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Inteligencia Artificial

La fuga de 'superingenieros' de Alphabet acerca su coche autónomo a la competencia

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La marcha del director tecnológico Chris Urmson se suma a otras ahora que tanto grandes empresas como fondos de inversión están dispuestas a invertir en tecnologías de conducción autónoma

  • por Tom Simonite | traducido por Diego Soto de Lucas
  • 15 Agosto, 2016

Después de más de siete años de avances tecnológicos y de casi 2,9 millones de kilómetros recorridos en vías públicas, el coche autónomo de Alphabet sigue siendo el rival a batir. Sin embargo, aunque aún falte tiempo para su lanzamiento comercial, cada vez parece menos extraordinario.

El director tecnológico del proyecto, Chris Urmson, dejó la empresa la semana pasada. Es el último en el desfile de talentos que han abandonado la iniciativa, la cual empezó en 2009 dentro del laboratorio Google X transformado ahora en únicamente X, la filial que creó Alphabet el año pasado para separar las actividades principales de Google del resto de sus proyectos. Alphabet y otras empresas que invirtieron pronto en la conducción autónoma, como Tesla Motors, han visto como altos cargos se marchan de sus empresas a medida que la competencia (que incluye desde grandes fabricantes de coches, empresas como Apple y hasta start-ups con mucha financiación) ha empezado a desarrollar proyectos serios de coches autónomos.

"Otras empresas han seguido pisándole los talones a Alphabet; ya no creo que vayan a salirse con la suya", afirma el director ejecutivo de la empresa de capital riesgo de Palo Alto (EEUU) AutoTech Ventures, Quin Garcia. Para Garcia, cuya empresa está centrada en start-ups de transporte, "los inversores y las empresas están dispuestos a poner mucho dinero para desarrollar esa tecnología.".

Garcia opina que los últimos avances en aprendizaje de máquinas ha permitido recorrer más fácilmente un camino que Alphabet tardó años en peregrinar. Y los ingenieros más experimentados como Urmson pueden estar seguros de conseguir mucho apoyo incluso si deciden trabajar por su cuenta, añade (Urmson confesó en una entrada en Medium la semana pasada que todavía no tiene ningún proyecto en la recámara). Los 581 millones de dólares (520 millones de euros) que invirtió General Motors para comprar Cruise, una start-up que trabaja en la conducción autónoma, han fomentado la confianza entre los emprendedores e inversores, quienes ahora piensan que competir contra Alphabet puede ser posible.

Foto: Uno de los prototipos de vehículo autónomo desarrollado por Alphabet. Crédito: Fotografía de Justin Sullivan | Getty.

Uno de los miembros fundadores del proyecto original de Google sobre conducción autónoma, Anthony Levandowski, dejó la empresa en enero. En mayo creó Otto, una start-up en San Francisco (EEUU) que trabaja en el desarrollo de sistemas de conducción autónoma para camiones. La empresa ya ha modificado camiones para que se conduzcan solos durante unas pruebas realizadas en carreteras de California. Otto cuenta con más de 60 empleados, según refleja su perfil de LinkedIn, y entre los que se incluyen algunos veteranos de los equipos de conducción autónoma de Alphabet y Tesla.

Otro de los competidores de Alphabet es Zoox, una start-up situada en Menlo Park, California (EEUU), que también trabaja en un vehículo autónomo que sirva como taxi sin conductor. Una presentación de junio revela que Zoox ha recibido 100 millones de dólares (90 millones de euros) en financiación y, según Business Insider, planea doblar esta cifra.

Una de las razones por la que los inversores están apoyando estas start-ups es la idea de que Alphabet, a pesar de contar con una ventaja inicial, todavía no se encuentra en posición de comercializar la tecnología.

