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Los científicos de la extinción dicen que estos ‘ratones lanudos’ editados por el gen son un paso hacia los mamuts lanudos

Pequeños, esponjosos y adorables, estos ratones representan, según sus creadores, un hito en la lucha contra la extinción. Han sido modificados genéticamente para compartir ciertas características con los mamuts lanudos, un avance que podría acercar a la ciencia a la resurrección de estos gigantes que recorrieron la tundra hace miles de años.

“Es un hallazgo muy importante”, afirma Beth Shapiro, directora científica de Colossal Biosciences, empresa responsable del proyecto. Los científicos de Colossal llevan cuatro años, desde que se fundó la compañía, trabajando en la “desextinción” del mamut lanudo. Ahora, Shapiro y su equipo han demostrado que pueden crear animales sanos con características similares.

«El ratón lanudo colosal representa un hito en nuestra misión de desextinción. Este logro nos acerca un paso más a nuestro objetivo de devolver a la vida al mamut lanudo«, afirma Ben Lamm, cofundador de la empresa, en un comunicado.

Los investigadores de Colossal aseguran que su objetivo no es recrear un mamut lanudo en su totalidad, sino lograr lo que llaman “desextinción funcional”. Esto significa desarrollar un elefante con rasgos similares al mamut que pueda sobrevivir en un entorno parecido y desempeñar su antiguo papel en el ecosistema. Shapiro y su equipo esperan que este “elefante adaptado al Ártico” contribuya a hacer el ecosistema más resistente al cambio climático, por ejemplo, ayudando a dispersar semillas de plantas.

Sin embargo, algunos expertos se muestran escépticos. Incluso si se lograra crear mamuts lanudos, o algo similar, no hay garantías de que su presencia beneficie al ecosistema, advierte Kevin Daly, paleogenetista del University College y del Trinity College de Dublín (Irlanda). “Es una visión demasiado optimista sobre el posible impacto ecológico de reintroducir mamuts, incluso si todo sale según lo previsto. Sería muy arrogante pensar que podemos prever con total certeza cómo afectaría al entorno la llegada de una especie como el mamut, señala el experto.

Ratones y mamuts

Se ha recuperado ADN de mamuts lanudos a partir de restos liofilizados de animales que vivieron hace decenas de miles de años. Shapiro y su equipo planean modificar los genomas de los elefantes actuales para hacerlos más similares a los de los antiguos mamuts, con la esperanza de que los ejemplares resultantes se asemejen físicamente y en su comportamiento a sus ancestros.

Antes de trabajar con elefantes, Shapiro quiere asegurarse de que estas modificaciones son efectivas y seguras en ratones. Después de todo, los elefantes asiáticos, parientes cercanos de los mamuts lanudos, están en peligro de extinción. Además, su periodo de gestación es de 22 meses y esto provoca que la investigación sea lenta y costosa. En cambio, los ratones tienen un ciclo de gestación de solo 20 días y, según Shapiro, esto acelera considerablemente el proceso.

Empezar en ratones tiene otras ventajas. Los científicos llevan décadas estudiando de cerca la genética de estos roedores. Shapiro y sus compañeros pudieron buscar genes que ya se habían relacionado con el pelaje ondulado, largo y claro, así como con el metabolismo de los lípidos. Hicieron una lista de esos genes que también estaban presentes en los mamuts lanudos, pero no en los elefantes.

El equipo identificó 10 genes diana en total. Todos eran genes de ratón, pero se pensaba que estaban relacionados con rasgos propios de los mamuts. «No podemos simplemente poner un gen de mamut en un ratón. Hay 200 millones de años de divergencia evolutiva entre ellos», dice Shapiro.

A continuación, Shapiro y sus compañeros llevaron a cabo una serie de experimentos en los que utilizaron CRISPR y otras técnicas de edición genética para modificar estos genes en grupos de ratones. En algunos casos, el equipo alteró directamente los genomas de embriones de ratón antes de transferirlos a madres sustitutas. En otros casos, editaron células e inyectaron las células editadas resultantes en embriones en fase inicial antes de implantarlos en otras madres de alquiler.

En total, nacieron 34 cachorros, cada uno con un número variable de ediciones genéticas, según el enfoque utilizado. Todos parecen estar sanos, afirma Shapiro. Ella y su equipo publicarán su trabajo en el servidor de preimpresión bioRxiv, aunque aún no ha sido revisado por pares.

