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Tecnología y Sociedad

Un enjambre de 1.000 robots transporta y almacena los productos frescos del súper

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Un supermercado en línea de Reino Unido asegura que sus instalaciones están más automatizadas que las de Amazon

  • por Jamie Condliffe | traducido por Carmen Rus
  • 03 Enero, 2017

La mayoría de la gente no compra una jarra de salsa de pepinillos por semana. Pero cuando deciden comprarla en Ocado, el supermercado en línea sin tienda física más grande del mundo, no tienen que buscarla al fondo del pasillo. En vez de eso, hablan con robots e inteligencia artificial para que se la lleven a la puerta de su casa.

Ocado dice que su almacén de 32.500 metros cuadrados en Dorden, al lado de Birmingham, la segunda ciudad más grande del Reino Unido, está más automatizado que las instalaciones de almacenaje de Amazon. El papel de la empresa es sin duda más complicado en muchos aspectos: la mayoría de las 48.000 tipos de productos que vende son perecederos, y muchos de ellos se tienen que congelar o guardar en frío. Otros, como el sushi, se tienen que entregar el mismo día que llegan al almacén.

Ello convierte al almacenaje, la selección y el envío de productos en un complejo problema con grandes limitaciones de tiempo. Pero para que Ocado crezca y genere beneficios (cosa que ya logra en el saturado mercado de supermercados de Reino Unido) tiene que conseguir que cada paso que da sea lo más eficiente posible.

En la actualidad, cuando un cliente hace un pedido en la página de Ocado, rápidamente se llena una gran caja con productos. Los contenedores se empaquetan a mano, pero se necesitan pocos preparativos: 30 kilómetros de cintas automáticas en el almacén de Dorden transportan cajas vacías hasta el punto donde trabajan los empleados. Estos cogen los productos de estanterías que después repondrán los robots, o de cajas que se sacan del almacén con grúas y cintas transportadoras. El algoritmo de Ocado supervisa la demanda de productos y utiliza la información de los pedidos para perfilar el plan de almacenaje óptimo, de forma que los artículos más demandados estén siempre a mano.

Una vez que se empaqueta un pedido, se lanza a un gran camión y se lleva a un centro de distribución para que lo carguen en una furgoneta. Cada furgoneta sale entonces con una ruta de entregas que puede optimizarse con precisión en función de factores como las preferencias horarias del cliente, el tráfico e incluso el tiempo atmosférico.

Pero Ocado quiere ir más rápido. "Las fracciones de segundo cuentan en este negocio", dice el Director de Tecnología de Ocado, Paul Clarke. "Lo que nos interesa es quitarnos el siguiente pequeño paso en nuestro proceso".

Así que su tercer almacén, que en este momento está inmerso en un proceso de pruebas en directo cerca de Andover, al oeste de Londres (Reino Unido), se está diseñando desde cero. Su planta principal está pensada como una cuadrícula gigante del tamaño de un campo de fútbol, que se divide en recuadros del tamaño de una lavadora. Debajo de cada recuadro hay una pila vertical de cinco cajas de producto. En la superficie de la cuadrícula hay hasta 1.000 robots, cada uno de ellos capaz de levantar las cajas desde abajo.

Los robots corretean alrededor, y pasan a centímetros los unos de los otros, a una velocidad de aproximadamente catorce kilómetros por hora. Las órdenes, que se envían a través de una red 4G especialmente diseñada para ello, les indican a los robots que cojan cajas y las lleven al borde de la cuadrícula, donde los empleados recogen los productos que se necesitan. Los robots trabajan como un enjambre: si el producto requerido está debajo de cuatro de las cajas de una pila, por ejemplo, hay varios que retiran las cajas anteriores para dejar espacio.

El almacén de Andover (Reino Unido), que probablemente entre en funcionamiento este año, es un ensayo para las instalaciones aún mayores que se abrirán en Erith, a las afueras de Londres y que se empezarán a construir el año que viene. Su área de almacenaje será tres veces mayor. Esto significa que será muy complicado averiguar dónde poner los productos y dónde recuperarlos mediante el uso de miles de robots. Clarke dice que las necesidades computacionales que pueda implicar este problema de optimización son asumibles, pero añade que la empresa va a invertir en sistemas basados en unidades de procesamiento gráfico (GPU, por sus siglas en inglés) y que estará atenta a los avances en computación cuántica para el futuro.

Ocado está trabajando en robótica que un día sea capaz de coger pedidos de las cajas que lleva su enjambre de robots, pero es complicado: los alimentos tienen formas muy diferentes, como por ejemplo la de una caja de naranjas o la de una botella de vino. Como resultado, apunta Clarke, es muy posible que los seres humanos sigan siendo necesarios en el futuro.

Clarke se muestra igual de prudente al hablar sobre la automatización del proceso de entrega. Aunque la empresa está en conversaciones con la sección de investigación sobre el coche automático Oxbotica de la Universidad de Oxford (Reino Unido), -nadie dice exactamente sobre qué-. Clarke insiste en que muchos consumidores preferirán que sea un humano quien les entregue su pedido, incluso si los vehículos autónomos permiten que los robots asuman ese trabajo.

Aun así, el negocio de Ocado es por naturaleza un negocio en el que siempre se preferirán los robots frente a los seres humanos. Cuando se le intenta sonsacar algo sobre el impacto de la automatización en el empleo, Clarke se muestra optimista. Insiste en que se trata de "una partida que se va a jugar nos guste o no", y añade que "está sucediendo en todo el mundo". "Si nosotros, como negocio británico, no seguimos mejorando con la automatización –explica-, alguien más lo hará, y estamos decididos a no dejar que suceda".

La experiencia del cliente, mientras tanto, mejorará gracias a los sistemas de IA en los que están trabajando los desarrolladores de Ocado. "Un mayor número de datos acarrea más inteligencia, porque de eso se alimenta el aprendizaje de máquinas", explica Clarke. La empresa utiliza aprendizaje de máquinas para buscar productos que faltan en una tienda, para llenar una cesta de la compra en función de las preferencias identificadas e incluso para sugerir versiones de productos bajos en sal o azúcar.

Con el tiempo, Ocado planea simplificar el proceso de pedido todo lo posible. Clarke sugiere que la empresa podría acceder a datos de consumo proporcionados por una nevera inteligente conectada a internet, escuchar sobre qué recetas has estado hablando con un asistente inteligente como Alexa de Amazon, e incluso buscar datos en tu calendario para saber que el fin de semana que viene vas a cocinar para tus amigos. Para él, la información se compartiría con el fin de que "aparezcan en tu puerta los productos que necesitas, en el momento que los necesitas, como por arte de magia, sin que tengas ni siquiera que pedirlos".

No es la única empresa que pide a los compradores de comida que sacrifiquen su anonimato en pos de una mayor comodidad. La nueva tienda de ultramarinos Go de Amazon, por ejemplo, permite a los compradores escanear el móvil, coger alimentos de las estanterías y salir sin más para pagar más tarde porque la empresa sabrá exactamente lo que han cogido.

Aun así, si los clientes pueden soportar esta pérdida de privacidad, Ocado les ofrecerá algo valioso a cambio. "Podemos quitarle una carga a las personas", dice Clarke, "para que tengan más tiempo de experimentar con la comida y disfrutar de ese placer".

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