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Cambio Climático

Las señales de que el cambio climático perdió totalmente el control en 2017

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Los incendios, los huracanes y el aumento del nivel del mar son algunos de los fenómenos agravados por la acción del cambio climático que hemos acelerado los humanos. Y todavía hay más: los modelos predicen que sufriremos las peores consecuencias del calentamiento global. Es hora de actuar. 

  • por James Temple | traducido por Naia Hernando
  • 10 Enero, 2018

Durante décadas, los científicos han avisado de que el cambio climático haría que fenómenos extremos como las sequías, las inundaciones, los huracanes y los incendios forestales fueran más frecuentes y devastadores. En 2017, vimos de cerca la ferocidad de este mundo alterado cuando fuertes huracanes golpearon la costa este y la costa del golfo e incendios azotados por el viento abrasaron el costa oeste en Estados Unidos y en Europa (ver La culpa invisible del cambio climático en los incendios de Galicia y California).

También estamos viendo con mayor claridad cómo estos peligros guardan una relación entre ellos, impulsándose recíprocamente hacia peligrosos puntos de inflexión climática. Y a pesar de los crecientes riesgos, y de las décadas que hemos tenido para prepararnos y enfrentarnos a ellos, a día de hoy tenemos que abordar el problema de manera urgente. Todas nuestras políticas climáticas, acuerdos globales, avances solares, parques eólicos, coches híbridos y Tesla han servido de poco mientras las emisiones de efecto invernadero siguen yendo en la dirección equivocada. Además, mientras estemos generando cualquier tipo de emisión, empeoraremos el problema. Ya estamos viviendo sus consecuencias: estos son los fenómenos climáticos más preocupantes que vimos en 2017.

Les emisiones aumentaron de nuevo

Foto: Caleb Woods | Flickr

Tras tres años relativamente estables, las emisiones de efecto invernadero provenientes del uso de combustibles fósiles y de la industria aumentaron de nuevo en 2017. El incremento fue de aproximadamente un dos por ciento, según el Global Carbon Project. La principal causa fue el crecimiento de la contaminación de carbono en China y en la India, que hicieron mucho más que compensar la ligera disminución en Estados Unidos.

Las cifras anteriores al año pasado generaron esperanzas de que la estabilidad de las emisiones a la baja se convirtiera en tendencia. Por desgracia, este nuevo aumento significa que nuestros esfuerzos climáticos colectivos no han impedido que los niveles de gas de efecto invernadero se alcen hasta un punto en el que necesitamos cortarlos radicalmente. Prevenir que las temperaturas se incrementen más allá de unos peligrosos 2 °C obligará a reducir drásticamente las emisiones en un 70% antes de la mitad del siglo actual, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU.

Con más de 400 partes por millón, ya hemos sobrepasado por completo los niveles más peligrosos de concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, como nos han dejado claro las temperaturas en aumento, el derretimiento de los casquetes de hielo y los fenómenos meteorológicos extremos. A principios del pasado noviembre, la Organización Meteorológica Mundial declaró que 2017 acabaría siendo “uno de los tres años más calurosos que se han registrado” y el más caluroso que no haya sido influenciado por el calentamiento que produce el fenómeno de El Niño. La temperatura media global durante 2013-2017 también fue la más alta registrada en períodos de cinco años.

El dióxido de carbono puede mantenerse en la atmósfera durante miles de años y tarda aproximadamente una década en generar el efecto máximo de calentamiento. En otras palabras, a pesar todos los cambios que ya hemos visto, todavía nos toca vivir el impacto total del carbono que llevamos arrojando desde 2008. Cada tonelada adicional que emitimos incrementa los peligros del cambio climático y multiplica los daños económicos, medioambientales y humanos.

Los peores escenarios parecen cada vez más probables

Según un estudio realizado en diciembre en Nature que comparaba los modelos climáticos con lo que ya está ocurriendo en la atmósfera (ver El futuro más negro del cambio climático es también el más probable), las temperaturas mundiales podrían aumentar casi 5 °C para finales de siglo, un 15% más que el cálculo anterior, que seguía el modelo de emisiones "business as usual” descrito por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU.

