Acelerar un proceso natural de erosión podría ser una forma práctica de capturar y almacenar dióxido de carbono de las centrales eléctricas.
Las mismas reacciones químicas que permiten al agua horadar cuevas en la piedra caliza se podrían usar para capturar dióxido de carbono de las chimeneas, según investigadores de las Universidades de Stanford y de California en Santa Cruz (EE.UU.).
Este proceso -que usa agua marina y caliza pulverizada para capturar CO2- sería más sencillo que las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono convencionales (CSS por sus siglas en inglés), y potencialmente más barato y más práctico. Los investigadores han hecho una demostración de la idea en pruebas en laboratorio, pero no aún no la han hecho en una central eléctrica real.
La CCS convencional es un proceso complejo que implica primero aislar el dióxido de carbono de otros gases de combustión, después comprimirlo y enviarlo a un lugar de almacenamiento subterraneo. En consecuencia, estas tecnologías son caras y aún no se han demostrado a gran escala (ver "Buscando métodos para capturar CO2 de forma económica").
El nuevo método captura y almacena el dióxido de carbono en un único paso. "El concepto básico es extremadamente sencillo", explica Ken Caldeira, profesor de Ciencias Medioambientales en la Universidad de Stanford. Caldeira explica que supone acelerar un proceso natural. Al mezclarse con agua, el CO2 hace que ésta sea ligeramente más ácida. Si este agua entra en contacto con caliza, la caliza reacciona con el dióxido de carbono para producir bicarbonato cálcico, un material común que es un componente de las aguas duras.
Pulverizar la piedra y exponerla a los niveles relativamente concentrados de CO2 que se encuentran en los gases de combustión posibilita la captura y almacenamiento de un 70 a un 80 por ciento del dióxido de carbono emitido por una central térmica, según los experimentos llevados a cabo en laboratorio, afirma Greg Rau, investigador sénior del Instituto de Ciencias del Mar en la Universidad de California en Santa Cruz. El producto de la reacción, agua que contiene bicarbonato cálcico disuelto, se bombearía al mar. Incluso aunque todas las centrales térmicas costeras pusieran en marcha la tecnología, la cantidad de bicarbonato cálcico presente en el mar como consecuencia de procesos naturales sólo aumentaría modestamente, afirma.
El principal desafío del método es que exige el uso de grandes cantidades de agua y caliza, El sistema para capturar el CO2 sería del tamaño de una nave industrial. Las centrales eléctricas costeras ya bombean mucha agua del mar para enfriar, así que serían las mejores candidatas para aplicar el método.
Aunque los investigadores calculan que el proceso podría ser más barato que otros procesos de captura y almacenamiento de carbono, tienen que confirmarlo haciendo una demostración a pequeña escala del sistema en una central térmica. La demostración también tendría que medir los efectos medioambientales de bombear bicarbonato cálcico al océano.
Rau afirma que habría un beneficio medioambiental en el área próxima a una central eléctrica. El bicarbonato cálcico podría hacer que el agua fuera ligeramente menos ácida, contrarrestando la acidificación del océano que se ha estado dando como resultado de los niveles más elevados de dióxido de carbono en la atmósfera.