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Computación

"Movimientos tectónicos" en el empleo

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La tecnología de la información disminuye la necesidad de mantener determinados puestos de trabajo más rápidamente de lo que se crean otros nuevos.

  • por David Talbot | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 06 Enero, 2012

Estados Unidos se enfrenta a una crisis de desempleo prolongada: hay 6,3 millones de estadounidenses desempleados más que a finales de 2007. Y sin embargo, la producción económica del país es mayor de lo que era antes de la crisis financiera. ¿Dónde están los empleos que faltan? Varios factores, incluyendo la externalización, ayudan a explicar el estado del mercado de trabajo, aunque la automatización provocada por la tecnología de la información (TI), un fenómeno de rápido avance, podría estar jugando el papel más importante.

Desde el inicio de la Revolución Industrial existe el temor de que las nuevas tecnologías puedan erosionar el empleo de forma permanente. Una y otra vez, estas dislocaciones de la mano de obra han sido temporales: aquellas tecnologías que hicieron obsoletos algunos trabajos con el tiempo condujeron a nuevas formas de empleo, aumentando la productividad y la prosperidad sin ningún efecto negativo en el mercado laboral.

No hay nada que sugiera que esta dinámica ya no funcione, aunque una nueva investigación muestra que los avances en la automatización dentro del lugar de trabajo se están desplegando a un ritmo más rápido que nunca, dificultando que los trabajadores se adapten y causando estragos en la clase media: empleados, contables y trabajadores en cadenas de montaje cuyas tareas pueden, cada vez más, ser realizadas por software y robots. "¿Que si creo que sufriremos una tasa de desempleo permanentemente alta como consecuencia de la tecnología? No", señala Peter Diamond, economista del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) en EE.UU. que ganó el Premio Nobel en 2010 por su trabajo sobre las imperfecciones del mercado, como aquellas que afectan al empleo. "Lo que resulta diferente hoy día es que la naturaleza de los empleos que desaparecen ha cambiado. Las capacidades de comunicación y computación hacen que el tipo de puestos de trabajo afectados hayan transformado la distribución de los ingresos".

Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee se dedican a estudiar lugares de trabajo sobrealimentados de información y las innovaciones y avances de productividad que dichos entornos crean continuamente. Ahora han posado su mirada sobre el modo en que estas mejoras impulsadas por la TI afectan al empleo. En su nuevo libro, Brynjolfsson, director del Centro de Negocios Digitales en la Escuela de Administración Sloan del MIT, y McAfee, su investigador principal, observan una paradoja en la década del 2000-2010. Incluso antes de que la crisis económica hiciera que el desempleo en EE.UU. aumentara del 4,4 por ciento en mayo de 2007 al 10,1 por ciento en octubre de 2009, ya podía verse una tendencia preocupante. De 2000 a 2007, el PIB y la productividad aumentaron más rápidamente de lo que lo habían hecho en cualquier década desde los años 60, aunque el crecimiento del empleo fue relativamente tibio.

Brynjolfsson y McAfee señalan que se estaba realizando una mayor cantidad de trabajo por máquinas, o con su ayuda. Por ejemplo, Amazon.com redujo la necesidad de personal de venta al por menor, los quioscos informatizados en hoteles y aeropuertos reemplazaron a los empleados, el reconocimiento de voz y los sistemas de voz reemplazaron al personal de atención al cliente y a los operadores, y compañías de todo tipo se aprovecharon de herramientas como el software de planificación de recursos empresariales. Un economista de formación clásica diría: "Esto solo significa que se está produciendo un gran cambio hasta encontrar el equilibrio, nuevas cosas que la gente pueda hacer", afirma McAfee.

Ciertamente hemos hecho este tipo de ajustes con anterioridad. Sin embargo, mientras que los avances en la agricultura se desarrollaron durante más de un siglo y la electrificación y la automatización de fábricas a lo largo de las últimas décadas, la potencia de algunas tecnologías de la información está, en esencia, duplicándose cada dos años o menos como consecuencia de la Ley de Moore. A la TI le llevó algún tiempo poder reemplazar totalmente los flujos de trabajo impulsados ​​por el papel en los cubículos, las suites de gestión y las tiendas minoristas. (En los años 80 y 90 la productividad creció lentamente, para más tarde dispararse después de 1996. Algunos economistas dan como explicación que la TI finalmente se empezó a utilizar eficazmente). No obstante ahora, según aseguran Brynjolfsson y McAfee, las eficiencias y las oportunidades de automatización posibles gracias a la TI están avanzando demasiado rápido como para que el mercado laboral pueda mantener el ritmo.

Más evidencias de que la tecnología ha reducido el número de empleos de calidad se pueden encontrar en un documento de trabajo de David Autor, economista del MIT, y David Dorn, economista en el Centro de Estudios Monetarios y Financieros en Madrid. Ambos también apuntan a los años cruciales entre 2000-2005. El crecimiento del empleo ocurrió principalmente en los extremos del espectro: en posiciones de remuneración inferior, dentro de áreas tales como el cuidado personal, los servicios de limpieza y la seguridad, y en aquellas de posición profesional más alta, como técnicos, gerentes, etc. Para los trabajadores, auxiliares administrativos, trabajadores de la producción y representantes de ventas, el mercado de trabajo no creció tan rápido, o incluso se redujo. Una investigación posterior demostró que las cosas empeoraron después de 2007. Durante la recesión, casi todos los puestos de trabajo en EE.UU. estaban en esas categorías medias: las posiciones más fáciles de reemplazar, en todo o en parte, por la tecnología.

