Inteligencia Artificial
Los robots están empezando a invadir calles, hoteles y centros comerciales
Cada vez hay más máquinas que se pasean por centros comerciales en busca de comportamientos sospechosos, hacen de servicio de habitaciones y entregan paquetes en la puerta de los clientes
En el lujoso Centro Comercial Stanford en Palo Alto (EEUU), la gente se saca selfies con un robot errante cuyo aspecto parece una mezcla de la novia de Wall-E y R2D2. Se trata de un guardia de seguridad robótico K5, un androide de unos 135 kilos y repleto de sensores de una start-up llamada Knightscope que patrulla la zona y detecta comportamientos sospechosos.
K5 forma parte de un pequeño pero creciente número de robots móviles a escala humana que están encontrando empleo fuera de los confines de los entornos industriales como las fábricas. Están invadiendo espacios comerciales, incluidas las tiendas, los hoteles y las aceras públicas en su misión por proporcionar servicios junto a empleados humanos por una fracción del precio de emplear a personas para que hagan tareas generalmente aburridas. Las máquinas incluyen capacidades de navegación y prestaciones de seguridad que les permiten ejecutar tareas sencillas de forma autónoma sin presentar riesgos para los humanos.
"No se trata de reemplazar a las personas, sino de aumentarlas", explica el CEO de Savioke, Steve Cousins, cuya empresa fabrica un robot de servicio de habitaciones llamado Relay, también conocido como Botlr.
Los robots Relay operan actualmente en ocho hoteles en Estados Unidos, donde hacen entre 25 y 30 viajes diarios hasta las habitaciones de los huéspedes portando los objetos solicitados, como comida, pasta de dientes y paquetes.
Foto: El K5 de Knightscope es un guardia de seguridad robótico. Crédito: Knightscope.
En el hotel Aloft en Cupertino (EEUU), un Botlr de casi un metro de alto se queda en su estación base, tras el mostrador de recepción, a la espera de que un cliente llame para solicitar alguna entrega. Entonces, un empleado coloca el artículo, por ejemplo una bolsa de patatas fritas, dentro de la caja de 21 litros de capacidad del robot, cierra la tapa y emplea la pantalla táctil del robot para introducir el número de habitación. Entonces, Botlr se va zumbando al ascensor, que ha sido modificado para permitir que el robot lo llame de forma inalámbrica. Después, navega hasta la habitación gracias a tecnologías lídar y sensores de profundidad. El Botlr espera a que el cliente abra la puerta antes de abrir la tapa y revelar el contenido de su caja, y después se dirige de vuelta a su estación base en la planta baja (si el cliente no abre su puerta, como sucedió cuando visité el hotel, el robot simplemente lleva los objetos de vuelta consigo a su estación base).
Para poner a prueba la paciencia de Botlr, Cousins le envió a una misión simulada dentro del vestíbulo del hotel mientras nosotros obstaculizábamos su paso intencionadamente; y la máquina navegó alrededor de nosotros con mucha destreza.
Foto: Tally, un robot de Simbe Robotics, puede patrullar los pasillos de las tiendas y revisar el inventario. Crédito: Simbe Robotics.
Los robots también interactúan con humanos en varias tiendas, incluido un Target en San Francisco (EEUU), donde un robot llamado Tally fue utilizado en pruebas piloto en las que recorría los pasillos para comprobar inventario, una tarea tediosísima para los humanos. Tally detecta si los productos se han agotado o movido para que el personal humano pueda reemplazar o recolocarlos. Según el creador de Tally, una start-up llamada Simbe Robotics, puede completar una auditoría de una tienda de tamaño medio en alrededor de media hora con una precisión del 96%. La misma tarea le llevaría a un humano 25 horas, y la empresa sostiene que las personas sólo tienen una precisión de alrededor del 65%
El CEO de Simbe Robotics, Brad Bogolea, afirma que para que los compradores se sientan cómodos al tener robots circulando entre ellos, es importante que no tengan un aspecto amenazante. Bogolea afirma: "No producimos algo que se parezca al Terminator. Las preguntas más frecuentes de nuestros clientes son si está elaborando un mapa, limpiando el suelo o si es un robot de seguridad".
Foto: El robot de Starship Technologies navega por aceras públicas de forma autónoma para entregar paquetes. Crédito: Starship Technologies.
Es un diseño del que se ha hecho eco Starship Technologies, una de varias start-ups que intentan optimizar "la última milla" de las entregas, que se refiere normalmente al último tramo del recorrido de un paquete entre el último centro de distribución y el hogar o negocio del cliente. Los robots autónomos de seis ruedas de Starship Technologies tienen un aspecto del estilo de un dibujo animado que recuerda al último modelo de coche autónomo de Google. Cada robot emplea nueve cámaras para navegar por las aceras, y porta paquetes o la compra del supermercado dentro de un compartimento seguro que solo se abre al introducir un código enviado al destinatario por SMS.
Hasta ahora, 15 robots de Starship Technologies han recorrido más de 5.000 kilómetros sobre aceras públicas en Arkansas (EEUU), Londres (Reino Unido), Estonia y la zona de la bahía en San Francisco (EEUU). Llegué a observar uno dando vueltas por una pista de atletismo en un parque de San Francisco, y resultó divertido observar las reacciones de la gente, que se volvía tras adelantar al robot con miradas incrédulas mientras intentaba entender qué era y a quién pertenecía.
Foto: El robot Relay de Savioke - también conocido como Botlr - entrega pequeños artículos a las habitaciones de hotel. Crédito: Savioke.
Operar al aire libre en entornos urbanos se ha mostrado especialmente complicado, según el director de Operaciones de Starship Technologies, Allan Martinson. Los robots de la empresa han de navegar en espacios abiertos sobre un terreno impredecible, en los que hay personas y distintas condiciones de iluminación. Para ayudar a lidiar con cualquier problema con el que se encuentran los robots, como cruzar por un paso de cebra, pueden ser controlados por un operador humano en remoto en cualquier momento.
Siempre que los robots interactúen con humanos sin formación específica, la seguridad representa una importante preocupación. Para evitar problemas, estos robots tienden a integrar tecnologías de detección de obstáculos y fijar unos límites de velocidad muy bajos. Savioke y Starship Technologies, por ejemplo, limitan sus robots a una velocidad máxima de seis kilómetros por hora.
Pero, mientras que todos estos robots pueden interactuar con humanos de forma segura a un nivel sencillo, todavía hay muchas cosas que mejorar, asegura la profesora de informática de la Universidad de Carnegie Mellon (EEUU) Manuela Veloso, que estudia la inteligencia artificial y los robots. Ella cree, por ejemplo, que deberíamos poder enseñarles mediante las instrucciones y las correcciones.
"Inevitablemente, la gente observará robots que se ciñan demasiado a una pared o que no den las gracias y querrá corregir esos comportamientos. Los robots necesitan aprender de estas interacciones", asegura.