Una 'start-up' estadounidense está fabricando un test sanguíneo de papel para detectar enfermedades hepáticas.
Fotografías de Ken Richardson
Diagnostics for All, una organización sin ánimo de lucro de Cambridge, Massachusetts (EE.UU.), está fabricando una prueba para detectar enfermedades hepáticas que podría costar apenas unos céntimos. Consiste en un trozo de papel del tamaño de un sello con unos huecos que cambian de color al recibir una gota de sangre.
Esta prueba puede suponer un gran beneficio para los pacientes de los países más pobres, donde las enfermedades hepáticas se han generalizado como efecto secundario de los medicamentos administrados a los enfermos de VIH y de tuberculosis. Hasta una cuarta parte de las personas que toman antirretrovirales en el mundo subdesarrollado tienen problemas de hígado, una tasa cinco veces superior a la del resto del planeta. Las pruebas para comprobar el funcionamiento del hígado que se hacer regularmente en el mundo desarrollado requieren tubos de sangre, equipo de laboratorio y electricidad. El trozo de papel de Diagnostics for All no necesita ninguna de esas tres cosas.
El test usa un patrón de ranuras y huecos para permitir filtraciones y reacciones en varios pasos. La tecnología se originó en el laboratorio de George Whitesides, el químico de la Universidad de Harvard (EE.UU.) que creó el método, y se licencia a través de dicha universidad (ver “Paper Diagnostics”, en inglés). El papel absorbe las muestras de fluidos y aprovecha su capilaridad para transportarlos a los huecos de prueba que tiene impresos. Estos huecos están cubiertos de productos químicos que cambian de color al reaccionar con determinados marcadores en un líquido.
El papel está diseñado para funcionar de manera sencilla, con poco equipo adicional, lo que lo convierte en un sistema adecuado para las regiones más pobres. “En esos lugares hay muy pocos recursos. Es decir, casi nada de dinero, muy pocos médicos, nada de electricidad o refrigeración en muchos lugares”, afirma Whitesides. “Las condiciones son tales que resulta muy difícil imaginar cómo dispensar los cuidados sanitarios más básicos”, añade.
Cinco años después de su creación, Diagnostics for All, dirigida por la ejecutiva de la industria biotecnológica Una Ryan, y mantenida gracias a subvenciones de la Fundación Gates y otras, está consiguiendo tener un producto viable. La primera prueba de los test para el hígado se está llevando a cabo en pacientes con VIH en un hospital de Vietnam. La financiación, fabricación y modelo de distribución todavía se están estudiando, pero la empresa es capaz de fabricar entre 500 y 1.000 pruebas al día en sus instalaciones de Cambridge y espera obtener los permisos de fabricación para que los análisis hepáticos puedan llegar a los pacientes en 2014, explica Jason Rolland, que dirige los proyectos de ingeniería como director de investigación sénior de la empresa.
DFA (que es como se conoce a la compañía) está trabajando en otros sistemas de diagnóstico mediante papel: un análisis que detecta antígenos para múltiples enfermedades, entre ellas la malaria y el dengue; un test de preeclampsia para mujeres embarazadas; e incluso pruebas de ácido nucleico para detectar patógenos en la sangre. La empresa también está desarrollando pruebas para que los granjeros puedan comprobar si existen o no toxinas en la comida. En todos los casos, los resultados los puede interpretar un médico o una aplicación de teléfono inteligente, y a continuación el test puede ser incinerado. Después de todo, solo es papel.