Su último informe afirma que serán necesarias nuevas tecnicas para compensar los rebasados límites de gases invernadero
Foto: Una forma de reducir la cantidad de CO2 en la atmósfera sería revertir el tipo de deforestación que se observa aquí en Victoria, Australia.
Un informe sobre el clima presentado por la Organicación de las Naciones Unidas (ONU) el domingo pasado concluye que quizá aún haya tiempo para limitar el calentamiento global a un aumento de las temperaturas medias de dos grados Celsius o menos, lo que podría servir para evitar los peores efectos del cambio climático. Pero para conseguirlo hacen falta cambios extraordinarios en la infraestructura energética a un ritmo mucho más rápido que el actual, y quizá requiera el uso de tecnologías polémicas y sin demostrar para extraer los gases de efecto invernadero de la atmósfera.
El nuevo informe, cuya versión completa se presentó ayer, es el tercero en una serie presentada en el último año por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU. El primero de estos tres informes buscaba pruebas de la existencia del cambio climático, mientas que el segundo investigaba los efectos del cambio climático y las opciones existentes para adaptarnos a él. El nuevo informe analiza las opciones para prevenir el cambio climático reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero. Juntos, los tres documentos del IPCC constituyen la quinta evaluación del clima hecha por el grupo, sintetizando decenas de miles de estudios científicos para dar directrices a los legisladores sobre el cambio climático.
El nuevo informe se ocupa principalmente del volumen y ritmo de emisiones de gases de efecto invernadero y qué hará falta para reducirlas y limitar el cambio climático. Pero sus conclusiones se basan en parte en la premisa de que se podrán extraer los gases de efecto invernadero de la atmósfera, una tecnología que aún hay que probar a escala práctica.
"Hay toda una serie de tecnologías de las que es divertido hablar, pero aún no hay nada listo para desplegar", afirma David Victor, profesor de relaciones internacionales y director del Laboratorio de Derecho Internacional de la Universidad de California en San Diego (EEUU).
En general, los científicos están de acuerdo en que para evitar las peores consecuencias del cambio climático habrá que estabilizar los niveles de gases clave de efecto de invernadero por debajo de las 450 partes por millón (los niveles actuales de los gases de efecto invernadero, entre ellos el dióxido de carbono y otros gases como el metano ya están en las 430 partes por millón). Pero incluso tomando medidas agresivas para reducir las emisiones, invertir en eficiencia energética, energías renovables, centrales nucleares y tecnología para capturar el CO2 de las centrales que usan combustibles fósiles, es probable que el mundo supere ese umbral. En consecuencia, para limitar el calentamiento a dos grados Celsius quizá haga falta retirar gases de efecto invernadero de la atmósfera, para que los niveles bajen hasta las 450 partes por millón.
En este punto está claro que el cambio climático ya no se puede prevenir del todo. Ya ha tenido un impacto sobre el nivel del mar, la acidificación de los océanos y muchos ecosistemas (ver "Cómo adaptarse al cambio climático"). Y el nuevo informe del panel concluye que las emisiones de gases de efecto invernadero han aumentado a mayor velocidad en la última década que en las tres anteriores. El informe afirma que los peores efectos se pueden evitar con una inversión sustancial en tecnologías que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero también habla de tres formas de extraer dióxido de carbono del aire y todas ellas presentan problemas. La primera es aumentar la cantidad de árboles en el planeta para absorber más dióxido de carbono, pero para ello habría que revertir una larga tendencia hacia la deforestación.
La segunda es un método llamado bioenergía con captura y almacenamiento de carbono, o BECCS. Consiste en cultivar árboles u otro tipo de biomasa, quemarlos para generar electricidad y después capturar el dióxido de carbono liberado por la quema y almacenarlo bajo tierra. En teoría serviría para reducir los niveles de CO2 en la atmósfera. Pero en la práctica la escala del método sería limitada; quizá cueste generar grandes cantidades de electricidad usando árboles sin producir una mayor deforestación. Y la tecnología de captura y secuestro de carbono no se ha probado a gran escala (ver "Capturar y almacenar dióxido de carbono en un sencillo paso"). El informe reconoce que este método es arriesgado. Victor afirma: "Mi opinión personal es que BECCS es una fantasía". El experto lo cataloga como "algo que surgió de la comunidad de científicos que se dedica a hacer modelos porque permite a los modelos resolver problemas aparentemente irresolubles".
Por último el informe se refiere a otras tecnologías de "retirada del dióxido de carbono", enfoques experimentales que usan distintos materiales para absorber el CO2. Como el dióxido de carbono se da en concentraciones muy bajas en la atmósfera (apenas unos cientos de partes por millón), para capturarlo suele hacer falta mucha energía y por lo tanto resulta caro. "Es mucho más barato prevenir las emisiones que intentar retirarlas después", afirma el investigador sénior de investigación en la Iniciativa por la Energía del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EEUU), Howard Herzog.
Aunque las emisiones de gases de efecto invernadero se acabasen hoy, probablemente los gases que ya se han acumulado producirían más calentamiento durante décadas hasta que el clima mundial se instalara en un nuevo equilibrio. El hecho de que el dióxido de carbono se acumule en la atmósfera, y que niveles elevados pueden persistir durante cientos de años, significa que las acciones que se tomen ahora tendrán efectos duraderos.