Aunque la tarifa mensual para acceder a internet con sus satélites LEO resulta asequible, requiere un alto precio de instalación inalcanzable para muchos, a pesar de que SpaceX lo vende en pérdidas. Necesitará aumentar su base de clientes para ser rentable y económico, pero eso reducirá la velocidad para todos
El profesor de informática de la Universidad de Surrey (Reino Unido) Alan Woodward vive en el campo, en una zona rural del suroeste de Inglaterra. Bromea que en su vecindario hay más seres de cuatro patas que de dos. Su trabajo gira principalmente en torno a la ciberseguridad, las comunicaciones y la informática forense. Necesita buen internet, pero, en cambio, nunca ha tenido mucha suerte para encontrarlo.
Woodward recuerda: "Siempre ha habido muchos planes en los que he participado en para crear lo que se llama internet ultrarrápido. Siempre fallan. Siempre salen mal. ¿Puedo intentar llevar fibra a esta casa? De ninguna manera. Ni siquiera nos darán un presupuesto. Estábamos absolutamente atrapados". Bromea con que, si necesitaba transferir archivos grandes a sus colegas, enviar memorias USB por correo postal le resulta más fácil que intentarlo a través de internet.
Sin embargo, hace seis semanas, su situación cambió gracias a Starlink. Woodward se convirtió en usuario beta del servicio de internet de SpaceX, que utiliza una flota cada vez mayor de 1.600 satélites que orbitan la Tierra para ofrecer acceso a internet a las personas en la superficie. A finales de julio, la empresa informó que tenía cerca de 90.000 usuarios. El profesor reconoce: "En las primeras semanas, me convertí en un verdadero fan de Starlink. Para cualquiera que haya vivido como yo, Starlink será una especie de revelación".
Pero Starlink no fue diseñado solo para conectar a profesores de ciberseguridad que trabajan en remoto: SpaceX pretende hacer cosas más importantes. Espera llevar internet por satélite de alta velocidad a muchas de los 3.700 millones de personas de este planeta que actualmente no tienen ninguna conexión. Muchos ciudadanos simplemente se las arreglan con las conexiones móviles, una solución costosa por sí sola. (Un gigabit de datos en África subsahariana cuesta el 40 % del salario mensual promedio).
Y eso sin considerar a las personas que tienen acceso a internet, pero que carecen de una conexión de banda ancha. Casi la totalidad de EE. UU. tiene acceso a internet, pero se estima que 42 millones no tienen acceso a banda ancha. E incluso si tienen banda ancha, Microsoft calcula que 157 millones de estadounidenses, la mayoría de los cuales viven en comunidades rurales, no la usa a velocidades de banda ancha de al menos 25 Mbps. Las comunidades negras tienen desproporcionadamente más probabilidades de carecer de acceso a internet de banda ancha, incluso cuando están muy cerca de las comunidades más blancas (y más ricas). Después de vivir en la pandemia del coronavirus (COVID-19) y en la época en la que la mayoría de la gente dependía de internet como un salvavidas, resulta difícil creer que internet de alta velocidad siga siendo un lujo inalcanzable para algunas personas.
Lamentablemente, no está claro si Starlink realmente puede resolver este gran problema. En una conferencia en junio, el fundador de SpaceX, Elon Musk, afirmó: "Realmente está destinado a regiones escasamente pobladas. En áreas de alta densidad, podremos atender a un número limitado de clientes". Y muchos ciudadanos rurales del mundo quedarán excluidos por no poder pagarlo.
Starlink debe reducir los costes rápidamente para ampliar su base de clientes, pero también debe generar suficientes ingresos para seguir lanzando cientos o incluso miles de satélites cada año. Es una delicada aguja que podría ser imposible de enhebrar.
El precio
Los servicios típicos de internet por satélite colocan solo unos pocos satélites en órbitas muy altas, llamadas órbitas geoestacionarias. Desde allí, cada satélite puede proporcionar áreas de cobertura más amplias, pero la latencia (o el tiempo de retraso) es mayor. Woodward había utilizado estos servicios antes, pero siempre los ha encontrado "inútiles".
