JPMorgan, la entidad financiera más grande de EEUU, está colaborando con una pequeña 'start-up' en Zcash. La cadena de bloques de esta versión de Ethereum incorpora el protocolo de conocimiento cero, una característica que garantiza la fiabilidad del usuario sin divulgar los datos de sus transacciones
Independientemente de lo que el consejero delegado de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, quisiera decir cuando calificó a Bitcoin de "fraude", parece que no está juzgando a su propia criptomoneda por el mismo rasero. Su banco se ha colocado en primera línea para adaptar la tecnología de la cadena de bloques a la industria financiera. Pero lo que resulta aún más sorprendente es que JPMorgan está colaborando con los responsables de una moneda digital que es exactamente igual que Bitcoin, a excepción de que es completamente anónima.
Sería comprensible que Dimon y otros directivos bancarios consideraran a Bitcoin y las demás criptomonedas como una amenaza. Después de todo, Bitcoin, que nació durante el apogeo de la Gran Recesión, demuestra que ese puede usar software y miles de ordenadores conectados a través de internet, en lugar de un banco, para facilitar el intercambio de dinero. Los ordenadores que pertenecen a la red mantienen un registro seguro de cada transacción, llamado cadena de bloques, y lo utilizan para evitar falsificaciones (ver ¿Qué es Bitcoin, y por qué es importante?).
Pero al margen de lo que piensen los ejecutivos bancarios sobre Bitcoin, valoran la cadena de bloques como una una plataforma revolucionaria que podría conducir a sistemas más seguros, fiables y rentables para administrar todo tipo de transacciones financieras. Sin embargo, la tecnología aún es muy embrionaria y la mayoría de los proyectos de "cadenas de bloques empresariales" son experimentales. Lo que aún no está claro hasta qué punto podrán las instituciones financieras adaptar la tecnología a sus propias necesidades sin sacrificar sus ventajas, como su naturaleza descentralizada, clave para proteger la información del libro mayor de la corrupción.
La privacidad es un desafío especialmente complicado. Al contrario de lo que se cree, las criptomonedas como Bitcoin y Ethereum no son anónimas. Los usuarios están representados en el libro de contabilidad público por una cadena de caracteres llamada dirección. Alguien que logre vincular una identidad con su dirección podrá ver cada transacción que haya realizado (ver Ningún criminal está a salvo en Bitcoin (pero sí en otros sistemas de criptomoneda)).
Este modelo no funciona para las instituciones financieras, según la máxima responsable de cadenas de bloques de JPMorgan, Amber Baldet. Las leyes contra el blanqueo de dinero no sólo les obligan a saber exactamente quiénes son sus clientes sino que estos quieren realizar transacciones de forma confidencial. Pasar del modelo de privacidad de Bitcoin a uno en el que se conozca la identidad del usuario pero no sus transacciones, y que a la vez mantenga las ventajas típicas de la cadena de bloques, no es un esfuerzo "nada trivial", dice Baldet.
Afortunadamente para el equipo de Baldet, este problema es similar a otro que ya parece estar resuelto: una criptomoneda tan privada como el propio dinero en efectivo. En mayo, JPMorgan anunció que se uniría a Zcash, una criptomoneda lanzada hace un año cuyo software basado en Bitcoin ofrece a los usuarios la opción de "proteger" sus transacciones de la vista del público (ver El truco criptográfico que podría arreglar los problemas de 'blockchain' y masificar su uso). El mes pasado, el banco reveló que había integrado la tecnología de privacidad de Zcash en Quorum, su plataforma de cadena de bloques de código abierto, autorizada y basada en Ethereum (ver Ethereum, el hermano pequeño de Bitcoin que nació para superar sus capacidades).
Zcash confía en un protocolo criptográfico emergente llamado prueba de conocimiento nulo o protocolo de conocimiento cero. Es una de las técnicas que permite que los usuarios de criptomonedas oculten sus transacciones, y están generando una gran expectación en el mundo de las cadenas de bloques, en gran parte debido al alucinante poder que pueden ofrecer al usuario: la capacidad de demostrar algo sobre el usuario a otra persona sin tener que revelar ninguna información adicional.
En el caso de Zcash, los usuarios pueden usar este método para demostrar que tienen fondos suficientes para realizar una transacción válida. En un sistema empresarial como el Quorum de JPMorgan, los clientes podrían usarlo para, por ejemplo, garantizar que son inversores acreditados.
El CEO de Zcash, Zooko Wilcox, explica que el objetivo principal de Zcash es "brindar oportunidades económicas y libertades financieras a todas las personas". Considera que la naturaleza abierta de Zcash que permite a cualquiera unirse a ella, al igual que Bitcoin, es un "imperativo moral". De hecho, su equipo está repleto de expertos en criptografía de renombre mundial que comparten su visión (ver La fe en Bitcoin y su capacidad de obrar 'milagros' para toda la sociedad).
¿Por qué una pequeña start-up formada por criptoidealistas se asociaría con el banco más grande de Estados Unidos, la misma clase de autoridad centralizada que Bitcoin fue diseñada para excluir?
Por encima de todo, Wilcox y sus compañeros parecen estar comprometidos con promover el protocolo de conocimiento cero, ya sea en sistemas abiertos de cadenas de bloques como Zcash, Bitcoin y Ethereum o en las redes privadas que las instituciones financieras están desarrollando. En un comunicado el mes pasado que promocionaba la integración de JPMorgan de la funcionalidad de conocimiento cero, Wilcox dijo: "El creciente impulso de la adopción de cadenas de bloques empresariales es una de las tendencias más emocionantes de la tecnología".
Que JPMorgan esté interesado en la misma tecnología de privacidad que resulta tan atractiva para los frikis de criptomonedas no resulta nada sorprendente, según el informático de la Universidad de Cornell (EEUU) Emin Gün Sirer. Explica que las pruebas de conocimiento nulo no buscan eludir la ley, sino demostrar cosas a través de la divulgación selectiva. Eso promete tener muchas aplicaciones en el mundo que JPMorgan vislumbra. "La industria financiera se nutre de la privacidad", concluye Gün Sirer.