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China pone a prueba una pequeña red eléctrica inteligente

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Además de hacer que la red sea más fiable y eficiente, la tecnología podría ofrecer Internet, televisión y telefonía de alta velocidad.

  • por Phil Muncaster | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 06 Febrero, 2013

China ha comenzado a probar una tecnología de red inteligente que podría llegar a desplegarse a nivel nacional para hacer que la distribución de electricidad sea más fiable y eficiente. También podría servir para prestar servicios de Internet, televisión y telefonía de alta velocidad a los lugares más recónditos del país.

La organización State Grid Corporation of China (SGCC) está gestionando el proyecto de red inteligente utilizando tecnología de redes ópticas pasivas (PON, por sus siglas en inglés), un tipo de cableado de datos de banda ancha que se puede ejecutar en el interior de los cables de energía eléctrica sin interferencias. Hasta ahora alrededor de 86.000 instalaciones en China se han conectado a la red. Si el proyecto se extiende a todo el país, su implementación costaría alrededor de 2.000 millones de dólares (1.473 millones de euros).

Las redes inteligentes utilizan redes de ordenadores para permitir a las compañías eléctricas hacer un seguimiento general, que va desde el uso de electricidad en los hogares de los clientes hasta el rendimiento de los generadores en las centrales eléctricas en tiempo real. El concepto ha ganado mucha atención en Estados Unidos, aunque ha tardado en hacerse popular. Esto se debe en parte a que las compañías eléctricas regionales tienen diferentes ideas acerca de cómo conectar el último tramo de la red inteligente a los hogares de los usuarios, señala Rajit Gadh, profesor en la escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la UCLA (Universidad de California en Los Ángeles, EE.UU.).

"Tenemos alrededor de 3.000 compañías eléctricas en Estados Unidos en comparación con las dos principales en China", asegura Gadh. "En nuestra infraestructura hay una mezcla de tecnologías que han sido desplegadas para su uso en comunicaciones y van desde la banda ancha hasta las señales inalámbricas".

La emergente red inteligente de China podría ayudar a impulsar el desarrollo de la tecnología subyacente. "Esta es la mayor compañía eléctrica del mundo, y cubre la mayor parte de China, por lo que podría llegar a tener una gran influencia en cuanto a oportunidades de equipos y proveedores de componentes", señala Julie Kunstler, autora de un informe, The Merger of China’s Smart Grid and PON—A Potential Perfect Storm, publicado recientemente por la firma analista Ovum. "La SGCC tiene muchísimo dinero".

La SGCC sin duda está haciendo una gran inversión en tecnologías de red inteligente, y en 2011 anunció sus planes para gastar 100.000 millones de dólares (73.773 millones de euros) en proyectos relacionados. Cuenta con 286 millones de clientes y su objetivo es lograr una implantación de contadores inteligentes del 100% de aquí a finales de 2015, según Ovum.

Además de compañías locales como Huawei, ZTE y FiberHome, compañías estadounidenses como Broadcom, Qualcomm Atheros y Marvell, dedicadas a fabricar chips de control de acceso a medios (MAC, por sus siglas en inglés) para sistemas PON, podrían beneficiarse de la iniciativa empresarial, según asegura Kunstler

La cuestión es si el proyecto pasará a nivel nacional. La SGCC ha estado buscando alternativas de comunicaciones, entre ellas el LTE, que sean más baratas que la fibra para la parte de la iniciativa dedicada a la comunicación de datos. El uso de fibra en redes inteligentes requiere que la tecnología de red sea rediseñada para cumplir con los estrictos requisitos de redundancia de la SGCC, que se adapte para interconectarse con otras partes de la red eléctrica y que se modifique para su uso en exteriores.

Kunstler, desde Ovum, describe el uso de fibra como algo 'inusual' en despliegues de redes inteligentes, que normalmente emplean Power Line Communication (PLC) o algún tipo de comunicaciones inalámbricas, y señala que el aumento del ancho de banda que ofrece simplemente no es necesario en la mayoría de los casos. Esto parecería apuntar a la posibilidad de que SGCC ofreciera Internet usando la misma tecnología, señala. Podría solicitar una licencia de proveedor de servicios, o recibir una cesión de una compañía como China Mobile, que actualmente carece de una infraestructura significativa de línea fija, en un intento por compartir los costes.

Las cifras publicadas en julio de 2012 por el Centro de Información de Red de Internet de China indican que el número total de usuarios de Internet en el país es de 538 millones, y más de la mitad, 388 millones, usan redes móviles en lugar de banda ancha fija. Así que la SGCC tiene una gran oportunidad de mejorar tanto la penetración de Internet (más allá del actual 40 por ciento) y la calidad de los servicios de Internet a los ciudadanos, ofreciendo línea fija de fibra a sus usuarios.

El proyecto también podría servir como ejemplo para otras compañías en EE.UU. y otros países, para ver si una iniciativa tan costosa y a gran escala es factible, y tal vez también sirva para descubrir una solución novedosa con la que implementar la banda ancha súper rápida a nivel nacional.

"Las eléctricas llegan a todos los hogares, así que si ya existe una relación de servicio con el cliente, ¿por qué no llevarla un paso más allá y convertirse en su proveedor de servicios de comunicaciones?", asegura Kunstler.

No obstante, las principales barreras en EE.UU. todavía tienen que ver más con costes que con tecnología. La eléctrica EPB utiliza fibra para su red inteligente en Chattanooga, Tennessee, pero no a la escala de un posible despliegue nacional como el de SGCC. Además, las compañías ya han colocado cables de fibra junto a los de la energía eléctrica, pero solo en zonas de alta y media tensión, por lo que existen mayores gastos asociados con la adición de fibra a abonados residenciales y comerciales, especialmente en el caso del cableado eléctrico subterráneo, indica Kunstler.

Algunos académicos también han expresado sus dudas de que el enfoque pudiera funcionar en Estados Unidos. Michael Caramanis, profesor en la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Boston, señala que la sinergia entre la fibra y las redes inteligentes es discutible. "No está claro que la tecnología de comunicaciones PON sea una dirección que debamos exigir y subvencionar en EE.UU.", señala.

Clive Longbottom, fundador de la firma de analistas Quocirca, va más allá y argumenta que la economía de libre mercado de Estados Unidos podría no ser el clima adecuado para fomentar un plan tan radical y a gran escala. "Aquí es donde el sistema pseudo-capitalista [de China], controlado de forma central, tiene sus puntos fuertes frente al sistema capitalista tan arraigado que tenemos aquí, en el que las partes interesadas tienden a ver la propiedad como poder, en lugar de capacidad", argumenta.

Gadh, desde UCLA, es más optimista. A pesar de las diferentes condiciones de mercado en EE.UU., cree que las eléctricas podrían aprender mucho del programa piloto de la SGCC, aunque decidir seguir el ejemplo dependería de cada empresa. "Estoy seguro de que todo esto generará investigaciones y procedimientos de prueba y error, y aprenderemos muchas cosas del proyecto en China", asegura. "En base a las lecciones aprendidas, las eléctricas norteamericanas serían capaces de determinar si la tecnología es adecuada para ellas".

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