La nueva interfaz de Facebook para teléfonos inteligentes no concuerda con la forma en que el mundo usa los ordenadores.
Cuando el iPhone era aún una novedad, Steve Jobs le mostró uno a Alan Kay y le preguntó si era "lo suficientemente bueno como para hacerle una crítica". Kay, pionero informático, había sido un héroe para el fundador de Apple: en 1972, cuando gran parte del mundo aún estaba usando cintas magnéticas, había propuesto a sus colegas en el Centro de Investigación de Palo Alto de Xerox un ordenador pequeño, portátil y sobre todo personal llamado Dynabook. Apple siguió servilmente la visión de Kay. Más de un cuarto de siglo después, Kay le dijo a Jobs que el iPhone podría merecer una crítica, pero solo si Apple agrandaba la pantalla al tamaño del cuaderno Moleskine de 5 por 8 pulgadas.
La propuesta de Kay de 1972 especificaba las propiedades de la pantalla, el procesador y la memoria, pero el modelo de computación que describió era tanto moral como técnico: un mundo de 'objetos' de software que podían ser manipulados directamente por los usuarios de la máquina, quienes podrían ser niños. Esto fue cuatro años después de la demostración que hizo Douglas Engelbart de NLS (oNLine System), que introdujo el hipertexto, el ratón y la videoconferencia, y dos años antes de que Ted Nelson publicara Computer Lib/Dream Machines, un enorme manifiesto sobre la liberación personal a través del hipertexto. Todo esto formaba parte de una tradición de Palo Alto según la cual los ordenadores debían ser (en palabras de Jobs) una "bicicleta para nuestras mentes".
El sistema operativo Android es también parte de esa tradición, sobre todo porque toma prestado convenciones del iPhone, pero también por su filiación a Google, una empresa cuya misión es "organizar la información mundial y hacerla universalmente accesible y útil". Tanto Apple como Google venden a sus usuarios una especie de superhumanismo hecho posible gracias a miles de millones de ciclos de reloj del procesador, fiel a la máxima de Whole Earth Catalog de 1968: "Somos como dioses, y también podríamos ser buenos en esto".
Facebook tiene valores diferentes. En su núcleo, se trata de una estructura de datos, un enorme gráfico social de personas, objetos y conceptos interconectados. La mejora de ese gráfico, aumentando su amplitud y densidad, es la ambición del ejecutivo principal de la compañía, Mark Zuckerberg. Cuanto mejor sea la calidad de la base de datos, en su opinión, mejor es la propuesta para los usuarios y anunciantes. Para Facebook, la red y el gráfico no son un medio para un fin, sino el fin mismamente.
Es curioso cómo la gente rara vez se pregunta para qué sirve Facebook. Sirve para perpetuar Facebook.
No hay otra empresa como Facebook. Se trata de un negocio basado en la publicidad que crece mediante el enrutamiento de más señales sociales humanas a través de su enorme red. Puesto que las personas utilizan los dispositivos móviles para hacer cada vez más cosas, la empresa necesita capturar más la atención de los usuarios de teléfonos inteligentes. A nivel mundial, la gente envía 8,6 billones de mensajes de texto cada año, y no a través de Facebook. Puesto que no quiere limitarse a ser una aplicación para smartphones, Facebook se ha integrado en Android, añadiéndole una nueva capa de interfaz llamada Facebook Home.
Se trata de un añadido imperfecto, y puede que no funcione. Una de las razones es la deficiente implementación de la idea de Facebook. Pero el mayor problema es que la visión de la compañía social y de redes para relacionar seres humanos y ordenadores está en contradicción con la tradición de Palo Alto, que el mundo ha incorporado irreversiblemente. Si hubiera que destacar un conflicto entre Facebook Home y el sistema Android en el que está incorporado, sería el siguiente: Android sabe muchas pequeñas cosas, y Facebook Home solo sabe una y grande.
Avatares
En primer lugar, la implantación. Durante dos semanas llevé conmigo el HTC First, el primer teléfono inteligente que incorpora Facebook Home ya instalado, como dispositivo móvil principal. El hardware es la típica maravilla de la miniaturización, es decir, maravilloso hoy, pero basura para el próximo año. Incorporar Home en Android probablemente ha sido por razones de conveniencia, porque la licencia estándar de Android permite modificaciones. Se sabe que Facebook está negociando con Apple para añadir Home a la interfaz principal del iOS, pero seguramente las negociaciones duren algún tiempo.
