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Biotecnología

Los cazadores de genomas van a por el ADN marciano

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J. Craig Venter puede haber iniciado una carrera para descubrir vida alienígena en el planeta rojo.

  • por Antonio Regalado | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 23 Octubre, 2012

Dos emprendedores de renombre afirman que quieren colocar una máquina de secuenciación de ADN en la superficie de Marte para intentar demostrar la existencia de vida extraterrestre. El martes pasado, en lo que podría convertirse en una carrera para lograr el primer genoma extraterrestre, el investigador J. Craig Venter anunció que su instituto académico de Maryland (EE.UU.) y su empresa, Synthetic Genomics, desarrollarían una máquina capaz de secuenciar y enviar datos de ADN desde ese planeta.

Por otra parte, Jonathan Rothberg, fundador of Ion Torrent, una empresa de secuenciación de ADN, está colaborando en una iniciativa para equipar la “Máquina del Genoma Personal” de su empresa para una tarea parecida. “Queremos asegurarnos de que Ion Torrent viaja a Marte”, declaró Rothberg a Technology Review.

Aunque ninguno de los dos equipos tiene plaza aún en una nave a Marte, sus planes reflejan la idea de que la forma más sencilla de demostrar que existe vida en Marte es enviar una máquina de secuenciación genética.“Habrá formas de vida con ADN allí”, predijo Venter en Nueva York (EE.UU.) en una ponencia en la Conferencia sobre Salud de la revista Wired.

Venter afirmó que los investigadores que trabajan con él ya han empezado a hacer pruebas en un sitio con características parecidas a las de Marte en el desierto de Mojave (EE.UU.). Su objetivo, explicó, es hacer pruebas con una máquina capaz, por sí misma, de aislar microbios de la tierra, secuenciar su ADN y transmitir a continuación la información a un ordenador remoto, como sería necesario en una misión no tripulada a Marte. (Se pueden escuchar sus comentarios –en inglés- en este vídeo, empezando en el minuto 00:11:01). Heather Kowalski, portavoz de Venter, confirmó la existencia del proyecto pero explicó que el prototipo del sistema “aún no es cien por cien robótico”.

Mientras, la Máquina del Genoma Personal de Rothberg se está adaptando a las condiciones marcianas como parte de un proyecto financiado por la NASA en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) y la Universidad de Harvard (EE.UU.) denominado “la búsqueda de genomas extraterrestres", o SET-G por sus siglas en inglés.

Christopher Carr, investigador del MIT implicado en el proyecto, explica que su laboratorio está trabajando para reducir la máquina de Ion Torrent de los 30 kilos que pesa en la actualidad a tan solo 3 kilos para que quepa en un rover de la NASA. Otras pruebas, que ya se han llevado a cabo, han dilucidado con qué eficacia soportará el aparato la gran cantidad de radiación con la que se encontrará camino a Marte.

La NASA, cuyo robot Curiosity aterrizó en Marte el pasado agosto, no enviará otra misión con un aparato de este tipo al planeta antes de 2018, y no existe ninguna garantía de que un aparato de secuenciación de ADN vaya a ir a bordo. “Lo difícil de llegar a Marte es cumplir con las especificaciones de la NASA”, sostiene George Church, investigador de la Universidad de Harvard y miembro senior del equipo SET-G. “Venter no le lleva la delantera a nadie”.

Muchos científicos están haciendo campaña para que la NASA lleve a cabo lo que se denomina una misión de “recogida de muestras”, una misión de ida y vuelta que trajera tierra y piedras para poder analizarlas. Sin embargo, quizá llevar una máquina de secuenciación de ADN fuera una forma mejor de buscar vida.

“La razón por la que se aboga por llevar un aparato hasta Marte y no traer muestras de vuelta es la contaminación”, afirma Tessi Kanavarioti un químico que llevó a cabo los primeros trabajos teóricos sobre la biología marciana y estuvo involucrado en el estudio de las piedras que se trajeron de la luna en la década de 1970. Las máquinas secuenciadoras son tan sensibles que con un único germen terrestre que aterrizara sobre la muestra traída de Marte se podría arruinar el experimento.

