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China, que posee la mayor cantidad de usuarios de internet de cualquier país del mundo, ha publicado su primer libro blanco gubernamental, y en él se recoge una estrategia de internet global—una que defiende el crecimiento de internet, mientras que de forma implícita defiende las políticas de censura en medio de la preocupación mundial por la represión y el espionaje cibernético por internet con sede en China.

«Creo que este libro blanco es una declaración de que el Partido Comunista de China tiene la intención de permanecer en el poder, y también tiene la intención de ampliar el acceso a internet, y estar a la vanguardia de la innovación en internet, y que esas cosas no son contradictorias», afirma Rebecca MacKinnon, experta en internet de China, además de profesora visitante en el Centro para la Política de la Tecnología de la Información de la Universidad de Princeton.

Aunque el documento, que proviene del Ministerio de Información de Beijing, no contiene sorpresas, cabe señalar que es la primera declaración completa de este tipo hecha en China. También supone claramente—si no explícitamente—una respuesta a los recientes acontecimientos. El año pasado, China anunció que requeriría que los ordenadores vendidos en China contuviesen un software de censura conocido como Green Dam, aunque con posterioridad suspendió este requisito. Además este año Google retiró sus operaciones de búsqueda de China continental, declarando que ya no podía cumplir con los requisitos de censura después de que unos atacantes con sede en China trataran de robar su propiedad intelectual y espiar cuentas de correo electrónico de activistas de derechos humanos. Google también ha pedido a los Estados Unidos que solicite a la Organización Mundial del Comercio que reconozca la censura china como una barrera comercial injusta.

«El curso de los acontecimientos por supuesto coincide con el escándalo público creado por Google China y el software Green Dam», señala Guobin Yang, experto en internet de China y sociólogo de la Universidad de Columbia, además de autor del libro The Power of the Internet in China. «Lo interesante es que veo esto como un reflejo de parte de un esfuerzo por promover el punto de vista del gobierno—parte de una estrategia más amplia por proyectar un ‘poder blando’. Quieren hacer pública su propia posición, una defensa de sus políticas y estrategias».

El libro blanco se debe en parte a un esfuerzo por promover la idea de que los estados puedan reafirmar la soberanía y administrar internet, añade Yang. «Es un negocio tan grande, una parte tan grande de la economía china», afirma. «Cada vez más, el gobierno tiene interés en mantener el crecimiento de esta economía, mientras que al mismo tiempo sigue queriendo controlar internet».

China posee cerca de 400 millones de usuarios de internet—casi una cuarta parte del total mundial—además de 750 millones de usuarios de teléfonos móviles, muchos de los cuales acceden a internet desde sus teléfonos. A pesar de la censura, las campañas basadas en internet llevadas a cabo en sitios sociales chinos han logrado algunos éxitos puntuales, tales como la presión sobre el gobierno chino para que envíe a la cárcel a funcionarios locales corruptos. Refiriéndose en general a este tipo de activismo, el libro blanco de Beijing lleva a cabo una audaz afirmación: «Los ciudadanos chinos disfrutan de libertad de expresión plena en internet». Lo que no se dice es que las empresas chinas de internet se encuentran bajo presión por parte del gobierno para auto censurarse, y lo hacen con gran eficacia sobre una lista de temas prohibidos, incluyendo el apoyo de la democracia, los movimientos de oposición, la revuelta de la Plaza de Tiananmen en 1989, y la independencia del Tíbet.

«Esta no es la primera vez que el gobierno chino ha afirmado que ‘tenemos libertad de expresión en este país, a excepción de aquellos discursos que no están permitidos,’ y luego vemos una larga lista de cosas que no están permitidas», añade MacKinnon.

«Existe mucho más discurso público acerca de internet en China ahora que el que había en la esfera pública antes de que internet existiera en el país», afirma MacKinnon. «Lo que ocurre es que está limitado.»

La declaración hecha en China afirma querer «proporcionar una visión global al pueblo chino y los pueblos del resto del mundo sobre la verdadera situación de internet en China». Es una síntesis de posiciones largamente entendidas: China «enérgicamente defiende y apoya activamente el desarrollo y la aplicación de internet a lo largo del país» y lo ve como algo crucial para la expansión económica, aunque también se reserva el derecho de «administrar» internet.

«Francamente, creo que China es la Prueba Número 1 de cómo el autoritarismo sobrevivirá a la era de Internet», señala MacKinnon. «Creo que los estadounidenses tienen esta suposición de que los regímenes no democráticos no pueden sobrevivir a internet, y considero que es ingenuo pensar así. El Partido Comunista Chino tiene toda la intención de sobrevivir a la era de internet y posee una estrategia para hacerlo. Hasta el momento, está funcionando.»