Los autores recogieron observaciones de satélites de la “parte superior de la atmósfera” durante más de una década, midiendo factores como cuánta radiación de infrarrojos escapa de la Tierra y cuánta luz del sol reflejan hacia fuera las nubes y la nieve. A su vez, compararon esos datos con los resultados de modelos anteriores de clima para determinar cuáles predicen con más exactitud lo que los satélites han visto. Los más acertados fueron los que proyectaban un mayor calentamiento. Esto sugiere que los riesgos del cambio climático son mayores de lo que nos temíamos, y que tendremos que recortar las emisiones aún más para prevenirlos de verdad.

Huracanes hiperactivos

La vista del huracán Harvey desde la Estación Espacial Internacional.Foto: La vista del huracán Harvey desde la Estación Espacial Internacional. NASA GODDARD SPACE FLIGHT CENTER | FLICKR

El huracán Harvey atravesó la costa sur de Texas el pasado 25 de agosto, convirtiéndose en el primer gran huracán en tocar tierra en Estados Unidos en doce años. Se desplazó por el litoral durante días, creando inundaciones de hasta un metro y medio de altura en algunas zonas. Murieron 80 personas y miles tuvieron que abandonar sus casas (ver El huracán Harvey destruye los modelos de predicción que rigen la sociedad). Después llegarían los huracanes Irma y María, convirtiendo la temporada activa de huracanes en el Atlántico de 2017 en la más cara de la historia, con más de 200 mil millones de dólares en daños.

Varios estudios recientes han concluido que los cambios en las condiciones climáticas incrementaron significativamente las probabilidades de un fenómeno extremo como Harvey. El aire más cálido, que retiene más humedad, y el aumento del nivel del mar, que hace crecer la altura de las mareas, dieron más el poder destructivo a los huracanes. Un estudio publicado en Environmental Research Letters en diciembre concluyó que el calentamiento global hacía que un fenómeno como Harvey fuera aproximadamente tres veces más probable. Al mismo tiempo un informe de Proceedings of the National Academy of Sciences, realizado por Kerry Emanuel, un destacado investigador de huracanes y profesor de ciencia atmosférica en el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT, EE. UU.), concluyó que al irse calentando el clima, fenómenos de esta magnitud serán mucho más comunes.

“Observamos que la probabilidad de precipitaciones como las que causó Harvey podría aumentar en factores de 10 para finales del siglo XX y principios del XXI”, señaló Emanuel, siguiendo un modelo “business as usual” de emisiones de efecto invernadero.

El deshielo del Ártico

En diciembre, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) publicó un inquietante informe sobre el Ártico en el que declaraba que el Polo Norte había alcanzado una situación irreversible y que nunca volverá a ser una “región congelada de manera estable”. Las temperaturas en aumento han generado una tendencia prolongada de glaciares menguantes, hielo marino en disminución y permahielo (la capa de suelo que permanece siempre coneglada) calentándose.

Entre octubre de 2016 y septiembre de 2017, la temperatura del aire de la zona sobre el paralelo 60 norte fue la segunda más cálida desde 1900. En marzo, los satélites registraron el récord de hielo marino invernal más bajo hasta la fecha. Los glaciares y el hielo marino que se están derritiendo son los fenómenos más preocupantes, porque causan efectos secundarios críticos que afectan especialmente al nivel del mar. Este hecho también establece un ciclo muy peligroso: la nieve blanca refleja el calor, pero el hielo se convierten en agua azul oscuro que lo absorbe, es decir, que el Ártico enviará menos calor de vuelta al espacio, generando un mayor calentamiento, más deshielo e impulsará el incremento del nivel del mar.

“Hemos observado un gran aumento de las temperaturas en altas latitudes, en la zona de costa alrededor del Océano Ártico, así que parece que este proceso ya ha comenzado,” señala Vladimir Romanovsky, profesor de geofísica en el Laboratorio de Permahielo de la Universidad de Alaska, Fairbanks (EE. UU.), que también indica que otra fuente de preocupación es el permahielo que se está calentando, alcanzando temperaturas de derretimiento en partes del interior de Alaska. El problema ahí es que el permahielo se encarga de atrapar enormes cantidades de gases de efecto invernadero bajo la superficie. Al derretirse, esos gases se liberan y vuelven a la atmósfera.

