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Computación

Google Glass quiere ser tu 'gurú' antiestrés

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El dispositivo demuestra una nueva forma de registrar datos cardíacos y respiratorios que prodrían adaptarse a cualquier tipo de gafa

  • por Rachel Metz | traducido por Francisco Reyes
  • 09 Septiembre, 2014

Además de proyectar direcciones y correos electrónicos en tu campo de visión, Google Glass también puede medir señales biológicas como el ritmo cardíaco y respiratorio, según una nueva investigación. El trabajo sugiere una nueva forma de que los dispositivos portables hagan un seguimiento del nivel de estrés de una persona y proporcionen información inmediata sobre su estado físico.

Varios investigadores del Laboratorio de Medios del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y la Escuela de Computación Interactiva del Instituto de Tecnología de Georgia (ambos en EEUU), aseguran que pueden captar con precisión estos datos usando el giroscopio, acelerómetro y la cámara incorporada en Google Glass para analizar los movimientos de cabeza del usuario. Este mes de noviembre se presentará un artículo sobre la investigación durante la conferencia MobiHealth celebrada en Atenas (Grecia).

El proyecto, llamado BioGlass, podría dar lugar a aplicaciones de seguimiento biométrico con Google Glass. Los investigadores tienen la mirada puesta más allá del controvertido ordenador con forma de gafas, y esperan que su trabajo conduzca a sensores menos molestos para el autoseguimiento a través de dispositivos portables.

BioGlass utiliza los sensores y la cámara de Glass para hacer un seguimiento del balistocardiograma (BCG) del usuario, es decir, de la señal mecánica que mide los pequeños movimientos del cuerpo resultantes del bombeo de sangre del corazón. El seguimiento del BCG lleva presente desde la década de 1870, pero durante muchos años apenas se ha utilizado ya que resulta difícil hacer un seguimiento sin utilizar equipamiento especial (como por ejemplo una mesa sin fricción). Sin embargo, más recientemente, varias investigaciones han demostrado que los sensores de movimiento de los dispositivos electrónicos pueden detectar fácilmente la señal del BCG, y al menos una empresa, Quanttus, está fabricando un producto capaz de hacerlo en la muñeca (ver "Una muñequera de fitness que quiere jugar a ser médico").

En un estudio de 12 personas, los investigadores fueron capaces de estimar la frecuencia cardíaca y respiratoria de forma casi tan precisa como con el uso de sensores aprobados por la FDA (Agencia Estadounidense del Medicamento) para el seguimiento de las mismas señales. Los resultados de la estimación de la frecuencia cardíaca tuvieron un grado de imprecisión de menos de un latido por minuto y los de la respiración de menos de una respiración por minuto, asegura el estudiante de postgrado del Laboratorio de Medios del MIT y coautor del artículo, Javier Hernández.

Los investigadores crearon una aplicación para Android con la que capturar los datos del acelerómetro, giroscopio y la cámara frontal de Google Glass. Para poder obtener una serie de parámetros fisiológicos, los participantes del estudio lo llevaron puesto mientras estaban de pie, sentados y tumbados sin moverse, así como después de montar en bicicleta estática. Después los investigadores aislaron y extrajeron los datos de la frecuencia cardíaca y respiratoria a partir de las lecturas del acelerómetro y el giroscopio, e hicieron un seguimiento del movimiento observando el desplazamiento de los píxeles en el vídeo a lo largo del tiempo. Después utilizaron estos datos para extraer información del corazón y la respiración.

En la actualidad los investigadores están trabajando en varias aplicaciones para utilizar este tipo de datos de forma práctica. El coautor del estudio y estudiante de postgrado del Instituto de Tecnología de Georgia, Yin Li, asegura que están creando una aplicación con la que capturar y analizar las señales investigadas en el estudio en tiempo real (para el estudio, las señales se analizaron después de haber ocurrido).

Hay muchas dificultades por delante. Los investigadores aún tienen que poner a prueba su trabajo con grandes movimientos, como caminar, para ver si pueden conseguir el mismo nivel de precisión. Además, podría ser difícil convencer a los usuarios de que usen Google Glass en primer lugar, y mucho menos hacer un seguimiento de las señales de su cuerpo con el dispositivo. Se vende por 1.500 dólares (1.150 euros), un precio aproximadamente 15 veces mayor al de la mayoría de los seguidores de actividad física, y el hecho de llevarlo puesto en la cabeza gusta y desagrada a los usuarios por igual.

No obstante, la coautora del estudio y profesora del MIT, Rosalind Picard, que dirige el grupo de investigación de computación afectiva del Laboratorio de Medios, asegura que aunque se ha utilizado Google Glass en el trabajo del grupo, el método funcionaría con cualquier par de gafas en la que se instale una cámara y los sensores adecuados.

"Me encantaría que mis gafas me informaran discretamente acerca de mi respiración para poder ajustarla", asegura.

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