Cronista de Marte: Un aparato de microfluidos desarrollado en el MIT, diseñado para llevar a cabo automáticamente experimentos sobre el ADN en otros planetas.
Crédito: Christopher Carr | MIT

Buscar ADN en Marte no será fácil. Un robot tendría que recoger tierra y preparar una muestra automáticamente. La máquina de secuenciación tendría que trabajar a muy baja temperatura y en una atmósfera rala compuesta principalmente de dióxido de carbono. Los genes marcianos también podrían ser distintos de los de los cuerpos de los animales terrestres, puede que construidos con bloques químicos distintos.

“Esto solo funcionará si el ADN en Marte tiene la misma estructura fundamental que el de la Tierra”, explica Steve Benner, presidente de la Fundación para Evolución Molecular Aplicada que tiene su sede en Gainesville, Florida (EE.UU.). Benner se muestra escéptico respecto a que eso suceda: “Es muy improbable que el ADN terrestre sea la única estructura disponible para apoyar la evolución darwiniana”.

Descubrir y secuenciar vida extraterrestre supondría un logro científico inmenso. Podría revelar si la vida evolucionó de forma parecida tanto en la Tierra como en Marte o, quizá, si hubo intercambios entre los planetas. Durante una serie de colisiones espaciales masivas hace unos cuatro mil millones de años, los dos cuerpos celestes intercambiaron unas mil millones de toneladas de rocas y detritos.

Hasta ahora los investigadores han buscado trazas de agua en Marte –un prerrequisito para la vida tal y como la conocemos- así como señales indirectas de que podría haber existido vida allí hace eones. Como las moléculas de ADN no sobreviven más de un millón de años, incluso en la Tierra, cualquiera que envíe un secuenciador de ADN a Marte tiene que creer que se hallarán microorganismos vivos allí ahora.

“El enfoque actual de la NASA es buscar vida pasada. Mucha gente es reacia a hablar de vida existente”, afirma Carr. “Nosotros estamos yendo un poco más allá, pero queremos dar ese salto”.

Es muy probable que la vida no sea capaz de sobrevivir a la radiación de la superficie marciana, pero podría existir bajo un metro o más de tierra, donde estaría protegida. En la Tierra, por ejemplo, se encuentran microorganismos vivos hasta varios kilómetros bajo la superficie.

High afirma que mandar un secuenciador de ADN a Marte es un experimento “muy arriesgado pero con muchos beneficios”. El experimento puede no encontrar nada, pero si se descubriera ADN, sería una prueba casi irrefutables de la existencia de vida extraterrestre.

Por lo visto, esas probabilidades tan pequeñas de éxito atraen tanto a Venter como a Rothberg, dos de los showmen más célebres de la biotecnología. Hace una década, Venter dio ardor de estómago a los investigadores académicos con su proyecto financiado con dinero privado para secuenciar el genoma humano. Rothberg, que también es una celebridad de los medios, ha salido en las noticias por secuenciar el ADN de personas famosas como James Watson, así como de los Neandertales.

“Queremos que se vea nuestro nombre”, afirma Rothberg. “Marte es una oportunidad empresarial, pero también creemos que nuestra tecnología es más rápida y mejor”.

En un correo electrónico, la portavoz de Venter quitó hierro a la idea de que exista una competición para ser el primero en descubrir ADN extraterrestre. “Yo no diría que hay una carrera”, afirmó. “Sí, la idea es que lo haremos, pero desde luego eso no impide que alguien más lo haga”.

Venter también sostuvo que en el futuro sería factible reconstruir organismos marcianos en un laboratorio superseguro en la Tierra, usando solo su secuencia de ADN. La idea sería usar los datos de ADN para reconstruir sus genomas y después inyectarlos en algún tipo de célula artificial. Es una idea que él denomina “teletrasportador biológico”.

“A la gente le preocupa la amenaza extraterrestre”. afirma Venter. “Podemos reconstruir a los marcianos en un laboratorio de trajes espaciales en vez de que aterricen en el océano”.

Biotecnología

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