Tras hacer un seguimiento de lo que ando, voy en bici, bebo y me estreso en el trabajo, he aprendido que soy un animal de costumbres (más de lo que pensaba).
Hasta hace poco, no prestaba mucha atención a los datos que componen mi vida: cuántos pasos doy cada día, o cuántos kilómetros recorro en bici, con qué frecuencia actualizo mi estado en Facebook, me siento estresada o me tomo una copa.
Cada vez más personas hacen un seguimiento de este tipo de datos como parte de un movimiento de 'cuantificación personal'que valora desde el estado de ánimo hasta las rutinas de sueño o los hábitos alimenticios. La idea es que este tipo de seguimiento nos puede enseñar cosas valiosas acerca de nosotros mismos y ayudarnos a tomar mejores decisiones. En teoría, incluso si pensamos que nos conocemos, el seguimiento puede darnos sorpresas.
El autoseguimiento se ha vuelto mucho más fácil en los últimos años con la explosión de aplicaciones para teléfonos inteligentes como RunKeeper, Foursquare y Daytum, además de dispositivos que pueden llevarse puestos como Fitbit, para registrar la actividad, o Zeo, para analizar el sueño. Han surgido una serie de prometedoras aplicaciones y sitios web para recopilar y procesar estos datos y hacer el autoseguimiento más simple.
Sin embargo, no pensé que fuera a ser útil para un animal de costumbres como yo. Voy en bicicleta al trabajo a lo largo de más o menos la misma ruta cada día, pido los mismos platos en los mismos restaurantes, y mantengo un horario fiable de ocho horas de sueño. No estaba segura del sentido de analizar todas estas cosas.
De todos modos, me decidí a cuantificar gran parte de mis propios datos a lo largo de varias semanas. Me apunté a la versión beta privada de una start-up con sede en Londres llamada Tictrac, cuyo objetivo es facilitar el seguimiento de todo tipo de actividades dentro y fuera de la red mediante la integración con sitios web como Facebook y LinkedIn, aplicaciones como Foursquare y RunKeeper, y dispositivos como Fitbit y la balanza corporal Wifi Withings. Los usuarios de Tictrac eligen un número de 'seguidores' para la recolección y organización de la conducta, algunos importan automáticamente los datos de los servicios conectados, mientras que otros, como el que toma nota de nuestro apetito, requiere la intervención del usuario.
El sitio web de Tictrac no está aún muy desarrollado (a menudo se colgaba cuando estaba tratando de introducir información), pero sí permite ver todos los datos de un vistazo, y se pueden configurar proyectos que agrupan a los seguidores preseleccionados (el proyecto de gestión del tiempo, por ejemplo, puede rastrear la actividad en Google Calendar, en el correo electrónico y en el gimnasio). El director general, Martin Blinder, espera desplegar Tictrac públicamente en tres a seis meses.
Configuré una mezcla de seguidores automáticos, que contaban cosas como la frecuencia con la que actualizo Twitter y subo fotos a Facebook, y otros manuales, como cuando introduzco la distancia que he recorrido en bicicleta, mi nivel de estrés, el consumo de alcohol y muchas otras cosas más.
¿Qué es lo primero que aprendí? Odio hacer un seguimiento manual de las cosas. Empecé el proyecto usando mi ordenador portátil para introducir los datos en el sitio de Tictrac (también puedes usar el sitio móvil para meter datos, y en el futuro habrá aplicaciones). Tenía previsto utilizar la aplicación RunKeeper en mi iPhone para realizar un seguimiento de lo que ando y voy en bici. No obstante, nunca llegué a acordarme de utilizarla.
Las cosas se hicieron mucho más fáciles una vez que comencé a usar Fitbit para realizar un seguimiento de forma automática del número de pasos que daba cada día. Los cálculos no eran muy precisos, ya que también lo llevaba mientras iba en bicicleta, y no funciona muy bien para hacer un seguimiento de las distancias si, literalmente, no pisas con fuerza al andar. Pero me dio una buena idea de mi nivel de actividad diaria, la cual, como yo sospechaba, es en general bastante alta. Durante la semana del 14 de mayo, hice entre 1,6 y 7,8 millas a pie cada día (entre 2,6 y 11,5 kilómetros), sin incluir gran parte de lo que pedaleé para ir a la oficina y volver. Además, el pequeño dispositivo, que se sujeta fácilmente a un bolsillo o cinturón, también me sirvió como recordatorio visual para registrar las cosas que no podía registrar, como por ejemplo la frecuencia y la intensidad de los dolores de cabeza, así como mi nivel de estrés.
Tictrac te ayuda a comparar los datos recogidos por los distintos seguidores, por lo que intenté comparar mi nivel de estrés con la frecuencia de los tuits, entre otras cosas. Probablemente debido al breve espacio de tiempo, no saqué demasiadas conclusiones de todo esto, excepto que de vez en cuando mando más tuits cuando estoy bajo un mayor estrés. El proceso de comparación de los distintos seguidores me pareció confuso.
Sin embargo, sí me gustaron algunas herramientas de análisis con las que ver distintos puntos de datos a lo largo del tiempo en un gráfico. Sospecho que, de utilizarlo más, lo encontraría útil. Podría ser capaz de determinar en qué medida factores como lo que como o la música que escucho influyen en mi rendimiento en largos paseos en bicicleta, o cómo afecta el clima a mi estado de ánimo. Blinder señala que el servicio está trabajando en la fabricación de herramientas de análisis más ágiles y sencillas. En última instancia, podremos ser capaces de guardar estos cuadros comparativos, y Tictrac implementará algunas características sociales. "Estamos en una etapa de mucho aprendizaje", indica.
Yo también he aprendido algunas cosas sobre mí misma. Al parecer, tengo una pequeña relación amor-odio con Twitter: paso de enviar tuits a gran velocidad a apenas hacerle caso a la red social. También me he dado cuenta de que, en general, estoy menos estresada de lo que hubiera imaginado. Tictrac ofrece a los usuarios una escala de cinco puntos, y yo generalmente usaba el nivel dos ("ocupada") o tres ("con ansiedad"). Nunca llegué al extremo superior o inferior de la escala.
Pero, francamente, lo más importante fue que me di cuenta de que necesito ser más espontánea. Muchas de mis entradas eran iguales: recorro en bici una media de 7,7 millas (12,4 kilómetros) cada día de la semana (ida y vuelta al trabajo), y hago recorridos aún mucho más largos el sábado o el domingo. Tiendo a beber vino blanco, o un 'Dark and Stormy' si estoy en casa o en un bar. Esto era algo de lo que estaba al tanto antes de empezar el seguimiento de mis hábitos, pero verlo frente a mí en cuadros y gráficos realmente me lo dejó claro. Por tanto, a pesar de que no voy a seguir registrando mi vida, voy a hacer un mayor esfuerzo por cambiar mi horario, pedir cosas nuevas en el almuerzo, o incluso tomar una nueva ruta a casa de vez en cuando.