Los operadores de telefonía móvil quieren ganar terreno en los pagos por teléfono. El único problema es que Google ya se les ha adelantado.
La tintorerías, tiendas de comida y ferreterías de Salt Lake City y Austin (EE.UU.) han estado recibiendo la visita de comerciales que trabajan para una empresa conjunta que engloba a tres de los cuatro principales operadores de telefonía móvil de Estados Unidos: Verizon, AT&T, y T-Mobile.
Pero estos comerciales no pretenden venderles planes de telefonía inalámbrica, sino un software que funciona en nuevos terminales punto de venta (TPV), que cuesta aproximadamente 100 dólares (unos 76 euros) y permite el pago mediante “monederos móviles”, es decir, teléfonos inteligentes equipados con chips especiales capaces de transmitir información sobre tarjetas de crédito y de recibir ofertas de las tiendas.
Estos vendedores son los soldados de infantería en una incipiente guerra por el territorio que crece día a día. El consorcio formado por los tres operadores, llamado Isis, planea lanzar un servicio de pago móvil en esas dos ciudades este verano, un año después de que Google lanzara su propia versión, denominada Google Wallet, en alianza con el cuarto mayor operador de Estados Unidos, Sprint Nextel.
Los planes de telefonía móvil son un gran negocio (los operadores obtuvieron unos ingresos de 170.000 millones de dólares en 2011, unos 130.000 millones de euros), pero los ingresos por usuario se han empezado a estancar. En cambio, los consumidores gastan cada vez más dinero en juegos y aplicaciones que funcionan en los teléfonos pero que no venden las operadoras.
Isis, formada en noviembre de 2010, es el intento de las operadoras por hacerse con los pagos. “Es una gran oportunidad para la industria de la telefonía móvil”, afirma Jaymee Johnson, director de marketing de Isis, que tiene contratados a varios cientos de personas en Nueva York, Dallas y Seattle. “El negocio de los pagos es mayor que todo el negocio inalámbrico”.
Isis afirma que su modelo de negocio no implica llevarse directamente una parte de las tarifas que se cobra a los comerciantes por el pago con tarjetas de crédito. Más bien, se espera que los emisores de las tarjetas paguen por que sus tarjetas estén presentes en el monedero del usuario y los comerciantes paguen por proponer promociones o planes de fidelidad, sustituyendo las incontables tarjetas de programas de puntos que se llevan en la cartera.
“Las operadoras se enfrentan al riesgo de que Google se haga con la parte lucrativa del negocio móvil”, sostiene Gwenn Bézard, directora de investigación en el grupo Aite, una empresa de investigación con sede en Boston (EE.UU.). “Con Isis intentan crear una plataforma desde la que puedan competir y no solo en los pagos sino en todo el marketing que los acompañará”.
Tanto Isis como Google usan la tecnología de comunicación inalámbrica NFC, de corto alcance y alta frecuencia, que permite el intercambio de datos entre dispositivos a menos de 10 centímetros y que, en este caso, hace que un chip especial integrado en el teléfono se comunique con un terminal de pago cuando se acerca a unos centímetros de ella. En la actualidad, solo 25 de las principales empresas de venta al por menor de Estados Unidos están equipadas para aceptar este tipo de “pago sin contacto”, entre ellas McDonald’s, CVS y Home Depot. Es más, solo el 2 por ciento de los teléfonos inteligentes en circulación cuentan con chips para NFC, lo que significa que la mayoría de la gente aún no puede pagar usando una cartera digital.
Pero se espera que esas cifras cambien rápidamente. Para 2015, aproximadamente la mitad de los 863 millones de teléfonos móviles que se vendan anualmente en todo el mundo incorporará los chips, según Frost & Sullivan.
Google se adelantó a las operadoras cuando lanzó su propio monedero móvil en mayo del año pasado. El gigante de los buscadores ha hecho una alianza con socios que incluyen a Sprint, la principales empresas de tarjetas de crédito e incluso el consorcio de Transportes de Nueva Jersey, que ahora permite a los consumidores pagar sus billetes usando sus teléfonos móviles. Con la compra, aún pendiente, de Motorola Mobility, se espera que Google fuerce la introducción de chips NFC en los terminales de Motorola.
Google no da cifras sobre el número de transacciones que llevan a cabo en la actualidad, solo que se acepta en “150.000 establecimientos”. Las tiendas de las gasolineras y los restaurantes de comida rápida como Burger King fueron de los primeros negocios en apuntarse al sistema. Para ver cómo avanza la puesta en marcha del sistema, puedes introducir tu código postal en Google Wallet para saber qué tiendas locales aceptan esta tecnología.
“Esto probablemente se parezca mucho a 1995 y 1996, los primeros tiempos del comercio electrónico”, afirma Osama Bedier, vicepresidente de pagos y de Google Wallet en Google y quien, hasta el verano pasado, dirigía un proyecto similar en Paypal.
A lo largo de los últimos cinco años, la gente se ha acostumbrado a comprar aplicaciones, juegos y canciones a través de sus teléfonos. Aún así, solo un 7 por ciento de las ventas al por menor tienen lugar en línea, comparado con los 4 billones de dólares (unos 3 mil millones de euros) que aún se gastan en las tiendas físicas. “Vamos a por ese 93 por ciento”, afirma Bedier.
Pero quizá el premio más gordo sea la posibilidad de llegar al consumidor justo en el momento en que está tomando la decisión de compra. Tanto Isis como Google piensan usar sus monederos móviles para ofrecer promociones que, como los anuncios web, pueden ser muy personalizadas. La publicidad mueve unos 200.000 millones de dólares (unos 150.000 millones de euros) al año y solo una ínfima parte de esa cantidad se canaliza a través de los teléfonos móviles.
Ahora las empresas han entrado en una carrera para conseguir que los comerciantes instalen el software en las nuevas terminales de pago y que éstos acepten sus monederos y puedan enviar publicidad y puntos de programas de fidelización a los consumidores.
Están en juego unas cifras de beneficios que marean y la tensión no hace más que crecer. El año pasado Verizon, miembro de Isis pero también gran vendedor del teléfono Galaxy Nexus de Google, le pidió a este que deshabilitara la aplicación de monedero en los teléfonos que vendía en sus tiendas. Google, que se echó atrás, minimiza la importancia del desacuerdo. “Hay que recordar que estamos en los inicios”, afirma Bedier. “Todo este espacio está a punto de explotar, habrá espacio de sobra para Isis y para Google”.
Google ha cometido errores por el camino, incluyendo problemas de seguridad (que ya se han solventado) que hubieran permitido a los ladrones de teléfonos ponerse a gastar como locos. Bedier afirma que sus experiencias en el mundo real han permitido mejorar y reforzar el monedero de Google. “Hemos resuelto problemas que no advertimos en la fase teórica”, explica Bedier. “Ahora tenemos un producto comercial viable que funciona ahí fuera”.
En Isis, Johnson predice que cuando el monedero de las operadoras llegue al mercado ya habrá resuelto cualquier problema tecnológico potencial y sus acuerdos de negocio. Cuando se lance, la alianza de operadores llevará consigo una armada de socios: todas las tarjetas de crédito principales, tres bancos con 100 millones de clientes y fabricantes de teléfonos y terminales para comerciantes (Apple no se cuenta entre ellos).
“Isis no ofrece una respuesta a un problema tecnológico”, afirma Johnson. “Lo importante es hacer que funcione a gran escala. Hacen falta múltiples partes que trabajen unidas para que esto se convierta en una buena experiencia de consumo". "La escala es clave para conseguir que el comercio móvil despegue”, sentencia.