La 'start-up' de Andras Forgacs cultiva células para producir carne y cuero que quiere llevar al mercado en cinco años
Foto: Andras Forgacs
Modern Meadow, una start-up con sede en Brooklyn (EEUU), quiere comercializar cuero y productos cárnicos que no están hechos de animales sacrificados, sino cultivados en tanques de cultivo. Si funciona, y si el mercado acepta los productos resultantes, significaría un ahorro importantísimo de agua, tierra y energía asociados con la producción ganadera.
El director ejecutivo y cofundador de la empresa, Andras Forgacs —quien anteriormente había cofundado Organovo, una empresa que usa impresoras 3D para fabricar tejido humano para aplicaciones biomédicas—, habló el pasado martes durante la conferencia anual EmTech en EEUU y después se sentó a charlar con David Talbot, corresponsal jefe de MIT Technology Review.
¿Cuál es la idea que hay detrás de Modern Meadow?
La empresa se fundó para expandir las ideas de la ingeniería biomédica de tejidos: si somos capaces de cultivar piel, ¿podremos hacer cuero? Si somos capaces de cultivar músculo, ¿podremos hacer carne? Ya lo hemos conseguido y estamos trabajando con chefs y artesanos del cuero para perfeccionar nuestros materiales. Somos una empresa de materiales y a corto plazo estamos centrados en el cuero. Queremos asegurarnos de conseguir una gran calidad y el material correcto y entonces desarrollar un proceso que se pueda escalar.
Pero también habéis estado haciendo aperitivos que habéis llamado "chips de ternera" hechos con células de músculo de vaca con sabores como teriyake y seta shiitake. No los has traído aquí. ¿Cuándo estarán disponibles?
Estamos haciendo degustaciones privadas, pero aún estamos refinando la receta y creando formas de escalar la producción. Tenemos que pensar en si es el proyecto que queremos comercializar. Esperamos que los chips de ternera estén disponibles dentro de los próximos cinco años y acaben siendo competitivos con aperitivos de alta gama como los chips de col rizada, pero depende de la legislación y de poder escalar la fabricación. La gente dice que saben como la cecina, pero crujientes.
Tengo que preguntarlo. ¿Podría coger unas células del músculo de mi brazo y...?
Ah, la pregunta de Hannibal Lecter. ¿Podríamos hacerlo? Claro que se podría. Pero nos tomamos la bioética en serio y no es algo que haríamos. Intentamos que la idea de que el cultivo de carne sea algo moral y atractivo. Y probablemente esa no sea la mejor forma de hacerlo.