Antes de que los vehículos sean capaces de afrontar todas las situaciones que se encuentren en la carretera, una empresa apuesta por pilotos en remoto que asuman el control cuando el coche se enfrente a un obstáculo que no sabe abordar
El otro día, un coche con el asiento del conductor vacío se paro lentamente delante de mí en Las Vegas (EE. UU.). Sin embargo, no era exactamente un coche sin conductor. Había un piloto que lo controlaba, solo que este estaba a casi 900 kilómetros de distancia en California (EE. UU.).
El coche pertenece a la start-up Phantom Auto, cuya tecnología permite que un conductor humano en remoto se haga cargo de un coche autónomo cuando enfrente a una situación que no puede controlar.
Grandes empresas tecnológicas y automovilísticas se hayan inmersas en una carrera por desarrollar el mejor coche autónomo. Este tipo de vehículos promete menos congestión en las carreteras (ver Un solo coche autónomo sirve para reducir los atascos fantasma) y menos accidentes de tráfico, y por supuesto, las empresas esperan ganar mucho dinero con ellos. Aunque los coches autónomos están empezando a salir a las carreteras (ver Coches autónomos: el humano, el precavido y el que da ganas de vomitar), todavía tienen que mejorar en muchos aspectos como el de entender lo que pasa a su alrededor y controlar sus encuentros con otros vehículos y personas.
Phantom Auto cree que su estrategia podría acelerar las cosas. Su enfoque se centra en actuar en los llamados casos límite: situaciones raras que probablemente confundirán a los vehículos, como muy mal tiempo y obstáculos desconocidos, como por ejemplo, una furgoneta de comida ambulante. Nissan está haciendo algo similar. La idea consiste en que los conductores en remoto de la empresa, que se forman expresamente para la tarea, tomen el control durante un corta distancia, unos 100 metros, para evitar un obstáculo, por ejemplo, para que el coche pueda reanudar su funcionamiento por sí solo. Los teleconductores en la actualidad tienen un límite de velocidad de 40 kilómetros por hora.
El director general y cofundador de Phantom Auto, Shai Magzimof, indica que la tecnología de la empresa funciona mediante la combinación varias redes inalámbricas; AT&T, Verizon, y T-Mobile, por ejemplo; para crear una conexión rápida y fiable que permite que alguien dirija un coche a tiempo real a cientos de kilómetros de distancia.
La empresa me permitió vivir esta experiencia dentro de uno de sus coches. Cuando me subí con tres empleados de Phantom Auto en Las Vegas, el ingeniero Ben Shukman, que se encontraba en California, nos condujo a lo largo de un par de manzanas.
Sentado en su oficina tras tres pantallas de ordenador y un equipo para videojuegos que consistía en un volante y pedales, Shukman, condujo el coche a través de gasolinera llena de gente, después salió y cruzó varios carriles de tráfico para que pudiéramos seguir recto y no nos quedáramos atascados en el carril para girar a la derecha.
Al principio fue emocionante, pero la conducción lenta e indecisa de Shukman empezó a ponerme nerviosa, especialmente cuando miré por la ventana y vi las calles llenas de tráfico en esa noche oscura y lluviosa. Nos llevó sanos y salvos hasta un aparcamiento, pero cuando un coche que había detrás de nosotros toco la bocina impacientemente, Magzimof tomó el control del volante y nos llevo al bordillo. Parece que aún no hay nada que supere a un humano sentado de verdad en el asiento del conductor.