Cambio Climático
El mayor riesgo de la geoingeniería es que Trump crea que es la clave contra el cambio climático
El profesor de Harvard David Keith, uno de los científicos pioneros de este campo, teme que los políticos se aferren a esta tecnología como arma mágica contra el cambio climático y la aprovechen para erradicar los esfuerzos por seguir reduciendo las emisiones de efecto invernadero
Sabemos muy poco acerca de los riesgos que podríamos correr si intentáramos contrarrestar el calentamiento global mediante la inyección de aerosoles a la atmósfera (ver Manipular el clima: una medida desesperada para salvarnos del cambio climático). Pero los pocos datos que tenemos sobre la llamada gestión de radiación solar sugieren que los riesgos son "relativamente pequeños" en comparación con los beneficios potenciales de una implementación "sensata", según uno de los expertos más destacados del mundo sobre el tema, el profesor de física aplicada y política pública de la Universidad de Harvard (EEUU) David Keith (ver "La geoingeniería llegará después de algún gran suceso, como una gran ola de calor mortal")
En lugar de preocuparse por esta incertidumbre, lo que le mantiene intranquilo es que los políticos con motivaciones ocultas intenten acelerar el despliegue de la tecnología. En su ponencia en la conferencia EmTech MIT de MIT Technology Review celebrada la semana pasada en EEUU, Keith explicó que la mayor preocupación actual no son los riesgos ambientales potenciales de la gestión de la radiación solar sino más bien "el temor de que la idea de esta tecnología sea explotada por aquellos que quieren bloquear los recortes de emisiones como una forma de sembrar confusión". En su opinión, hace falta mucha más investigación para ayudarnos a comprender mejor qué significa un despliegue sensato de la gestión de la radiación solar.
A principios de año, Keith y su equipo anunciaron que seguirían adelante con sus planes de experimentar en el cielo de Tucson (EEUU). El experimento, uno de los primeros proyectos oficiales de investigación de geoingeniería que se realizará fuera de un entorno de laboratorio controlado, incluirá la operación de un globo de gran altitud conectado a una góndola equipada con hélices y sensores (ver Cada vez hay más apoyos para manipular el planeta contra el cambio climático).
El miércoles pasado, el Comité de Ciencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, cuyo presidente calificó recientemente la preocupación por el cambio climático de "histeria", llevará a cabo una audiencia centrada en la geoingeniería. Pero a Keith le preocupa de que esas audiencias sean contraproducentes.
"La rápida promoción de estas tecnologías por parte de la administración que tenemos conlleva algunas desventajas potenciales reales", afirmó. Entre ellas está la interrupción de las frágiles coaliciones políticas que respaldan las políticas de reducción de emisiones. "De alguna manera, lo que más tememos es que Trump publique un tuit que diga: '¡La geoingeniería solar lo resolverá todo! ¡Es genial! No tenemos por qué molestarnos en reducir las emisiones'".
El experto considera que sería imprudente lanzar un gran esfuerzo de investigación en este momento, porque aún no sabemos cómo plantear los experimentos para que sean éticos y conlleven un riesgo relativamente bajo. Averiguarlo requiere primero proyectos a pequeña escala destinados a reunir conocimientos básicos. Keith concluyó: "La gobernanza y el conocimiento sobre la tecnología deben evolucionar de forma conjunta. Necesitamos tener gobernanza para habilitar la investigación. Y necesitamos la investigación para informar la forma que podría adoptar la gobernanza de la implementación finalmente".