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El panorama de la innovación en América Latina ha mostrado un dinamismo creciente en la última década, con un aumento en la actividad de startups, la apertura de fondos de inversión y un mayor compromiso de las universidades. El flujo de capital de riesgo en América Latina ($2.3 mil millones en 2024) aún está lejos de las cifras de Estados Unidos ($144.2 mil millones) y Europa ($72.5 mil millones) – experimentando una recalibración tras el pico de 2021 pero manteniendo niveles superiores a los pre-pandemia según datos de asociaciones como LAVCA –, pero el ecosistema está en expansión.
En este contexto, Monterrey (México) está apostando fuerte por consolidarse como un referente de innovación en América Latina gracias a su binomio como polo industrial y referencia académica. Cuenta con gigantes empresariales como Cemex y Femsa, y con una institución académica de prestigio internacional como el Tecnológico de Monterrey, que le brindan las oportunidades para situarse a la vanguardia de la innovación. Sin embargo, la coordinación y la colaboración en el ecosistema es un desafío constante.
Para solventarlo, surge el Distrito de Innovación de Monterrey, una iniciativa estratégica impulsada por el Tecnológico de Monterrey, que busca potenciar la investigación aplicada y el desarrollo tecnológico, además de tejer una red sólida entre academia, industria, emprendedores, gobierno e inversionistas. En esta entrevista con MIT Technology Review en español, Edgar Muñiz, director del Distrito de Innovación de Monterrey, comparte su visión del ecosistema y los retos que enfrenta
¿Qué es exactamente un distrito de innovación y cuál es el propósito específico del que se está desarrollando en Monterrey?
Un distrito de innovación es un espacio geográfico delimitado que aspira a concentrar talento diverso: investigadores, emprendedores, áreas de I+D de empresas, inversionistas, gobierno, academia y la sociedad circundante. El objetivo es que esta alta concentración de talento codiseñe y desarrolle soluciones para problemas complejos. Es fundamental que estos distritos tengan una especialización o vocación clara y una gobernanza representativa de todos los actores involucrados. Buscan ser plataformas donde se generen proyectos puntuales y se conviertan en un referente que atraiga a otros actores clave.
En específico, definimos al Distrito de Innovación Monterrey como un espacio territorial con altas concentraciones de talento, donde se vive y se impulsa la creatividad, el conocimiento y la colaboración en diversas disciplinas, con un enfoque en innovación, investigación y emprendimiento de base tecnológica. En este caso, cuenta con dos edificios ancla: actualmente con EXPEDITION FEMSA, el catalizador de la innovación desde la investigación aplicada, y en 2026 inauguraremos el HUB de Innovación y Emprendimiento Eduardo Garza T.
Monterrey tiene grandes empresas, academia de prestigio, y talento ¿En qué punto se encuentra el Distrito para integrar estos elementos y qué pasos siguen?
Estamos en una fase crucial de conformación de nuestra gobernanza para que sea verdaderamente representativa. Además, estamos codiseñando la plataforma operativa del Distrito para conectar con otros polos de innovación dentro del mismo ecosistema de Monterrey. Si bien la ciudad es muy pujante, históricamente muchas iniciativas han trabajado de forma aislada. Hemos aprendido que la colaboración no surge espontáneamente, sino que se diseña: se diseñan las conexiones de valor y los intercambios. Un elemento clave son los emprendedores con start-ups de base científico-tecnológica, que aportan soluciones a los retos del distrito. Reconocemos que cada actor tiene un rol y que una apuesta como esta requiere la colaboración de múltiples instituciones – universidades, gobierno estatal y municipal – y apuestas claras y puntuales para potenciar la investigación aplicada orientada a resolver problemas reales.
Si tenemos en cuenta el estado actual del ecosistema de innovación en América Latina, que está en crecimiento, pero todavía madurando, ¿cómo puede el Distrito de Innovación de Monterrey actuar como un catalizador para la región?
Nuestra apuesta por los distritos está conectada a la estrategia de investigación del Tecnológico de Monterrey para 2030, que busca potenciar la investigación aplicada anclándola en estos espacios físicos para generar soluciones tangibles. Reconocemos los retos del contexto latinoamericano, pero también su enorme potencial. Si bien cada ciudad y distrito tiene sus particularidades – Monterrey y Ciudad de México, nuestros dos distritos actuales, tienen especializaciones claras, pero también se conectan –, vemos oportunidades para generar proyectos colaborativos con socios y universidades de toda la región.
