
Una startup llamada Kaggle intenta llevar a gente inteligente a problemas enrevesados.
Anthony Goldbloom había sido analista de datos cuando fundó Kaggle, una startup que ayuda a las empresas a externalizar problemas complejos a expertos en datos como él. Sin embargo, cuando lanzó Kaggle, no se basó en ningún dato. Simplemente supuso que funcionaría.
En 2008, Goldbloom se estaba tomando un descanso de su trabajo como analista en el Tesoro australiano. Hacía unas prácticas como redactor en The Economist en Londres—un puesto que consiguió al ganar un concurso de ensayos. Mientras trabajaba en un reportaje sobre modelos predictivos, habló con personas de grandes empresas que le contaban lo difícil que les resultaba dar sentido a los datos que habían recopilado. Muchas empresas ni siquiera contaban con alguien que supiera hacerlo.
110.000 dólares
Sueldo inicial habitual de un científico de datos en Silicon Valley
Eso le dio a Goldbloom la idea: crearía una página web donde los científicos de datos pudieran competir en su tiempo libre para ganar dinero resolviendo ese tipo de problemas para empresas. No sabía mucho de programación, así que aprendió por su cuenta y construyó la página web en su dormitorio en Melbourne, Australia.
El sitio se lanzó en 2010 con un concurso que el propio Goldbloom ideó y patrocinó: 1.000 dólares para quien pudiera predecir con mayor precisión cómo votarían los países en el festival anual de Eurovisión. La BBC se hizo eco de la historia, al igual que el sitio de noticias tecnológicas Slashdot, lo que ayudó a Goldbloom a captar la atención de instituciones como la Universidad de Pensilvania y la NASA. La aseguradora Allstate ofreció 6.000 dólares a quien pudiera desarrollar un algoritmo para predecir los pagos por responsabilidad corporal derivados de accidentes que involucraran ciertos tipos de coches. Un consultor actuarial en Australia ganó ese premio.
A medida que más empresas empezaban a proponer retos, más entusiastas de los datos se unían a Kaggle para optar a esas oportunidades. Ahora la base de usuarios supera los 100.000, lo suficientemente grande como para ofrecer a la empresa otra fuente de ingresos: por una tarifa, Kaggle pone en contacto a las empresas con los mejores participantes.
“Si miras el mundo profesional, no se me ocurre otro mercado laboral que sea verdaderamente meritocrático”, dice Goldbloom. “Eso es lo que intentamos crear: cuanto mejor eres, más ganas, más trabajo consigues.”