Desde el momento en que el teléfono se enciende, uno se encuentra con una falta de resolución como las de antes, y resulta que el teléfono en sí tiene una pantalla de alta definición. El logo con la f en un círculo en la caja nos promete una experiencia Facebook, pero lo primero que el teléfono pide es la información de la cuenta de Google. Y a partir de ese momento, Facebook Home se convierte en una serie de trabas.
Fiel a su nombre, Home se hace con la pantalla de inicio del teléfono, elimina la base de iconos favoritos en la parte inferior y los sustituye por el avatar del usuario (en mi caso una fotografía de mi cabeza). Al pulsar y mantener pulsado el avatar, aparecen varios iconos grises. Si arrastramos el avatar a un icono, por ejemplo, se abre la pantalla principal de la aplicación. Tal vez Facebook esperaba que hacer que la gente moviera una pequeña representación de ellos mismos crearía una íntima conexión con el dispositivo. Pero lo que genera es fricción: hay que dar muchos pasos entre el dedo y la aplicación (por ejemplo, Gmail) que deseas abrir.
Cuando el usuario no está ocupado con una aplicación, la pantalla principal muestra imágenes y actualizaciones de estado de amigos en Facebook. Puedes pasar rápidamente de una actualización a otra, o el teléfono lo hace por ti. La actualización más reciente es la primera, por lo que se da un efecto de ir hacia atrás en el tiempo. Tener una pantalla de inicio con actualizaciones es una buena idea, porque coger el teléfono y juguetear con él es algo que la gente hace decenas de veces al día, y Home coloniza esos momentos con el contenido de Facebook. Sin embargo, el algoritmo de selección es indiscriminado, y la gente más ruidosa llega a dominar la pantalla de inicio. He aprendido un montón de cosas en dos semanas acerca de algunos viejos amigos de la escuela secundaria, pero muy poco acerca de las personas más cercanas a mí. Aunque algunas señales significativas logran traspasar el ruido creado por nuestros conocidos, el efecto final de la pantalla de inicio es como estar en una reunión llena de rostros que recordamos a medias y no en el tipo de fiesta eterna que promete la campaña de publicidad de Facebook. Quizás soy demasiado mayor para apreciar este tipo de fiestas.
Para marcar una actualización con un 'me gusta', puedes hacer clic en un pequeño icono o pulsar dos veces. En general, este teléfono es malo para cualquier persona con un control motor deficiente. Para mí, deslizarme entre las actualizaciones de estado solía hacer que apareciera el buzón de notificaciones nativo de Android. A veces tocaba algo en la pantalla de inicio, un nombre, por ejemplo, por accidente y acababa vinculado a la aplicación de Facebook de Android. Era fácil perderse en una secuencia de acciones, y ninguna de ellas era significativa.
Y luego estaban las 'cabezas de chat'. Cuando alguien te manda un mensaje, aparecen en pantalla unos pequeños avatares circulares. Indican conversaciones a medias, y cuando las tocas aparecen las conversaciones en curso. Son persistentes, aunque desaparecen cuando entras en una aplicación con modo de pantalla completa, como el lector Kindle. Las cabezas en sí están muy bien, pero son lo suficientemente grandes como para en ocasiones ocultar elementos, incluso en la propia aplicación de Facebook. Pasé cierto tiempo buscando una forma de publicar una actualización de estado antes de darme cuenta de que el botón que quería estaba detrás de la cara sonriente de mi esposa.
Una forma de ser
El verdadero objetivo de Home es reemplazar aplicaciones con personas, haciendo que el proceso de interactuar con un teléfono inteligente sea algo inherentemente social. El mercado ha respondido hasta ahora con poco interés. El precio del HTC First ha bajado de 99 dólares a 99 centavos de dólar (76,29 euros a 76 céntimos de euro) con contrato. Y sin embargo, dado el tamaño de Facebook y el alcance de sus ambiciones, y el hecho de que Home representa un pequeño esfuerzo dentro el esquema general de las cosas, es seguro asumir que todo esto es solo una advertencia. Algunas características de Home, como las cabezas de chat, ya se han incluido en la aplicación de Facebook y, sin duda aparecerán en otros teléfonos. La empresa debe poseer más del teléfono (no del mercado, sino del propio teléfono) para seguir creciendo.