Hemos entendido que cada distrito es único. No podemos aspirar a replicar modelos como Cambridge o Cortex directamente ya que eso requiere un proceso de madurez de 15 a 20 años. Debemos entender nuestras propias capacidades y definir qué rol podemos jugar, sabiendo que no tenemos todo ese tiempo para esperar resultados.
¿Cuál es el papel específico que juegan las empresas privadas dentro del Distrito y qué buscan obtener de ellas?
Es un papel fundamental. Primero, para la sostenibilidad financiera del distrito: no podemos depender exclusivamente de una institución académica a largo plazo. Las empresas aportan financiación y proyectos de investigación basados en sus necesidades reales, que buscan soluciones útiles y acceso a talento – tenemos cerca de 20.000 estudiantes en el campus. Además, ven al distrito como un espacio propicio para colaborar no solo con el Tecnológico, sino también con otras universidades y entidades a través de consorcios u otras iniciativas, algo que surge de manera natural. Empresas como Cemex o Xignux ya están apostando por el distrito porque ven una puerta de entrada a un ecosistema de I+D+i, cada una con intereses específicos.
¿Cuáles son los principales retos que enfrenta el Distrito de Innovación de Monterrey en este momento?
Un reto inmediato es concretar el co-diseño y la conexión efectiva con otros hubs. Otro gran desafío es la financiación y la sostenibilidad a largo plazo, especialmente en un contexto donde el acceso a fondos gubernamentales para investigación se ha vuelto más complejo. Estamos buscando mecanismos para atraer proyectos internacionales, pero sigue siendo un reto. También necesitamos fortalecer la atracción de talento emprendedor de base científico-tecnológico y de otros actores habilitadores como aceleradoras e incubadoras, tanto locales como internacionales, para que vean al distrito como una plataforma para potenciar sus actividades y decidan concentrar capacidades aquí. A largo plazo, el gran reto es cumplir nuestros indicadores clave: generar empleos intensivos en conocimiento (aspiramos a unos 16.000 para considerarlo maduro), cuadruplicar patentes generadas en el ecosistema del distrito y atraer o crear unas 600 startups de base científico-tecnológica. Son metas ambiciosas que requieren la conjunción de muchos actores.
¿En qué áreas tecnológicas o de conocimiento se está especializando el Distrito de Monterrey?
Tenemos tres áreas principales de enfoque. La primera es la innovación educativa, aprovechando nuestra experiencia para desarrollar soluciones en este ámbito. La segunda es la salud, con una vertical muy clara en Obesidad y las enfermedades y condiciones asociadas, apoyándonos en nuestro Instituto de Investigación para la Obesidad. Y la tercera engloba materiales avanzados e industria 4.0, con un fuerte componente de sostenibilidad, abordando temas críticos como agua, calidad del aire, movilidad y energía.
Si nos reuniéramos de nuevo en 10 o 15 años, ¿qué le gustaría que este artículo contara sobre el Distrito de Innovación de Monterrey?
Me encantaría leer cómo el distrito ha mejorado tangiblemente la calidad de vida de las personas en su entorno. Que se visualice un cambio positivo porque empresas globales han decidido anclarse aquí para crear iniciativas de innovación e investigación. Que contemos con fondos de inversión activos en el ecosistema. Que la comunidad de investigadores de todas las universidades sea dinámica, colaborativa y capaz de comunicar la ciencia de forma accesible, haciendo del distrito un entorno democratizado, inclusivo y vibrante. Que visitar el Distrito de Innovación sea una parada obligada en Monterrey, reconociendo que el Tecnológico sentó las bases de algo que es de todos. Y fundamentalmente, que los emprendedores se sientan acompañados y encuentren aquí lo necesario para cada etapa de su desarrollo. Esperaría que hayamos resuelto retos importantes en primera infancia, salud (obesidad), sostenibilidad (agua) y que hayamos incidido en políticas públicas para beneficiar a miles o millones de personas.