Svenja Hinderer, 32
Instituto Fraunhofer
Su válvula cardíaca biodegradable que se regenera con células del propio paciente evitarían innumerables cirugías
Problema: Más de 85.000 estadounidenses reciben válvulas cardíacas artificiales, pero estas válvulas no duran para siempre, y reemplazarlas conlleva una cirugía cara e invasiva. En niños, han de ser reemplazados repetidamente.
Solución: Svenja Hinderer, que lidera un grupo de investigación del Instituto Fraunhofer en Stutgart (Alemania), ha desarrollado una válvula cardíaca biodegradable. Los estudios sugieren que con el tiempo se irá reemplazando por células del propio paciente.
Para ello, Hinderer creó una especie de andamio de fibras biodegradables que imitan las propiedades elásticas del tejido sano. A esto añade proteínas con la capacidad de atraer las células madre que circulan en la sangre de forma natural. La idea es que una vez implantado, su válvula cardíaca sería colonizada y finalmente sustituida por las células del propio paciente en el plazo de entre dos y tres años.