En cambio, Starlink y sus rivales, como OneWeb y Amazon Kuiper, despliegan sus decenas de miles de satélites en la órbita terrestre baja (LEO). Su mayor proximidad a la Tierra reduce significativamente la latencia. Y aunque cada uno cubre un área más pequeña, los números totales significan que, en teoría, deberían cubrir todo el planeta y evitar cualquier pérdida de conexión.
Starlink comenzó las pruebas beta el año pasado y actualmente está disponible en 14 países. En diciembre pasado, la Comisión Federal de Comunicaciones de EE. UU. (FCC, por sus siglas en inglés) otorgó a SpaceX 749 millones de euros como parte de su Fondo de Oportunidad Digital Rural (RDOF), que subsidia a las empresas de telecomunicaciones de EE. UU. que construyen infraestructura para ayudar a obtener acceso de banda ancha a zonas rurales.
Pero no está del todo claro si las zonas rurales de Estados Unidos son una base de clientes viable para Starlink. El mayor problema es el precio. La suscripción a Starlink cuesta 99 dólares (83,66 euros). Las velocidades pueden variar mucho, pero el usuario promedio debe esperar entre 50 y 150 megabits por segundo. Habría que pagar a las empresas tradicionales de internet por satélite como Viasat (que opera satélites geoestacionarios) el doble para obtener las mismas velocidades. Así que no está nada mal.
No obstante, es el gasto inicial lo que más cuesta con Starlink. Los costes de la antena parabólica y el enrutador ascienden a 499 dólares (422 euros), y ese equipo se vende a los clientes con pérdidas Musk ha destacado anteriormente que espera que estos costes se acerquen a los 250 dólares (211 euros), pero no se sabe cuándo o si eso podría suceder. Para gran parte del mundo rural, en Estados Unidos y en otros lugares, el precio es simplemente demasiado alto.
Entonces, ¿quiénes serán los primeros usuarios de Starlink? Las demandas físicas y económicas de construir satélites y ponerlos en órbita (aunque más barato que nunca, sigue siendo muy caro) significan que Starlink operará con pérdidas durante algún tiempo, asegura el analista de políticas tecnológicas de la organización sin ánimo de lucro Free Press que aboga por la comunicación abierta Derek Turner. Reducir los costes significará buscar clientes más allá de las personas del campo sin acceso a internet.
En cambio, es más probable que los primeros clientes incluyan al ejército de EE. UU., que cuando opera en áreas remotas a menudo depende de satélites geoestacionarios con su servicio congestionado y alta latencia. Tanto la Fuerza Aérea como el Ejército están interesados en probar Starlink. Algunos expertos en inteligencia han señalado la problemática retirada de Afganistán como un ejemplo de dónde podría haber ayudado el servicio.
Las aerolíneas que quieren ofrecer a los pasajeros una conexión wifi a bordo más rápida y estable también están considerando Starlink. Asimismo, otros negocios comerciales en áreas rurales podrían encontrar valor en él. Y, por supuesto, hay apasionados de la tecnología y clientes curiosos en los suburbios y en las ciudades con el dinero suficiente para probarlo.
En opinión de Turner, añadir esos clientes podría ayudar a reducir los precios para todos, pero también significa menos ancho de banda para todos. Starlink puede compensar este problema lanzando más satélites, lo que ya planea hacer más adelante, pero solo asumiendo que tiene suficientes suscriptores.
Musk ha aclarado que se necesitarán decenas de miles de millones de euros en capital antes de que Starlink tenga capacidad para generar un flujo de caja positivo. Hasta ahora ha lanzado 1.600 satélites sin ningún problema, pero el objetivo final de 42.000 es algo completamente diferente. "No escala tan favorablemente como la banda ancha por cable", explica Turner. Aún no está del todo claro cuántos satélites necesitará Starlink para ofrecer internet fiable de alta velocidad a cientos de miles o incluso millones de suscriptores que se conectan al mismo tiempo.