Los directores del proyecto han afirmado que solo están interesados en coches que puedan gestionar cualquier situación de conducción sin supervisión humana. Para alcanzar ese fin, están desarrollando coches sin volante ni pedales de freno para que las personas no puedan utilizarlos. Además, Alphabet planea vender la licencia de su tecnología a un fabricante de coches en vez de fabricar coches por sí misma. El año pasado, el anterior director de la división estadounidense de Hyundai, John Krafcik, fue nombrado CEO de este proyecto.

Esa estrategia plantea dos desafíos, afirma el director ejecutivo de la empresa de capital riesgo para etapa temprana en el sector del transporte Motus Ventures, Robert Seidl. Según afirma, "las empresas automovilísticas no confían en Google". En su opinión, "no quieren dedicarse solo a doblar metal y obtener un pequeño margen del beneficio". En segundo lugar, continúa Seidl, ni Alphabet ni los fabricantes de coches están en una posición ventajosa para lanzar una flota de taxis robóticos, lo que según sus inversores sería la manera más plausible de ganar dinero con vehículos completamente autónomos.

Un servicio de transporte bajo demanda al modo de los taxis recuperaría rápidamente la inversión de desarrollar y fabricar los coches, ya que podría ponerlos a trabajar durante muchas horas al día, opina Seidl. Un servicio de coches robóticos sería viable incluso si se limitasen a funcionar en una zona concreta, continúa. Los vehículos autónomos dependen en gran medida de que los mapas 3D con alto nivel de detalle estén siempre actualizados, por lo que comercializar un coche particular capaz de conducir a cualquier lugar supondría un gran reto. Durante la conferencia EmTech Digital de MIT Technology Review, Urmson declaró que esperaba que los vehículos de Alphabet llegasen primero al mundo urbano.

Video: Chris Urmson comparte [en inglés] su experiencia en el proyecto de coches autónomos de X. Crédito: MIT Technology Review.

El socio de la empresa de capital riesgo Lux Capital -también en Menlo Park y que invirtió en Zoox-, Shahin Farshchi opina que ni una empresa construida alrededor de un buscador de internet ni una empresa especializada en vender coches de uso privado parecen capaces de desarrollar un buen servicio de transportes. "La idea de que Honda o Toyota entren en el negocio del transporte autónomo es como decir que Boeing o Airbus van a funcionar como aerolíneas", añade Farshchi. La decisión de General Motors de invertir 500 millones de dólares–450 millones de euros– en Lyft, la competencia de Uber, y ensayar un servicio de transporte autónomo podría significar reconocer este desafío. Por otra parte, Alphabet tiene interés en Uber a pesar de que esta última está persiguiendo fervientemente su propia tecnología de conducción autónoma.

Al mantener su postura de esperar hasta que los vehículos completamente autónomos para pasajeros estén listos, Alphabet podría perder la oportunidad de sacar provecho durante los primeros años de la tecnología. Mientras tanto, otras empresas podrían obtener grandes beneficios de la tecnología de conducción autónoma para, por ejemplo, los trayectos por autopista, algo bastante sencillo si se compara con conseguir que un vehículo gestione las situaciones urbanas complejas (ver El coche automático aún necesita conductor). Otras empresas, entre las que se incluyen Otto y Tesla, consideran que es posible ofrecer ciertas funciones automáticas para la conducción privada o comercial, es decir, unas que se activen solo durante un tiempo.

Urmson ha sido un ferviente crítico de la idea de que la automatización parcial sea segura. Sostiene que los empleados de Google que utilizaron los prototipos autónomos en 2012 se volvieron rápida y peligrosamente confiados en su autonomía (ver La pereza dirige el diseño el nuevo coche autónomo de Google). También ha dicho que el proyecto de Alphabet está más cerca de estar listo para circular de lo que piensan algunos. Durante la conferencia EmTech Digital de mayo, repitió en varias ocasiones que su objetivo es que su hijo no tenga que sacarse el carnet de conducir. Eso significaría que los coches de Alphabet tomarán las carreteras en 2020. Todavía no está claro si de verdad lo cree, o si esos coches tendrán que compartir la carretera con otros coches autónomos desarrollados con la ayuda de Urmson.

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