Brynjolfsson indica que las tendencias son "preocupantes". Y también son globales. Algunos de los puestos de trabajo que amenaza la TI, por ejemplo, están en las fábricas de productos electrónicos de China y en los servicios de transcripción de la India. "No se trata de sustituir todo el trabajo, sino más bien de movimientos tectónicos que han dejado a millones de personas mucho peor y a otras mucho mejor", afirma. Aunque no cree que el problema sea permanente, eso resulta de poco consuelo para los millones de trabajadores sin empleo hoy día, quienes incluso puede que no reciban la misma remuneración cuando encuentren nuevos puestos de trabajo. "A largo plazo, lo que sucederá es que van a desarrollar nuevas habilidades, o los emprendedores encontrarán formas de hacer uso de sus capacidades, o los salarios bajarán, o las tres cosas a la vez", afirma. "Pero a corto plazo, aquellas habilidades que solían darte una gran cantidad de valor ya no son útiles".

Esto significa que existe un riesgo, a menos que la economía genere nuevos empleos de alta calidad, de que la gente a mitad de camino se enfrente a la perspectiva de empleos de baja categoría, cuyos salarios incluso disminuirán a medida que haya más personas compitiendo por ellos. "La teoría afirma que el mercado de trabajo 'se aclarará'. Siempre hay cosas que la gente puede hacer", afirma Autor. "Pero no dice a qué precio". E incluso a medida que se masifica y se vuelve potencialmente mucho menos gratificante en la parte inferior, a los empleados en la parte superior se les paga más, gracias a los efectos multiplicadores de la tecnología. Alrededor del 60 por ciento del crecimiento de los ingresos en Estados Unidos entre 2002 y 2007 fue a parar al 1 por ciento de los estadounidenses, la mayoría de los cuales son ejecutivos cuyas empresas se hacen más ricas mediante el uso de TI para ser más eficientes, según destacan Brynjolfsson y McAfee.

Ya han sucedido cambios dramáticos con anterioridad. En 1800, el 90 por ciento de los estadounidenses estaban empleados en la agricultura. La cifra se redujo al 41 por ciento en 1900 y se sitúa en un 2 por ciento en la actualidad. En su lugar, la gente trabaja en nuevas industrias que resultaban inimaginables en el siglo XIX. Este tipo de transformación podría ocurrir de nuevo: las tecnologías de la información actuales, incluso si hacen daño a corto plazo a algunos tipos de empleados, son sin duda una gran ayuda para los empresarios, que gracias a ellas poseen herramientas más baratas y más potentes a su disposición que en cualquier otro momento de la historia. A medida que se pierdan empleos, explica Brynjolfsson, "estaremos llevando a cabo un experimento en la economía para ver si los emprendedores inventan nuevas maneras de ser productivos con la misma rapidez". Como ejemplo señala a eBay y Amazon Marketplace, que en conjunto permiten que cientos de miles de personas ganen un sueldo vendiendo artículos a clientes en todo el mundo.

El problema, señala, es que muchas personas no están suficientemente formadas o poseen conocimientos tecnológicos para explotar estos rápidos avances y desarrollar nichos empresariales que aún no logramos imaginar. Él y McAfee concluyen su libro argumentando que las mismas tecnologías que hoy día hacen que la industria sea mucho más productiva se deberían aplicar a la actualización y mejora del sistema educativo. (En un ejemplo prometedor, citan el caso de 58.000 personas que usaron Internet para recibir una clase de inteligencia artificial ofrecida por la Universidad de Stanford).

El espíritu emprendedor basado en la TI no es el único impulsor tecnológico potencial de nuevos puestos de trabajo. La revitalización de la manufactura también podría servir de ayuda. No obstante, la automatización ha hecho que la manufactura requiera mucho menos trabajo intensivo, por lo que incluso un renacimiento de la fabricación no es probable que signifique una gran cantidad de puestos de trabajo como contrapartida. Del mismo modo, cualquier persona cuyas esperanzas estén puestas en "empleos verdes" podría acabar sintiéndose decepcionada. A pesar de que se crearán nuevos puestos de trabajo al pasar a las fuentes de energía más limpias, durante el mismo proceso se perderán aquellos trabajos vinculados a la energía tradicional. Muchos economistas no están seguros de cuál será el efecto neto. Y en todo caso, hoy día la manufactura y la energía suman entre sí un sector muy pequeño de la economía de EE.UU., que actualmente está mucho más impulsada por el sector servicios. Es por eso que las tecnologías de la información, de rápido avance y con un alcance penetrante y potencial para crear nuevos servicios y satisfacer a nuevos nichos de mercado, podría ser una mejor apuesta para la creación de empleo, aunque el tumulto que está causando en el mercado laboral no necesariamente vaya a resolverse rápidamente.

Peter Diamond afirma que una de las cosas más importantes que puede hacer el Gobierno por el empleo es ocuparse de lo básico, como por ejemplo la infraestructura y la educación. "Mientras que tengamos tal cantidad de recursos sin usar, este es el momento en que resulta ventajoso, y socialmente menos costoso, participar en la inversión pública", asegura. Con el tiempo, opina, la economía se adaptará y las cosas volverán a funcionar una vez más". Los puestos de trabajo han ido cambiando y moviéndose, dentro y fuera del país, desde hace mucho tiempo", explica. "Habrá otros tipos de trabajos que seguirán requiriendo personas".

David Talbot es corresponsal jefe de TR.

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