«Es una prueba de concepto importante para la reintroducción de variantes genéticas extintas en grupos de animales vivos”, afirma Linus Girdland Flink, especialista en ADN antiguo de la Universidad de Aberdeen (Escocia). Aunque no participa en el proyecto, apoya la idea de la desextinción

Los ratones son definitivamente lanudos, pero el equipo aún no sabe si podrían sobrevivir en los fríos y duros climas en los que vivían los mamuts. Durante el próximo año, Shapiro y su equipo investigarán si las modificaciones genéticas van más allá de darles un aspecto llamativo. Alimentarán a los ratones con diferentes dietas y los someterán a diversas temperaturas en el laboratorio para ver cómo responden.

De vuelta del abismo

Representantes de Colossal han anunciado que planean crear un mamut lanudo para 2027 o 2028. Por el momento, el equipo está evaluando 85 genes de interés. “Seguimos trabajando para elaborar la lista definitiva”, comenta Shapiro. El animal resultante debería tener colmillos, una cabeza grande y músculos fuertes en el cuello.

Dado el largo periodo de gestación del animal, cumplir con el plazo de 2028 requeriría implantar un embrión editado en una madre de alquiler elefante el próximo año. Shapiro asegura que el equipo va “por buen camino” para lograr este objetivo, pero aclara que “hay 22 meses de biología que realmente están fuera de nuestro control.”

Ese plazo, sin duda, es optimista. La fecha prevista ya se ha retrasado un año, y la empresa inicialmente esperaba haber resucitado al tilacino para 2025. Kevin Daly, que no participa en el estudio, opina que el nacimiento de un mamut lanudo está más cerca de la próxima década. En cualquier caso, si finalmente el proyecto tiene éxito, el animal resultante no será 100% mamut: será uno nuevo y es imposible predecir cómo se comportará e interactuará con su entorno.

“Cuando ves Parque Jurásico, ves a los dinosaurios tal como imaginamos que habrían sido y cómo podrían haber interactuado entre sí en el pasado, pero en realidad la biología es increíblemente compleja«, comenta Daly. El comportamiento de un animal depende de muchos factores, desde el entorno del embrión y los microbios con los que entra en contacto al nacer hasta sus interacciones sociales. “Todas esas cosas estarán ausentes en un animal extinguido”, añade el paleogenetista.

También es difícil predecir cómo responderemos ante un mamut lanudo. «Tal vez los tratemos como atracciones turísticas y arruinemos los beneficios ecológicos que puedan tener», plantea Daly. De hecho, el director de conservación de especies de Colossal declaró a MIT Technology Review en 2022 que la empresa podría llegar a vender entradas para ver a sus animales extinguidos.

El equipo de Colossal también trabaja en proyectos para prevenir la extinción del dodo y el tilacino. Asimismo, los miembros del equipo están interesados en utilizar la biotecnología para ayudar a conservar especies actuales en peligro de extinción. Cuando una especie disminuye, su acervo genético puede reducirse. Este ha sido el caso de la paloma rosa, un pariente del dodo que habita en Mauricio. Se cree que la población de palomas rosas ha descendido a solo unos 10 ejemplares durante el último siglo.

La falta de diversidad genética puede hacer que una especie sea más vulnerable a las enfermedades. Shapiro y su equipo están buscando mayor diversidad genética en el ADN de especímenes de museo, con la esperanza de poder “editar la diversidad” de vuelta al genoma de las aves actuales.

Shapiro está especialmente interesada en el trepador hawaiano. “Estos pájaros están en peligro de extinción porque nosotros, los humanos, introdujimos la malaria aviar en su hábitat y no tienen forma de combatirla. Si encontráramos una manera de ayudarlos a resistir la malaria aviar, tendrían una oportunidad de sobrevivir”, asegura.

Girdland Flink, de la Universidad de Aberdeen (Escocia), está más interesado en los cerdos. Según afirma, los cerdos de granja han perdido mucha diversidad genética. “La ascendencia genética de los cerdos modernos no se parece en nada a la de los primeros cerdos domesticados”, recalca. Los cerdos son vulnerables a muchas cepas víricas y se consideran “incubadoras víricas”. Así, la búsqueda de variantes genéticas extintas y beneficiosas en el genoma de restos porcinos antiguos podría ayudar a los cerdos actuales a ser más resistentes a las enfermedades.

«El pasado es un recurso que puede aprovecharse», mantiene Flink.