Para muchos clientes, especialmente para empresas, existen alternativas más económicas a Starlink que aún pueden satisfacer sus necesidades. Un agricultor que utiliza sensores inteligentes para seguir el tiempo local y las condiciones del suelo no necesita internet de banda ancha para conectar los dispositivos. Ahí es donde entran las empresas más pequeñas como Swarm, con sede en EE. UU.: tiene una flota de más de 120 satélites pequeños para ayudar a conectar los dispositivos de IoT para tales casos de uso. Swarm (adquirido recientemente por SpaceX) ofrece un plan de datos a partir de solo 5 dólares (4,23 euros) al mes. Y, por supuesto, si se encuentra en un área bastante poblada, gastar 99 dólares (83,66 euros) al mes con otro ISP (proveedor de servicios de internet) probablemente le permitirá alcanzar las velocidades más cercanas a los 1.000 Mbps.
La devolución
En la superficie, el subsidio RDOF de la FCC a Starlink sugeriría que la América rural es una parte esencial del plan de crecimiento de Starlink. Pero Turner cree que es una idea errónea, y que a SpaceX no se le tenía que haber permitido participar en los premios RDOF, porque construirá la red Starlink de todos modos. Y añade: "Creo que hubiera sido mejor que la FCC hubiera dirigido sus recursos a llevar la banda ancha del futuro en áreas donde no tiene sentido económico implementarla".
La presidenta en funciones de la FCC, Jessica Rosenworcel, encabezó una revisión a finales del año pasado de cómo se habían otorgado los subsidios de RDOF bajo su predecesor, Ajit Pai, y descubrió que se habían distribuido miles de millones de euros a empresas para llevar internet de banda ancha a lugares donde era innecesario o inapropiado, como "estacionamientos y áreas urbanas bien atendidas".
Un informe de Free Press estimó que alrededor de 94 millones de euros de la propia adjudicación de SpaceX se destinarían a áreas urbanas o lugares sin infraestructura real o sin necesidad de conexiones a internet, como las medianas de las carreteras. La FCC ha pedido a esas empresas, incluida Starlink, que devuelvan parte del dinero. (SpaceX no respondió a las preguntas ni a las solicitudes de comentarios).
Turner reconoce que los satélites LEO "van a ser una innovación muy importante en el espacio de las telecomunicaciones". Pero cree que los servicios como los de Starlink todavía serán un producto nicho en EE. UU., incluso a largo plazo, y considera que la tendencia general seguirá hacia la fibra. Hasta la tecnología emergente como el 5G se basa en las redes muy densas de antenas que pueden conectarse de nuevo a las fibras lo más rápido posible. La banda ancha por cable ha ido mejorando constantemente a lo largo del tiempo porque las empresas llevan las redes de fibra a mayor profundidad y más cerca de los clientes.
Las partes subdesarrolladas del mundo pueden ver a Starlink como una bendición, ya que muchos de estos lugares no tienen redes físicas como el sistema de cables que Estados Unidos estableció en las décadas de 1970, 1980 y 1990. Pero las pruebas beta por ahora son exclusivas de EE. UU., Canadá, partes de Europa, Australia, Nueva Zelanda y Chile. Es demasiado pronto para decir qué tipo de impacto podría tener en el mundo en desarrollo, especialmente si los costes de suscripción y equipo siguen siendo tan altos.
La experiencia de Woodward justo la que a la empresa le gustaría reproducir para todos sus clientes. Pero él sabe que es muy afortunado de poder pagar el servicio de Starlink y que puede satisfacer sus necesidades. Al menos por ahora. El profesor concluye: "Será interesante ver cómo se comportará Starlink cuando tenga 200.000 usuarios. Los precios tendrán que bajar, pero las velocidades y el servicio deberán seguir siendo los mismos. Todo eso está por ver".