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Tecnología y Sociedad

FutureGen renace de sus cenizas

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El apoyo del Departamento de Energía logra revitalizar este pionero proyecto de carbón limpio.

  • por Tyler Hamilton | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 24 Junio, 2009

Quince meses después de que el ambicioso proyecto de la Alianza FutureGen para construir la primera planta de carbón limpio a escala comercial en América fuera archivado por la administración Bush, el plan acaba de resurgir de sus cenizas gracias a un compromiso condicional de 1.073 millones de dólares del Departamento de Energía, que utilizará fondos del paquete de estímulo económico para las investigaciones de captura y secuestro de carbón (CCS, en inglés.)

Aquellos que apoyan el proyecto acogieron felizmente la noticia este mes y consideran que es una oportunidad para que Estados Unidos, que en la actualidad obtiene la mitad de su electricidad a partir de centrales alimentadas a base de carbón, se erija como líder global dentro de la tecnología de carbón limpio. El renacimiento de FutureGen se parecerá mucho al concepto original cuando fue anunciado por primera vez en 2003. Estará constituido por una planta de Ciclo Combinado de Gasificación Integrada (IGCC, en inglés) diseñada para gasificar el carbón, creando un gas de síntesis compuesto de hidrógeno y monóxido de carbono. Este tipo de gas se hace reaccionar con vapor en un proceso que convierte el monóxido de carbono en dióxido de carbono y produce más hidrógeno. El dióxido de carbono se captura y se bombea a un acuífero salino a miles de metros bajo tierra. El hidrógeno se quema para así generar electricidad.

El proyecto FutureGen original se promovió como una forma de demostrar “las avanzadas tecnologías basadas en el uso del carbón” y para “producir hidrógeno que alimentara a las células de combustible utilizadas en el transporte, así como para otras necesidades energéticas,” según señala el comunicado de prensa de 2005 que anunciaba la creación de la alianza. Sin embargo, en un reciente comunicado del Departamento de Energía que anunciando la renovación del compromiso gubernamental, las palabras “carbón” e “hidrógeno” no se usan en ningún párrafo. En vez de eso, el énfasis se pone en demostrar “la captura y almacenaje de carbono a escala comercial.”

Algunos observadores dentro de la industria afirman que el uso del término “carbón limpio” ha hecho que la atención se centre principalmente en la fuente de este tipo de energía, en vez de en los resultados una vez se ha generado dicha energía. Mientras tanto, el secretario de energía de los Estados Unidos, Steven Chu, anunció en mayo que iba a reducir el presupuesto de la agencia para la investigación con hidrógeno, así como a reenfocar los esfuerzos de desarrollo más allá del sector del transporte.

“Si volvemos atrás en el tiempo, nos damos cuenta de lo mucho que se usaba la palabra hidrógeno por todas partes. Sin embargo, ¿cuándo fue la última vez que alguien la pronunció recientemente?” se pregunta John Mead, director del Centro de Investigación del Carbón de la Universidad de Illinois del Sur. Mead cree que la falta de interés en la, así llamada, economía del hidrógeno es parte de las razones por las que la administración de Bush se echó atrás en relación al proyecto original de FutureGen. “El proyecto estaba asentado sobre ese interés anterior en el hidrógeno, que no tenía relación directa con el uso primario y más acertado de FutureGen,” afirma Mead.

La nueva planta estará localizada en Mattoon, Illinois, que en diciembre de 2007 ganó una competición para albergar las instalaciones. Esto ocurrió sólo un mes antes de que la administración de Bush se saliera del proyecto, poniendo como excusa un incremento en los costes y una preferencia—que nunca se llevó a cabo—por repartir los recursos entre varios proyectos de carbón basados en la CCS. Por aquel entonces, las voces críticas con el cambio de opinión del gobierno señalaron que una estrategia de financiación menos centralizada haría que los esfuerzos por demostrar el avance de las tecnologías a nivel comercial se verían diluidos.

Howard Herzog, ingeniero investigador del laboratorio ambiental y de energía en MIT, advierte de que la vuelta de FutureGen traerá una serie de retos asociados. “La barrera más importante a superar está relacionada con el dinero,” afirma. “La cantidad que el gobierno y los miembros del consorcio se han comprometido a aportar en la actualidad no es la adecuada para financiar la versión original.”

A pesar del compromiso renovado del gobierno, la Alianza FutureGen todavía necesita encontrar entre 700 y 900 millones de dólares para seguir con un proyecto que en la actualidad se estima en 2.400 millones de dólares, un coste superior al original de 1.500 millones.

La alianza tiene de plazo hasta enero para elaborar una estimación de costes más detallada y presentar un plan de financiación completo al Departamento de Energía, quienes tendrán que darle su aprobación final para que el proyecto siga adelante. “Todo será revisado,” señala Lawrence Pacheco, portavoz de la alianza, que se compone principalmente de grandes compañías de suministro eléctrico y carbón. “Se estudiarán muchas opciones distintas para lograr reducir costes y riesgos técnicos. Una vez que el Departamento de Energía y la alianza tomen la decisión de seguir adelante a toda velocidad, podremos empezar a trabajar en 2010, y las operaciones podrán comenzar en 2014.”

Otra diferencia entre el FutureGen original y este reside en el objetivo de la captura del carbono. Los planes iniciales preveían una cuota de captura de CO2 del 90 por ciento—un objetivo que consiguió el apoyo de los grupos medioambientales que, a su pesar, aceptaron el rol del carbón limpio en la reducción global de los gases de efecto invernadero. El nuevo plan, para empezar, es menos ambicioso, y prevé un objetivo del 60 por ciento. Sin embargo Pacheco afirma que aún se tiene en mente el objetivo inicial: “La planta se construirá para, finalmente, conseguir un 90 por ciento de cuota de captura.”

Mead señala que lo importante es que la planta se construya y demuestre su validez, permitiendo que las compañías eléctricas descubran muchos de los aspectos aún desconocidos que rodean a este tipo de tecnología y se unan a las experiencias futuras de la Alianza FutureGen. “Puede que cada paso a lo largo del proceso no suponga una revolución o un avance radical, sin embargo, al unir todos los pasos nos daremos cuenta de todo lo bueno que podemos llevar a cabo hoy día,” afirma.

La tecnología de FutureGen, no obstante, está destinada a las plantas de nueva creación y tiene poco efecto sobre las más de 600 plantas de carbón existentes a lo largo de Estados Unidos. Un informe del MIT emitido la semana pasada pedía al gobierno de los EE.UU. que reforzase la investigación de métodos de post-combustión para reducir las emisiones de CO2 de estas plantas de carbón.

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