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Cambio Climático

El huracán Harvey destruye los modelos de predicción que rigen la sociedad

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Las políticas de planificación, los códigos y programas de construcción y los seguros se fijan de acuerdo a modelos que sólo representan el clima del pasado. El cambio climático está aumentando y agravando las amenazas y parece que nadie está preparado para afrontarlas

  • por James Temple | traducido por Patricia R. Guevara
  • 11 Septiembre, 2017

Hace dos semanas, investigadores de la Universidad de California (UC) en Davis (EEUU) superpusieron los mapas de las zonas inundables de la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) con imágenes por satélite de las devastadoras inundaciones en Houston (EEUU) después de que el huracán Harvey dejara más de un metro de lluvia en toda la región.

La evaluación preliminar mostró que dos tercios de la inundación se produjeron fuera de las zonas evaluadas a 100 años por la agencia federal, en regiones en las que teóricamente había un 1% de probabilidad de inundación en un año. Más de la mitad del diluvio ocurrió "fuera de cualquier zona de inundación cartografiada"; incluso, incluyendo zonas con probabilidad de un único evento en 500 años, en áreas que deberían enfrentarse sólo a un "riesgo mínimo de inundación".

En parte, esto subraya la extraña gravedad de la tormenta. Pero también, las limitaciones de las evaluaciones federales sobre el riesgo de inundación. Los investigadores de la UC señalan que Harvey supone "la tercera vez en los últimos tres años que ocurre la única inundación pronosticada en 500 años en Houston". Esto quiere decir, que según las predicciones, la zona de Houston sólo estaba destinada a sufrir una inundación de ese tipo en 500 años, y sin embargo ha sido víctima de tres en los últimos tres años.

Esto "básicamente refuta las opiniones que sugieren que Houston sólo ha tenido 'mala suerte'", afirma por correo electrónico el director asociado del Centro UC Davis para las Ciencias sobre Cuencas, Nicholas Pinter. El experto detalla: "Los científicos somos extremadamente cautelosos a la hora de ver la huella del cambio climático en cualquier evento de este tipo, y esa precaución es apropiada. Pero cada vez hay más sospechas de que Estados Unidos está dirigiéndose hacia un punto de inflexión meteorológica".

El problema es que los mapas de las zonas de inundación se basan en patrones históricos que están cada vez más lejos de los peligros actuales, basados en las cambiantes e inestables condiciones climáticas. Esto, a su vez, significa que las políticas de planificación, los códigos de construcción, los programas de seguros y los patrones de construcción que se basan ​​en estas evaluaciones pueden estar también peligrosamente obsoletos. En muchos casos, se construyen ciudades y protecciones contra inundaciones en función del clima del pasado, sin tener en cuenta las condiciones futuras o incluso presentes. Esto puede agravar el peligro de los ciudadanos, y acarrear costes mucho más altos a la sociedad, que tiene que hacer frente a los desastres y a la reconstrucción después de sucesos como el huracán Harvey, y como parece cada vez más probable, el huracán Irma.

Algunos científicos llevan años avisando de que el análisis del riesgo de inundaciones y tormentas necesita ir más allá del enfoque "estacionario" que se ha usado durante mucho tiempo, que presupone que la distribución estadística de los sucesos del pasado se mantendrá constante.

El hidrólogo de investigación en el Servicio Geológico de EEUU Paul Milly, que también es autor principal de un artículo de 2008 de Science titulado Stationarity Is Dead: Whither Water Management alerta: "No podemos extrapolar el pasado para entender el futuro porque el sistema está cambiando. El cambio climático debe considerarse un posible factor en los riesgos cambiantes de inundaciones y otros eventos peligrosos".

Lo que antes del año 2000 habría sido el huracán del siglo, en 2081 sería el huracán de la década.

Entre otros factores, hay que considerar que el aire más cálido tiene más humedad, y que niveles del mar más altos implican un aumento de la altura de las tormentas, lo que puede ampliar su magnitud y su capacidad destructiva.

Pero el avance hacia nuevas metodologías ha sido lento y desigual, en parte debido a las complejidades políticas (y en parte porque es una ciencia desafiante). El sistema climático es muy complejo, nuestro conocimiento es incompleto y los modelos de proyección generalmente incluyen amplios rangos de impactos potenciales, que dependen de futuras emisiones de gases de efecto invernadero, puntos de inflexión ambiental y otros factores.

Sin embargo, algunos científicos están tratando de actualizar nuestra comprensión sobre estos peligros crecientes debido al cambio climático. El investigador de huracanes y profesor de ciencia atmosférica en el MIT Kerry Emanuel evaluó recientemente el futuro riesgo de precipitaciones por huracanes en Boston (EEUU). Sus resultados detectaron un cambio radical en los niveles de amenaza, ya que el cambio climático aumenta la frecuencia de las tormentas y la cantidad de lluvia que descargan.

Lo que antes del año 2000 habría sido el huracán del siglo en Boston, en 2081 sería el huracán de la década, lo que significa que tendría alrededor de un 10% de probabilidades de ocurrir en un año determinado, según las observaciones del investigador. Asimismo, un evento que antes ocurriera una vez cada 1.000 años en la región, podría estar más cerca de suceder cada 50 años.

En un documento publicado a principios de este año, Emanuel escribió que los limitados datos recogidos por los aviones sobre las tormentas atlánticas cercanas a la costa, así como la necesidad de incorporar el cambio climático al estudio, requerían el uso de tormentas simuladas. A éstas les aplicó una amplia gama de modelos climáticos de centros como la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (EEUU), el Met Office Hadley Center (Reino Unido), el Instituto Max Planck de Meteorología (Alemania) y otras instituciones. Estos modelos "simulan la respuesta de los vientos y las condiciones termodinámicas al cambio climático".

En general, la investigación muestra un aumento sustancial en el número de tormentas que podrían intensificarse justo antes de llegar a tierra para 2100. Pero, incluso si esta dirección general es clara, Emanuel señaló que será difícil pronosticar con precisión ese cambio tardío para cualquier tormenta, dado que que requieren nuevas mejoras en la predicción de huracanes.

Algunas ciudades y algunas firmas de ingeniería ya han comenzado a adoptar estándares de desarrollo que incorporan las amenazas del cambio climático en el futuro. En particular, después del huracán Sandy, el Departamento de Protección Ambiental de la Ciudad de Nueva York (EEUU) llevó a cabo una evaluación exhaustiva y concluyó que alrededor hay unos 830 millones de euros en activos amenazados por el aumento del nivel del mar y por oleaje debido a tormentas. El análisis aumentó 76,2 centímetros el nivel de las inundaciones estimadas por la FEMA para periodos de 100 años, adoptando así de peor escenario posible del Panel de Nueva York sobre el Cambio Climático, y finalmente recomendó destinar 262 millones de euros para mejorar las instalaciones.

Del mismo modo, en 2015, el presidente Obama emitió una orden ejecutiva que fijó nuevos estándares de inundación para proyectos financiados por el Gobierno, que tenían cuenta los riesgos crecientes del cambio climático. Ésta requería que las agencias construyeran entre 60 y 90 centímetros  por encima de las líneas de inundaciones a 100 años, en función del tipo de proyecto. También instaba a implementar un nuevo desarrollo en función de los niveles a 500 años; o que determinaran los estándares de construcción apropiados basados ​​en la mejor ciencia climática disponible.

Menos de dos semanas antes de que el huracán Harvey llegara a tierra, el presidente Trump rescindió esa orden.

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