A principios de diciembre, los investigadores de Lawrence Livermore National Lab aseguraron que el derretimiento del hielo marino del Ártico podría haber desempeñado un papel crucial en la sequía que ha sufrido California durante esta década, y podría agravar otras futuras. Aunque parezca contradictorio, el calentamiento del Ártico también podría ampliar las olas de frío, como la tormenta invernal que ha pasado recientemente por la costa este de Estados Unidos.

Incendios masivos

El incendio de Whittier quemó casi 20,000 acres en el condado de Santa Bárbara, California, el verano pasado.Foto: El incendio de Whittier quemó cerca de 8.000 hectáreas en el condado de Santa Bárbara, California, el verano pasado. GLENN BELTZ | FLICKR

La costa oeste de Estados Unidos se vio envuelta en llamas este año. Miles de kilómetros cuadrados se quemaron en California, Montana y Oregón, entre otros estados, durante lo que acabó siendo la temporada de incendios con mayores daños económicos registrada hasta ahora. Solamente en California, el fuego arrasó más de 400.000 hectáreas, según los datos del Departamento Forestal y de Protección de Incendios. El incendio Thomas, cerca de Santa Barbará, quemó aproximadamente 110.000 hectáreas, convirtiéndose en el mayor incendio de la historia en el estado. Los incendios en los cultivos de vino en el norte de California fueron aún más destructivos, destruyendo cerca de 9.000 estructuras y acabando con la vida de 44 personas.

En Europa, el pasado verano más de cien incendios arrasaron la región de Galicia, en el norte de España, afectando a más de 49.000 hectáreas, según la Consellería de Medio Rural, con un total de cuatro muertos. Su país vecino, Portugal, sufrió también los efectos de un fuego devastador con más de 500 focos activos, 37 víctimas mortales y 316.000 hectáreas calcinadas. 

El cambio climático no “causa” incendios per se; estos suelen comenzar por hogueras, relámpagos, cables eléctricos caídos o provocados por personas. Otras acciones humanas, incluyendo décadas de extinción de incendios, también han incrementado el riesgo y la magnitud de los daños. Aún así, el calentamiento climático sí parece estar agravando este tipo de fenómenos. Se estima que ha duplicado la zona afectada por incendios forestales en los últimos 30 años en la costa oeste de Estados Unidos, acabando con aproximadamente 400.000 hectáreas más, según un estudio de 2016 de Proceedings of the National Academy of Sciences.

Las temperaturas más altas absorben la humedad de la tierra, los árboles y las plantas, convirtiendo los bosques en un polvorín. En California, el calor adicional se ha unido a la sequía prolongada de 2012 a 2016, que secó vastas extensiones de naturaleza y abrió la puerta a una devastadora plaga de escarabajo en las cortezas de los árboles. Ambos fenómenos son los causantes de la muerte de 129 millones de árboles en cerca de tres millones de hectáreas, lo que supone una gran cantidad de combustible para el fuego,  según el departamento de bomberos.

Otro peligro añadido de los incendios es que pueden transformar los bosques y que dejen de funcionar como "esponjas" de dióxido de carbono para empezar a generarlo. De hecho, los bosques de California emitieron más carbono del que absorbieron entre 2001 y 2010, y dos tercios de este descenso fueron atribuibles a los incendios, según un estudio de 2015 de investigadores del National Park Service y la Universidad de California, Berkeley (EE. UU.).

2017 se ha convertido en "el año climático con más daños económicos de la historia", según Atlanticteniendo en cuenta los que han producido los incendios y los huracanes. “Ambos fenómenos, sin precedentes, han sido igualmente importantes y preocupantes,” escribió Michael Mann, director del Centro Penn State Earth System Science, en un email a MIT Technology Review. “Los veo como fenómenos climáticos acentuados por el cambio climático.”

Viendo esta lista, queda cada vez más claro cómo las conexiones entre eventos aparentemente independientes se convierten en elementos de un mismo círculo vicioso: aumento de emisiones, temperaturas más altas, hielo marino menguante, calentamiento adicional, extensas sequías, incendios mayores y  más emisiones. Cada vez será más difícil salir de este ciclo, por lo que es urgente que ejecutemos los esfuerzos necesarios para prevenirlo. 

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