Una aplicación de Android que mide la presión atmosférica proporciona esos datos distribuidos a científicos que estudian como mejorar las predicciones meteorológicas.
La aplicación, llamada PressureNet, pone de relieve el potencial de la distribución de sensores usando aparatos móviles y demuestra cómo los sofisticados sensores presentes en los teléfonos inteligentes modernos se podrían aprovechar para la investigación. Esta aplicación la lanzaron a finales de 2011 Jacob Sheehy, desarrollador de software para Flighthub.com, y Phil Jones, diseñador Web independiente que se habían hecho amigos siendo estudiantes en la Universidad Concordia de Montreal (Canadá).
Los sensores de presión atmosférica son exclusivos de los teléfonos Android, aunque no todos los tienen. Google añadió la capacidad para medir presión a su sistema operativo porque los datos pueden servir para mejorar la localización. Aunque PressureNet no es la única aplicación para Android que muestra información sobre la presión a los usuarios, sus creadores creen que es la única que recoge los datos y los comparte.
Y resulta que estos datos sobre presión provenientes de usuarios normales de teléfono podrían ser útiles en términos científicos. El año pasado Cliff Mass, investigador atmosférico de la Universidad de Washington (EE.UU.) se puso en contacto con Sheehy y Jones, emocionado por la posibilidad de incorporar los datos a modelos climáticos. Mass espera que un gran volumen de datos sobre presión atmosférica pueda servir a los investigadores para predecir mejor dónde y cuándo se producirán eventos climatológicos de gravedad como tormentas y tornados.
Pero Sheehy y Jones no estaban preparados del todo para compartir los datos. Para empezar, no habían perdido permiso a los usuarios.
La semana pasada lanzaron una actualización de la aplicación que presenta a los usuarios una ventana en la que se explica que la aplicación recoge la hora, la localización del teléfono y la presión atmosférica. «Solo compartiremos estos datos si así lo deseas, pero recuerda que limitar esta posibilidad limita nuestra capacidad para ayudar a los científicos a mejorar las predicciones meteorológicas», añade. Por defecto, PressureNet permite compartir los datos con Sheehy y Jones, con investigadores universitarios y con servicios meteorológicos comerciales, pero los usuarios pueden decidir no compartir sus datos con ninguno de ellos o solo con algún subconjunto de entre estos grupos.
Sheehy y Jones también han desarrollado una forma de compartir los datos en vivo. Su objetivo es lanzar un sitio web donde los investigadores y hombres del tiempo podrán descargar el API de PressureNet -pagando- y empezar a usarlo para acceder a la fuente de datos.
Por ahora han abierto un canal con Mass, que está ayudando a probarlo. «Estamos asegurándonos de que todo funciona y estamos arreglando los contratiempos que surgen», afirma Sheehy. Mass planea trabajar con sus alumnos para analizar y calibrar los datos antes de integrarlos en modelos.
Sheehy y Jones también están dilucidando cuánto cobrar por los datos. Pueden cobrar menos por actualizaciones menos frecuentes o a los usuarios que solo quieren los datos de una zona geográfica pequeña.
Desde que se supo que Sheehy y Jones estaban recogiendo estos datos y querían compartirlos, han recibido algunas peticiones interesantes. Una de ellas de un investigador en Alemania que estudia distintos tipos de terreno y quiere correlacionar la presión atmosférica con la humedad del suelo. Otra de un meteorólogo del canal de noticias News 12 de Brooklyn (EE.UU.) que quiere acceder a los datos en vivo de su área para mejorar sus predicciones.
Sin embargo, los desarrolladores aún tienen que superar un obstáculo importante antes de que los datos sean realmente útiles: aumentar las descargas. Unas 18.000 personas en todo el mundo tienen la aplicación y generan unos 6.000 datos por hora.
Mass afirma que los datos serían realmente útiles si estuvieran contribuyendo millones de personas. Si ese es el caso, a PressureNet le queda un largo camino que recorrer.