El fotógrafo David Vintiner ha captado las innovaciones incorporadas en los cuerpos de algunos de los transhumanistas y cíborgs más famosos del mundo
El cuerpo humano es una maravilla de la ingeniería evolutiva. Pero, cuando algo falla, ya sea por enfermedad o trauma, las poderosas tecnologías que hemos desarrollado permiten sustituir extremidades perdidas o recuperar la capacidad de caminar. En ocasiones, la aplicación de tecnología al cuerpo humano puede ir incluso más allá de la mera recuperación, mejorando las habilidades naturales de las personas.
El fotógrafo David Vintiner quedó fascinado con estos y otros tipos de modificaciones corporales realizadas por los defensores del transhumanismo. En términos generales, los transhumanistas creen que la tecnología se puede utilizar para modificar y mejorar el cuerpo humano. En las siguientes fotos, podemos conocer a algunas de estas personas a través del lente de Vintiner.
Foto: este chip RFID / NFC implantado en la mano permite abrir cerraduras o pagar cosas.
El impulso para someterse a estas modificaciones corporales a veces proviene de un accidente: James Young sustituyó su brazo perdido por otro robótico que es una especie de navaja suiza de alta tecnología. Otros transhumanistas simplemente quieren ver hasta dónde pueden llegar: juegan con la percepción, los sentidos y su propia piel y huesos como forma de arte. Moon Ribas, por ejemplo, baila como una forma de interpretar las vibraciones que siente cuando las señales de terremotos y sismos lunares, registradas en sismógrafos, se transmiten a unos implantes integrados en sus pies. Tanto ella como Neil Harbisson, cofundador del grupo de defensa Cyborg Foundation, se identifican más como artistas que como investigadores de tecnología.
Pero, aunque muchos proyectos cíborg se describen más como curiosidades que como avances prácticos reales, son difíciles de ignorar. Al fin y al cabo, la tecnología de consumo actual ya nos ha transformado de formas extrañas y fascinantes. Muchas personas viven con implantes que regulan sus latidos del corazón o sus niveles de insulina. Y muchos más se miran al espejo cada mañana y aplican con cuidado una película delgada y húmeda en la superficie del ojo para mejorar su visión. Es posible que no todos acabemos como Harbisson, que tiene una antena sensible a la luz que sobresale de su cráneo. Pero ¿quién puede decir que los transhumanistas como él no son los primeros ejemplos de una forma más avanzada de nuestra especie?
Foto: Neil Harbisson nació con acromatismo, una enfermedad rara que lo vuelve daltónico. Créditos: David Vintiner.
Foto: El casco Eyesect permite al usuario experimentar el movimiento ocular independiente. Créditos: David Vintiner.
Harbisson (arriba a la izquierda) sufre acromatopsia (solo ve en blanco y negro) desde su nacimiento. Para aumentar sus sentidos, se implantó una antena en el cráneo que convierte la luz que capta en vibraciones audibles, lo que le permite sentir los colores (e incluso la luz infrarroja y ultravioleta) como sonido.
Si alguna vez se ha preguntado cómo sería separar los ojos y moverlos de forma independiente, el casco Eyesect (arriba a la derecha) es la solución. Cada cámara "ojo" se canaliza hacia cada uno de los ojos de la persona. Puede ser una experiencia sensorial nueva y profunda, o simplemente una buena manera de jugar con el cerebro.
El brazo biónico de James Young (en la silla de arriba) también tiene un puerto de carga USB, un monitor de frecuencia cardíaca, una linterna y un pequeño dron.
El objetivo del exoesqueleto de NeuroRex (abajo a la izquierda) es dar un paso más allá de las sillas de ruedas. NeuroRex utiliza una visera de electrodo portátil que lee las ondas cerebrales del usuario y las convierte en comandos como "Camina hacia adelante", "Gira", "Da un paso atrás" o "Para". Sus creadores esperan que, algún día, las personas que han perdido la capacidad de caminar puedan recuperar gran parte de su movilidad, incluso subir escaleras y navegar por terrenos irregulares.
El cineasta Rob Spence (con el ojo rojo de Terminator en el recuadro) perdió un ojo en un accidente cuando era niño. En su lugar, él y un pequeño equipo crearon una cámara de vídeo inalámbrica portátil que graba imágenes desde su punto de vista, con miradas furtivas y parpadeos.
Las orejas en la cabeza de Stelios Arcadiou funcionan bien. Pero el artista, conocido como Stelarc, tuvo que someterse a varias cirugías, y sufrió necrosis de la piel y una infección peligrosa para dar vida a un tercer oído ubicado en su antebrazo (sí, eso es, en la foto de arriba a la derecha). Su sueño consiste en introducir ahí un pequeño micrófono conectado a internet para que la gente de todo el mundo pueda escuchar los sonidos que recibe por ese tercer oído.
Los investigadores del University College de Londres (Reino Unido) han utilizado células madre para cultivar partes del cuerpo y reparar o reemplazar quirúrgicamente tejidos dañados, incluidos conductos lagrimales, tráqueas y vasos sanguíneos. Las partes más complejas, como una oreja o una nariz (en la foto de arriba), son las siguientes de su lista.
El "casco divino" (arriba a la derecha) nació como un intento de explicar las raíces de la experiencia mística de la actividad cerebral. Las personas cuyos cerebros han sido estimulados por el casco suelen afirmar que sienten una presencia divina (o de sus antepasados muertos, o de extraterrestres). Los neurohackers están estudiando si el aparato tiene capacidad para ayudar con la salud mental o mejorar la concentración.