El Kindle Fire de Amazon también se basa en Android. Amazon vende acceso digital a libros, películas y contenidos similares, lo que quiere decir que Amazon considera a sus usuarios como consumidores de medios: podrían hacer otras cosas con sus Fires (incluyendo comprobar Facebook), pero están interesados en las interacciones personales con los medios, interacciones que se pueden sostener durante horas o incluso, en el caso de algunos libros, semanas.
Pero las horas pasadas leyendo un libro son horas perdidas para Facebook. Aquellas piezas más pequeñas de contenidos que fomenten la reacción inmediata son más útiles para fortalecer y ampliar el gráfico social. Facebook ha creado un ambiente que resalta unas pocas líneas de texto, una foto individual, personas a las que puedes saludar, cosas que te pueden gustar. Bailar, la música en directo y las vacaciones con buena recepción de teléfono son buenas para el gráfico social.
Eso es de lo que está hecha la pantalla de inicio de Facebook Home. Las cabezas de chat son pequeñas y las conversaciones son ligeras. No logré mantener una charla durante poco más de algunos minutos, y una frase típica podía ser de solo unas pocas palabras. Cuando estos chats se acabaron, se desvanecieron de inmediato de mi memoria, al igual que la mayoría de cosas que consiguieron distraerme en la pantalla de inicio. El objetivo de Facebook Home es el ambiente, no la permanencia.
Pero cuando usamos ordenadores, estamos acostumbrados a crear y consumir cosas que posean cierta permanencia. A pesar de que las interfaces de teléfonos inteligentes en general abstraen los archivos y las carpetas, el modelo informático subyacente se ha mantenido sin cambios desde la época de Kay en Xerox PARC: el usuario abre una aplicación, la carga en memoria y utiliza herramientas de software para gestionar grupos específicos de datos. Dropbox es uno de los muchos servicios que guardan tus archivos en la nube, para que puedas acceder a ellos desde cualquier teléfono, tableta u ordenador. Puede que nunca compartas lo que creas o posees, o puede que solo lo compartas años después. La gente ha escrito y leído novelas en sus teléfonos inteligentes. Cuando salió el primer iPhone, se bromeaba con que era un pequeño gran ordenador, pero un teléfono pésimo. Eso no impidió que la gente lo comprara, porque entendieron el valor de tener un ordenador en el bolsillo.
La red social, sin embargo, no es una herramienta, sino una forma de ser. Si quieres dejarte una nota en Facebook, utilizar el servicio como un bloc de notas, debes compartirla contigo mismo, seleccionar la opción 'solo yo' de una lista que también incluye 'público' y 'amigos'. Es curioso cómo la gente rara vez se pregunta para qué sirve Facebook. Hemos aceptado que es algo enorme que surgió un día y que no nos podemos quitar de la vista. En realidad no sirve para nada concreto, y claramente no nos sirve para gestionar tareas y documentos. Sirve para perpetuar y mejorar el gráfico social. Le sirve a Facebook.
Visión moral
La utilidad autoreflexiva de Facebook explica por qué la privacidad es tan difícil para la compañía. La libertad de leer y experimentar cosas en privado es esencial para el desarrollo personal, la propuesta central del ideal emersoniano del que la tradición de Palo Alto es heredera. Pero la proposición principal de Facebook es que cuando construimos colectivamente el gráfico social, todo el mundo se beneficia. La naturaleza exacta de esas ganancias es desconcertante. Los anuncios de la empresa muestran una gran cantidad de jóvenes tocando y sonriendo. Algo bueno.
No se trata simplemente de que Zuckerberg sea astuto en su promoción de la participación y espeluznante en su ambivalencia acerca de la privacidad. Más bien, él es un auténtico creyente. La privacidad disminuye el valor del gráfico social. Si uno cree sinceramente en los méritos del gráfico, entonces uno debe sospechar acerca de la privacidad, porque la privacidad es egoísta.
La visión moral del Dynabook proponía que la gente utilizase la tecnología para manipular el código y los datos, para crear modelos del mundo, tantos como sean necesarios con el fin de entenderlo. En contraste, Facebook tiene un modelo único del mundo, monolítico y sin remordimientos: el gráfico canónico de las relaciones entre más de mil millones de seres humanos. Si la empresa quiere crecer, debe insertarse entre la gente y sus teléfonos inteligentes. Todavía hay demasiados momentos vividos viendo, leyendo o haciendo cosas, que no son de su propiedad.
Paul Ford es escritor y programador informático, con residencia en Brooklyn (EE.UU.). Está escribiendo un libro de ensayos sobre páginas web.