Jan Kędzierski (Polonia), 34
Flash Robotics
Los niños aprenden un segundo idioma a un ritmo de una palabra al día gracias a su robot EMYS, diseñado especialmente para interactuar con los más pequeños través del juego y las emociones
Aprender un segundo o tercer idioma puede ser tan necesario como agotador y, en muchos casos, aburrido, sobre todo para los más pequeños. Para solucionarlo, el doctor en robótica (y padre) polaco Jan Kędzierski apuesta por un profesor en forma de robot para que los niños aprendan a través de la repetición y el juego. Su apuesta por el uso educativo y social de la robótica han convertido a Kędzierski en uno de los Innovadores menores de 35 Europa 2017 de MIT Technology Review en español.
Pensado para niños de tres a siete años, EMYS es una cabeza robótica compuesta por tres discos móviles, diseñada para reflejar emociones humanas. El robot oye, ve, habla y siente a través de los diferentes sensores instalados. Si le golpeas la cabeza, se enfurruña; si la acaricias, lo agradece. EMYS identifica los objetos a su alrededor y enseña cómo se dicen, por ahora, en inglés y español. Para ello, el robot viene con una serie de 'tarjetas' que representan cosas como "oso", "libro" y "casa”" Los padres también pueden pegar a cualquier objeto lo que Kędzierski llama "smart tags", etiquetas RFID vinculadas con una palabra gracias a una aplicación móvil. Una vez pegadas en, por ejemplo, un juguete, el niño puede lanzarlo al robot, que este lo reconozca y enseñarle cómo se dice en el idioma que corresponda.
Su creador señala: "El principal problema es que no existe tecnología para comprender el habla de los niños. Tenemos Amazon Echo, Google Home y todas esas aplicaciones similares, pero es realmente difícil entender a los niños; por eso decidimos incluir los smart tags". Y afirma que hay que estar 100 % seguro de que niño y robot se entiendan bien.
A priori, puede parecer que EMYS no ofrece nada distinto a lo que ya hacen miles de aplicaciones móviles de idiomas. También es más caro: en torno a los 679 euros. Sin embargo, Kędzierski defiende el impacto de la interacción con el robot en el aprendizaje de un niño, mucho más atractiva que una pantalla o clase particular. El joven defiende: "No queremos reemplazar a los profesores, pero de este modo los niños también podrían practicar un segundo idioma en su casa". Según el joven innovador, las pruebas realizadas en escuelas infantiles muestran que con EMYS un niño aprende otra lengua a una palabra por día.
Foto: EMYS está pensado para resultar “amable” a los niños. La cabeza del robot responde a estímulos externos y utiliza su pantalla integrada para reforzar el proceso de aprendizaje. Crédito: Flash Robotics.
Kędzierski fundó, junto a Michal Dziergwa, la compañía Flash Robotics en 2016, una spin-off de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Breslavia (Polonia). La idea era crear robots sociales más asequibles que los que habían construido durante sus proyectos de investigación en la universidad. Emprender les llevó a participar en la aceleradora de hardware HAX, en Shenzhen (China). Querían ir a Silicon Valley (EEUU), reconoce que China fue "una gran experiencia". Diseñaron y fabricaron la versión comercial de EMYS en tan sólo cuatro meses. El joven cuenta: "Si lo hubiéramos hecho aquí en Polonia, nos habría llevado, no sé, un año mínimo".
Kędzierski busca ahora la forma de producir y comercializar EMYS a gran escala. Para ello, la compañía busca el apoyo de algún inversor de capital riesgo que financie las próximas etapas del proyecto y están en contacto con fabricantes chinos. Sus mercados objetivos son Asia y Europa.
Según el profesor de Telecomunicaciones de la Universidad Europea de Madrid (España) y miembro del jurado de Innovadores menores de 35 Europa 2017, Víctor Padrón, "su éxito puede ayudar a los niños a aprender una segunda lengua en edades muy tempranas, lo que puede tener un gran impacto en el desarrollo de sus capacidades cognitivas". Por su parte, el también juez y profesor catedrático del Instituto Superior Técnico de Lisboa (Portugal), Jose Epifânio da Franca, apunta que "con la inversión de capital adecuada, EMYS podría sobresalir entre los diferentes robots educativos de un mercado en expansión".