Por muy inteligentes que sean los diseños para las ciudades del futuro, no hay que pasar por alto que los humanos seguirán teniendo impulsos primitivos que abusan de las mejoras
La ciudad de Nueva York (EEUU) quiere poner wifi a disposición de cualquiera que pise sus calles. Pero la ciudad está descubriendo por las malas que el acceso a internet abierto y gratuito es sujeto de abusos.
Desde enero, el municipio ha empezado a sustituir las cabinas telefónicas con quioscos de LinkNYC que permiten a la gente acceder a internet. La medida forma parte de un proyecto liderado por la división de desarrollo urbano de Alphabet, Sidewalk Labs. Hasta ahora, se han instalado alrededor de 400 quioscos y 475.000 usuarios ya se han registrado para utilizarlos. Los propios quioscos actúan como puntos de wifi y también ofrecen una interfaz a modo de tableta que permite a los usuarios navegar por internet.
Pero en lugar de emplear la interfaz para mirar un mapa o buscar un número de teléfono, algunas personas las han aprovechado para reproducir música a todo volumen y ver pornografía en mitad de Times Square, según informa Bloomberg. Se han tomado medidas para mitigar esos problemas, al limitar el volumen y la luminosidad de los dispositivos y aplicar filtros al acceso a internet. (Está claro que lo último no ha funcionado: la policía detuvo a un hombre por masturbarse en uno de los quioscos hace dos semanas).
Crédito: Spencer Platt (Getty Images).
También se ha observado que los quioscos parecen atraer a grupos de vagabundos, que se congregan alrededor de ellos para ver vídeos y utilizar las redes sociales, según Motherboard. Analizar este último dato es bastante complicado. The New York Times informa de que mientras que se les ha visto bebiendo alcohol y tomando drogas, puede que los quioscos sean su único modo de acceder a internet.
Sea como sea, los residentes y los negocios se han quejado, y sus voces han sido escuchadas. En un reciente anuncio, el equipo de LinkNYC explicó que los peatones ya no podrán emplear los terminales para acceder a la web. La gente aún podrá utilizar los quioscos como puntos wifi, pero las tabletas sólo proporcionarán servicios que no incluyan navegar por internet, como los mapas y las llamadas. Además, la iniciativa está buscando más medidas para frenar los usos antisociales del servicio.
Ofrecer un internet público y gratuito es algo innegablemente bueno. Y aunque si se analiza retrospectivamente resultar fácil ver que surgirían tales problemas, hay que reconocer al equipo responsable de los quioscos el mérito de haberse atrevido a ofrecer una plataforma totalmente pública de acceso gratuito a internet. La directora general de LinkNYC, Jen Hensley, explicó a Bloomberg: "No sabíamos qué esperar al ofrecer un acceso gratuito a internet en la calle. Desarrollamos este cambio con el paso del tiempo, y así es como anticipábamos abordar estos problemas. Si no hubiese sido esto, habría sido otra cosa".
Sin duda, vendrán otros problemas, porque aunque puede que los humanos no seamos demasiado tontos para diseñar ciudades inteligentes, no podemos pasar por alto que los comportamientos humanos, con impulsos primitivos, mentalidad de grupo y reacciones SPAN (siglas que representan las palabras Sí, pero aquí no) son una parte inevitable del paquete. Las ciudades del futuro tendrán que tener eso en cuenta, al igual que ha hecho cada ciudad del pasado.
(Para saber más: New York Times, Bloomberg, Motherboard)