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Computación

A la búsqueda de las ventajas de Google Health

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En pleno énfasis de los historiales de salud electrónicos, un paciente pone a prueba los servicios de salud por internet.

  • por Emily Singer | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 22 Abril, 2009

Los distintos desarrolladores de historiales médicos electrónicos, tales como Google o Microsoft, están creando alianzas con un número cada vez mayor de farmacias, proveedores de cuidados de salud, así como servicios por internet, para intentar conseguir una mejor integración de todas estas herramientas con otros aspectos de la información médica de los pacientes. Este tipo de impulso coincide con el reciente estímulo económico federal de 19 mil millones de dólares destinados a los historiales médicos electrónicos. Sin embargo, a pesar de este incremento en la actividad, todavía no está clara la forma en que este tipo de incentivos para digitalizar la información de los doctores acabará afectando el modo en que los pacientes reúnen y administran sus propios historiales médicos.

A día de hoy, la mayoría de los pacientes que desean crear un historial médico personal deben obtener una copia de su historial médico y después introducir los datos de forma manual, incluyendo el tipo de enfermedades, medicaciones, resultados de pruebas y procedimientos realizados. Sin embargo, el pasado verano, mi aseguradora, Blue Cross Blue Shield, se convirtió en la primera compañía de seguros en firmar un contrato con Google Health, con lo que me permite subir directamente mi historial médico en el programa. (Por ahora, esta función está limitada a los pacientes del Centro Médico Deaconess de Beth Israel, en Boston; la Clínica Cleveland, en Ohio; así como a una red de médicos en el estado de Washington.)

Decidí poner a prueba los dos programas más conocidos, el Google Health y el HealthVault de Microsoft, para hacerme una idea de lo que se encontrará el cada vez mayor número de usuarios que los utilizan. (Hoy me centraré en Google, y el viernes en Microsoft.) Ambas aplicaciones son gratuitas y permiten a los usuarios guardar, organizar y compartir su información médica a través de internet. Ambos han colaborado con centros médicos muy conocidos—Google con la Clínica Cleveland, y HealthVault con la Clínica Mayo—para así intentar desarrollar un tipo de programa lo más preciso posible. Y ambos se han aliado con una serie de farmacias, permitiendo que los pacientes descarguen sus regímenes de fármacos y busquen posibles interacciones y alternativas.

En el caso de los asegurados con Blue Cross Blue Shield, el programa utiliza unos códigos de facturación de seguros médicos para representar las enfermedades de los pacientes; a diferencia de la mayoría de historiales médicos, los códigos de facturación ya están archivados informáticamente y por tanto su importación en más sencilla. Pero dichos códigos pueden acabar produciendo una imagen confusa de la salud del paciente. Puesto que todos los proveedores de seguros médicos que he visto usan códigos distintos, según Google Health yo sufro de lumbago (es decir, dolor general de espalda), un tipo de mialgia no especificada (es decir, dolor muscular e inflamación,) y una clase de dolor de espalda sin especificar, así como lesiones no alopáticas en varios puntos de mi espina dorsal (que parece ser un código de facturación especial para quiroprácticos). No es lo que se dice una descripción demasiado útil de mis problemas de espalda y los tratamientos que he seguido hasta la fecha, pero quizá el ojo experto de un médico sería capaz de procesar todos estos datos de forma distinta.

Los datos importados de los archivos de mi aseguradora médica tampoco contenían resultados de pruebas ni tendencias de salud, incluyendo el peso, el colesterol y los niveles de lípidos. Para aquellos que sufran una enfermedad crónica, tal como la diabetes o un nivel alto de presión sanguínea, es importante ver cómo cambian estas tendencias a lo largo del tiempo, además de ser una buena motivación para mantener nuestro peso y el nivel de colesterol a raya. Por ahora, Google Health tampoco puede sincronizarse con aparatos médicos personales como los medidores de presión sanguínea o los monitores de glucosa, aunque la compañía acaba de anunciar una alianza con IBM para desarrollar esta capacidad.

A día de hoy, gran parte de la funcionalidad de Google Health reside en las recetas médicas. Los usuarios pueden subir información desde un gran número de farmacias, y el programa avisa a los pacientes acerca de posibles interacciones entre los distintos medicamentos. “Es importante facilitar que la gente pueda acceder a sus historiales de recetas médicas, puesto que así ayudamos a que los pacientes entiendan mejor qué tipo de fármacos están tomando y por qué los toman. Esto, además, contribuye a que estén más al corriente de ciertas cuestiones de seguridad que normalmente pueden darse como resultado de la interacción entre fármacos,” señala Roni Zeiger, médico y director de producto de Google. Zeiger estima que con la reciente incorporación de las farmacias CVS a la lista, más de 100 millones de personas en los Estados Unidos podrán importar una copia de sus historiales de recetas en Google Health.

Mi farmacia por internet no se ha aliado con Google, así que tuve que introducir los datos de mis recetas médicas a mano. Después se me dio la posibilidad de usar unas herramientas online para buscar alternativas más económicas a las recetas que utilizo, para crear un calendario de recetas, o para alertarme cuando se detecten anomalías en mis fármacos o salgan medicamentos nuevos. Para usar estas herramientas, es preciso dar permiso al programa para que acceda a nuestro historial médico, y hay usuarios que quizá teman por su seguridad. (Es posible cortar el acceso a estos datos en cualquier momento, y para ello hay que cambiar las preferencias de nuestra cuenta de Google Health.)

Por ahora todos estos servicios dan la impresión de tener un valor limitado. Cuando utilicé el que me ayudaba a encontrar alternativas más económicas para un inhalador que uso para el asma, como resultado me dio una lista de opciones, incluyendo la teofilina, un medicamento que solía tomar de niño y que los médicos raramente recetan hoy día debido a sus efectos secundarios sobre el sistema nervioso. El servicio no calificó los distintos medicamentos en función a sus parecidos con mi medicación actual, en cuanto a si forman parte del mismo tipo de medicamento, o en función de la gravedad de sus efectos secundarios potenciales.

Una de las características más recientes de Google Health es la posibilidad de compartir los historiales médicos por internet. “Esta característica de intercambio resulta especialmente útil porque permite al paciente dar información acerca de su historial a sus cuidadores y miembros de la familia,” señala John Halamka, director de información del Centro Médico Deaconess de Beth Israel, uno de los centros que permite a los pacientes importar sus historiales médicos en Google Health.

Por ahora, el historial médico electrónico que me llega a través del despacho de mi médico resulta más útil que mi historial de Google Health. Aunque pienso que todo esto cambiará a medida que más y más médicos se pasen al mundo digital.

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