La incertidumbre sobre Android podría retrasar el desarrollo tecnológico.
Un veredicto de mil millones de dólares (798 millones de euros) de un jurado en Estados Unidos la semana pasada ha hecho algo más que determinar que los teléfonos inteligentes y las tabletas de Samsung violan las patentes de Apple. También ha nublado el futuro de los productos y la investigación basados en el sistema operativo de código abierto Android, propiedad de Google.
Android, que está integrado en los productos de Samsung, se utiliza en más del 60 por ciento de los casi 700 millones de teléfonos inteligentes que se espera que se vendan en todo el mundo este año, según IDC, una firma líder de investigación en tecnología. En los meses previos a la sentencia, Google ya empezó a tomar medidas importantes para apuntalar su cartera de patentes con el fin de proteger a Android, y entre otras acciones efectuó la compra de Motorola Mobility.
Por tanto, el veredicto probablemente haya sido una sorpresa para muchos fabricantes de teléfonos móviles, investigadores y desarrolladores de productos. De hecho, puesto que Android es una plataforma de código abierto, a menudo sirve como un importante campo de pruebas para las tecnologías inalámbricas de próxima generación.
Por ejemplo, cualquier persona que quiera utilizar técnicas ya familiares como 'pellizcar' y tocar una pantalla para hacer zoom en una imagen, algo que según el jurado viola patentes de Apple, ahora tendrá que sopesar si ello dará lugar a costosos problemas legales.
Aunque las grandes empresas de teléfonos inteligentes en última instancia tienen grandes incentivos para resolver los asuntos y trabajar juntas, ese tipo de preocupación afecta negativamente a la innovación, según señala Daron Acemoglu, economista del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts, EE.UU.). Entre sus trabajos se encuentra un estudio reciente sobre la relación entre la fuerza de protección de patentes y la producción innovadora. "Las implicaciones para la innovación son malas. Esto bloqueará la innovación porque la gente no puede usar ideas prometedoras fácilmente, y hará que todo sea mucho más burocrático, lo cual ya es un gran problema", indica Acemoglu. "Es una sentencia terrible. Es una burla de las patentes. Si algo bueno sale de esto es que vamos a tomarnos más en serio la idea de abolir las patentes de software", concluye el economista.
Pero otros expertos no están de acuerdo y afirman que las decisiones podrían mejorar la innovación porque inciden en que las nuevas ideas -sobre todo aquellas en torno al diseño y las interfaces de usuario- son algo en lo que vale la pena invertir. "Mi propia suposición es que esto probablemente resulte una adición neta a la innovación", indica R. Polk Wagner, profesor especializado en derecho de la propiedad intelectual en la Universidad de Pennsylvania (EE.UU.).
Wagner señala que algunas características como la de pellizcar para hacer zum parecen obvias precisamente por el éxito comercial del iPhone. Su sensación natural "hace que parezca una locura que se pudiera patentar algo así", añade, pero eso pasaría por alto el hecho de que antes de que Apple lo patentara, nadie lo estaba haciendo. En cualquier caso, este experto predice que algunos de estos problemas de diseño se pueden superar con enfoques alternativos. "Creo que cosas como pellizcar para hacer zum y el impulso del scrolling [control del desplazamiento por la pantalla] son características más ornamentales, en lugar de ser aspectos fundamentales del funcionamiento de los teléfonos inteligentes".
Sin embargo, el veredicto ha hecho que algunos investigadores que trabajan en la plataforma Android se detengan. Cualquier cosa que amenace con distraer al equipo Android de Google de mejorar su núcleo, y que por tanto entorpezca su puesta al día con los sistemas operativos de la competencia, va a afectar negativamente a este tipo de investigación, indica Ivan Seskar, director asociado e investigador de Winlab en la Universidad Rutgers (EE.UU.).
"Es muy probable que esto ralentice en gran medida el desarrollo de tecnología", señala Seskar. "Va a provocar dos cosas: obligará a Google y a otros con grandes inversiones en Android a eludir todo aquello que se parezca al iPhone. Van a tener que hacer algo que tenga un aspecto diferente, no en relación a la tecnología, sino a las apariencias. Además, las personas que estaban pensando en el desarrollo de productos basados en Android empezarán a prestar atención a RIM (Research in Motion, fabricante del Blackberry) y Windows, no porque posean tecnología necesariamente mejor, sino porque no se parecen al iPhone y lo más probable es que no acaben siendo demandados", concluye.
Información adicional proporcionada por Rachel Metz en San Francisco.