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Las comunidades aisladas pueden acceder a una energía más barata y sostenible gracias a su sistema hidráulico.

«El acceso a un suministro energético estable y asequible es un factor clave para el desarrollo económico. Sin embargo, más de 1200 millones de personas viven sin este acceso, especialmente en las zonas rurales, donde el 80 % de la población carece de acceso a una red eléctrica, según datos de la Agencia Internacional de la Energía.

Además, la electricidad en Chile tiene «una de las escalas de precios más caras del mundo». Y en las zonas rurales, el sobrecoste de la transmisión eléctrica puede hacer que los precios suban «hasta un 200 %», explica el ingeniero civil Emilio de la Jara. Para ayudar a abordar el problema de la intermitencia y los elevados costes energéticos, este joven innovador chileno ha diseñado un novedoso sistema de turbinas para suministrar energía en estas zonas. Su propuesta ha llevado a la inclusión de De la Jara en los premios Innovadores menores de 35 años de Chile 2016 de la edición española de MIT Technology Review.

De la Jara es el director ejecutivo de Capta Hydro (anteriormente Orbital Stream Energy), la empresa que desarrolla y comercializa los sistemas que ha diseñado para aprovechar la energía cinética que fluye a través de ríos y canales de riego. Sus turbinas generan electricidad a pequeña escala en zonas fuera de la red de distribución convencional, y que pueden ser utilizadas por empresas agrícolas situadas cerca de estos canales.

El primer producto de Capta Hydro es un sistema hidrocinético compuesto por una base que puede albergar entre una y tres turbinas de medio metro de ancho. El canal de riego debe tener 0,6 metros de ancho y al menos la misma profundidad, con un caudal de 1,5 metros por segundo para poder albergar este sistema, que puede funcionar a diferentes profundidades y velocidades, y genera entre cinco kW y 100 kW por turbina instalada. Esta es energía suficiente para abastecer proyectos de riego en zonas aisladas, granjas, hogares y viñedos.

La ventaja del sistema de De la Jara radica en su diseño, que es capaz de convertir parte de la energía potencial en energía cinética sin modificar el canal, lo que «aumenta en gran medida la velocidad local alrededor de las palas de la turbina, aumentando la cantidad de energía extraíble», explica De la Jara. Un programa de software que él diseñó también optimiza el rendimiento del rotor de la turbina en diversas circunstancias, lo que «maximiza la potencia de salida y evita la cavitación».

Tras múltiples pruebas con prototipos de turbinas anteriores, Capta Hydro está organizando actualmente más pruebas en el Canal de Chile en conjunto con la Asociación de Canal de Maipo y Eléctrica Puntilla. Estas pruebas tendrán como objetivo confirmar el rendimiento de uno de los rotores que se instalará en septiembre en un canal en el estado chileno de Valparaíso, explica De la Jara. Allí instalarán tres turbinas paralelas para generar 21,5 kW de potencia. También están simulando en el laboratorio las condiciones locales que tendrá que soportar el equipo de medición de potencia de su tecnología.

La inversión en este sistema puede amortizarse en solo tres meses en los canales de riego más comunes, que están revestidos de hormigón y tienen una velocidad de flujo de alrededor de 1,5 metros por segundo, según el creador del sistema. El joven ingeniero civil afirma que «generar 50 kW en zonas aisladas es mucha energía y mucho más barato que generar la misma potencia con tecnologías basadas en la energía solar o el diésel».

Según la Ley de Generación Distribuida, en vigor en Chile desde 2014, un cliente con sistemas de generación de energía residencial (de hasta 100 kW) basados en fuentes de energía renovables puede devolver su exceso de energía a la red. El modelo de Capta Hydro aprovecha esta posibilidad. En la fase inicial, esperan vender electricidad a asociaciones de canales y pequeños agricultores a nivel local, sin exigirles que inviertan en las turbinas. De la Jara explica esta oferta comercial: «Cobramos una tarifa mensual y vendemos el exceso de energía a la red y a los agricultores, que la compran más barata que los precios que pagan ahora».

Procesos como el riego de cultivos, que tienen grandes necesidades energéticas, pueden representar hasta el 60 % de los costes del sector agrícola en Chile, señala De la Jara. Y mientras que en Santiago los consumidores pagan alrededor de 0,14 euros por kWh, en Negrete el coste se dispara a 0,3 euros por kWh, más del doble. Soluciones como la de De la Jara fomentarían la competencia en todo el sector, incluso en las regiones más aisladas».