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Perú se enfrenta al reto de avanzar en un proceso de descarbonización que ayude a reducir las emisiones a la atmósfera y a alcanzar la neutralidad climática. Jaime Fernández-Cuesta, CEO de Repsol Perú, analiza cómo se está abordando esta transición y el papel en este proceso de su compañía, que cumple 30 años de operaciones en el país.

Perú tiene una posición destacada en el campo de la transición energética: solo representa el 0,42% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, según un informe del Ministerio del Ambiente (MINAM). Para Jaime Fernández-Cuesta, CEO de Repsol Perú, un factor clave para reducir la huella climática de la región ha sido el gas natural. En concreto, el proyecto Camisea. Este ha permitido reemplazar energías con más emisiones de carbono y disminuir en un 15% las emisiones del país.

Sin embargo, la descarbonización no es un camino sencillo. Perú se ha comprometido a alcanzar la neutralidad de carbono para 2050, un objetivo que exige reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero. Como señala Naciones Unidas, esto implica disminuirlas al mínimo posible para acercarse a un nivel de emisiones netas nulas. Para lograrlo, será necesario implementar una serie de medidas que maximicen su impacto positivo mientras minimizan los costes sociales y económicos.

El reto de la electrificación

El reto de la electrificación en Perú y América Latina es complejo. Si bien la electrificación del transporte y la industria es una tendencia global, Fernández-Cuesta advierte de que esta no puede ser la única solución: «Para cumplir el compromiso de descarbonizar nuestra sociedad, necesitamos emplear todas las soluciones a nuestro alcance. La electrificación del transporte no se hará de un día para otro y en sectores como el transporte pesado, la aviación o el transporte marítimo la electrificación no es una solución viable comercial ni tecnológicamente en el corto o medio plazo. Por ello, combustibles líquidos, gas natural y combustibles renovables seguirán siendo clave en la matriz energética».

Además, plantea una reflexión sobre la realidad económica de la movilidad eléctrica en el país: «¿Cuántos peruanos pueden adquirir un vehículo eléctrico por encima de los 20,000 dólares? ¿Puede el Estado subsidiar el cambio de flota y la infraestructura necesaria para su operatividad?». Desde su perspectiva, la transición debe considerar un balance entre innovación, sostenibilidad y asequibilidad.

La importancia de la seguridad energética

Uno de los mayores desafíos en la transición energética es garantizar la seguridad del suministro mientras se reducen las emisiones. En este sentido, Repsol Perú, que en 2025 cumple 30 años de operaciones en el país, ha realizado durante estas tres décadas inversiones significativas en la modernización de la Refinería La Pampilla, con una inversión de 1.800 millones de dólares que la ha convertido en un referente tecnológico y operativo.

Una de las iniciativas recientes más destacadas es la ampliación en un 20% de la capacidad de producción de gasolinas de bajo azufre. Así, se reduce la dependencia de las importaciones y las emisiones de carbono asociadas al transporte de estos combustibles. Este tipo de medidas no solo fortalecen la seguridad energética del país, sino que también contribuyen a la reducción de su huella climática.

El papel de la innovación y la digitalización

Asimismo, Fernández-Cuesta destaca que la innovación tecnológica tendrá un papel crucial en la eficiencia energética: «La digitalización, la inteligencia artificial y otras tecnologías emergentes permiten optimizar procesos industriales, logrando reducciones significativas en emisiones sin requerir grandes inversiones de capital».

En este sentido, Repsol ya está implementando soluciones de energía renovable en sus operaciones. Varias estaciones de servicio cuentan con paneles solares y, a partir del 2025, la empresa reemplazará una de las principales turbinas a vapor en la refinería de La Pampilla por un motor eléctrico alimentado por energía renovable. En comparación con el nivel que registraban sus operaciones en el 2017, la refinería de Repsol redujo sus emisiones de dióxido de carbono (CO2) en más de 189.000 toneladas, una disminución equivalente a lo generado por más 120 mil autos medianos al año.

Biocombustibles e hidrógeno como soluciones

Los biocombustibles avanzados se perfilan como una de las opciones más prometedoras en la transición energética. En la península ibérica, Repsol ya produce combustibles renovables a partir de residuos orgánicos que permiten reducir hasta un 90% las emisiones en comparación con los tradicionales. La posibilidad de implementar esta tecnología en Perú representa una gran oportunidad para la descarbonización sin generar gastos adicionales para el consumidor.

En cuanto al hidrógeno, la compañía está en una etapa de investigación y desarrollo, evaluando su aplicabilidad en el mercado peruano. Si bien su implementación a gran escala aún enfrenta desafíos tecnológicos y económicos, se considera una solución clave para la transición en sectores difíciles de electrificar.

La regulación y la cooperación público-privada

El marco regulatorio juega un papel fundamental en el avance de la transición energética. Fernández-Cuesta destaca la necesidad de políticas que incentiven la reducción de emisiones sin restringir tecnológicamente las opciones disponibles: «En Europa, la regulación se ha centrado en limitar ciertas tecnologías en vez de impulsar incentivos para la reducción de emisiones sin imponer restricciones tecnológicas. Perú debe buscar una política propia que equilibre objetivos climáticos y crecimiento económico».

En este sentido, Repsol colabora con el Estado, el sector privado y la academia para promover soluciones energéticas eficientes y sostenibles. La reciente inauguración de su primera electrolinera en Lima es un ejemplo de su compromiso con la diversificación energética.

El camino hacia la descarbonización en Perú exige combinar tecnologías, regulaciones inteligentes y un enfoque que garantice tanto seguridad del suministro como la energía asequible. Con inversiones en biocombustibles, gas natural y digitalización, Repsol Perú busca liderar esta transición de manera sostenible y eficiente.