La agencia está revisando sus estándares de radiación actuales, los cuales reducen el tiempo de permanencia de las mujeres en el espacio por su mayor riesgo de cáncer. Un nuevo informe recomienda establecer un límite único para todos los astronautas, independientemente del sexo y la edad
Dado que los campos magnéticos de la Tierra nos protegen de gran parte de la radiación del espacio, los seres humanos de este planeta no estamos expuestos a mucha radiación, solo a entre tres y cuatro milisieverts (mSv) cada año. En cambio, un astronauta en la Estación Espacial Internacional (EEI o ISS, por sus siglas en inglés) durante 180 días llegaría a entre 50 y 180 mSv.
La forma en la que eso afecta a una persona depende de muchos factores, incluido el género: la exposición a la radiación está relacionada con un riesgo adicional de cáncer de mama, ovario y útero.
Según los estándares actuales de la NASA (basados en su mayoría en los estudios de supervivientes japoneses a las bombas atómicas), los astronautas pueden continuar realizando misiones solo mientras su riesgo de desarrollar un cáncer letal se mantenga por debajo del 3 %; es decir, entre 100 astronautas que han volado al espacio durante la misma cantidad de tiempo, sólo tres podrían morir de cáncer provocado por la radiación espacial. Esto significa que, en el nivel más bajo, una mujer de 30 años podría estar expuesta a no más de 180 mSv a lo largo de su carrera; en el límite superior, un hombre de 60 años podría soportar hasta 700 mSv antes de volver a la Tierra.
Esos estándares no se han cambiado durante más de una década, pero ahora la NASA podría sustituirlos por algo más uniforme. Un informe publicado el 24 de junio por las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de EE. UU. (NAESM, por sus siglas en inglés) recomienda establecer un límite único para toda la carrera de 600 mSv para todos los astronautas de la NASA, independientemente del sexo o de la edad. Ese nuevo límite, si se adopta, podría ofrecer a las mujeres de todas las edades más oportunidades de participar en misiones de larga duración de las que de otro modo podrían haber sido excluidas.
Hay buenas razones por las que la NASA, que encargó el informe a NAESM, quiere actualizar sus estándares de radiación. La agencia quiere volver a enviar a astronautas a la Luna a partir de 2024 y, más adelante, a Marte, pero los límites de radiación actuales solo se aplican a las misiones en la órbita terrestre baja (LEO).
"Es hora de revisar los estándares relacionados con la radiación, de acuerdo con los nuevos planes para misiones de mayor duración. Cuando se va más allá de la órbita terrestre baja, y más allá de la estación espacial, pensar en la radiación en [términos de] solo 'días en el espacio' ya no funciona", opina el profesor de gestión de las políticas de la salud de la Universidad Johns Hopkins (EE. UU.) y coautor del nuevo estudio, Jeffrey Kahn.
La jefa del Departamento de Radiología del Memorial Sloan Kettering Cancer Center y presidenta del comité que redactó el informe de NASEM, Hedvig Hricak, añade que las nuevas recomendaciones están "más alineadas con otros límites ocupacionales" sobre la exposición a la radiación en otras industrias. Según ella, las estimaciones anteriores de la NASA, estaban más preocupadas por el riesgo inmediato que por la exposición acumulativa durante toda la vida.
Claramente, también está el deseo de la NASA de garantizar que el programa Artemis, dedicado al alunizaje, destierre la imagen de hombre blanco de mediana edad del programa Apollo en las décadas de 1960 y 1970. La NASA quiere que la primera nueva tripulación enviada a la Luna incluya a una mujer, y su objetivo es que el programa en su conjunto brinde igualdad de oportunidades de participación a los astronautas "independientemente del sexo y de la edad", como indica el informe de NAESM.
El límite de 600 mSv también lleva a la NASA a un estándar más cercano al del resto del mundo. La mayoría de las otras grandes agencias espaciales (como las de Canadá, Europa y Rusia) tienen un límite de radiación de 1.000 mSv para todos sus astronautas. Incluso a 600 mSv, la NASA seguiría siendo más cautelosa que las demás agencias. Hricak explica que esto ayuda a tener en cuenta las incertidumbres, ya que todavía hay mucho que no sabemos sobre la radiación espacial.
La cifra de 600 mSv se basa en lo que podría ser la exposición máxima permitida para una mujer de 35 años. La NASA considera que este grupo de edad, el más joven del cuerpo de astronautas, tiene "el mayor riesgo" de mortalidad por un cáncer provocado por la radiación espacial. La coautora del estudio de NASEM del Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU. Amy Berrington de González explica: "El riesgo de cáncer relacionado con la radiación es más alto en las edades más jóvenes en el momento de la exposición, especialmente en el cáncer de mama. Aún no entendemos bien las explicaciones biológicas, pero muchos estudios han demostrado este efecto de exposición por la edad". Por lo tanto, aplicar un estándar universal basado en el riesgo para este grupo demográfico sería, en teoría, el enfoque "más protector".
Sin embargo, existen contrapartidas. "Algunas mujeres podrían estar expuestas a dosis más altas como resultado del estándar revisado", resalta Kahn. Y aunque la adopción de este nuevo límite garantizaría que el sexo no tenga un papel en la selección de astronautas para las nuevas misiones, sí plantea la posibilidad de que los astronautas mayores sean excluidos antes de lo que deberían. Ese podría ser un tema especialmente espinoso para las primeras misiones a Marte, donde la experiencia en el espacio profundo podría ser crítica.
Incluso un simple viaje de 600 días a la órbita marciana probablemente resultaría en una dosis de radiación de más de 1.000 mSv, lo que aumentaría el riesgo de mortalidad por cáncer a más del 5 % en las mujeres de 40 años. La NASA no tendrá que pensar en Marte durante al menos otra década, pero debería reconsiderar cuál podría ser un riesgo aceptable de exposición a la radiación, salvo que encuentre alguna solución revolucionaria como una mejor protección.
Todos los astronautas conocen el riesgo de los vuelos espaciales, pero al mismo tiempo, "como agencia, la NASA tiene la responsabilidad de proteger a las personas que pone en peligro", concluye Kahn.