconvenientes para el paciente y el médico.
«En Chile, tenemos un déficit de 5500 especialistas en endoscopia, que necesitaríamos para ejecutar un programa real de prevención del cáncer de colon», señala Ávila. En el futuro, gracias a su dispositivo, tal vez no se requiera personal especializado para la detección: una enfermera o un auxiliar de enfermería podrían manejar fácilmente un EndoDrone. También podría utilizarse para detectar el cáncer de esófago, una zona que Ávila considera más fácil de explorar, ya que el esófago es un conducto corporal sin pliegues».