Julien de Wit (Bélgica), 29
MIT
Sus nuevas técnicas de observación y modelización astronómica están impulsando la búsqueda de la piedra 'Rosseta' del universo
¿Cómo cambiaría nuestra forma de entender la vida si descubriéramos que existen miles o millones de mundos habitados en sistemas planetarios que hasta ahora nos eran invisibles? Para Julien de Wit ese cambio de perspectiva puede llegar a transformarnos como especie. Este joven investigador postdoctoral del Departamento de Ciencias Terrestres, Atmosféricas y Planetarias de MIT (Estados Unidos), que ha sido elegido como uno de los Innovadores menores de 35 Europa 2017 de MIT Technology Review en español, considera que nuestra comprensión sobre la formación y evolución de los planetas "se ha basado durante siglos en las observaciones de una muestra única: el Sistema Solar", pasando por alto otros posibles "arquetipos" y formas de organización. Y la manera de desafiar esta perspectiva, "estrecha y centenaria", es precisamente mirar más allá, asegura.
Para hacerlo, De Wit ha desarrollado nuevas técnicas de análisis y modelización capaces de obtener datos hasta ahora desconocidos sobre las características de planetas ubicados fuera del Sistema Solar. Una de estas herramientas, desarrollada por De Wit en 2011, permitió, por ejemplo, determinar la masa de exoplanetas pequeños para los que las técnicas prexistentes no servían. Esta información, combinada con datos sobre sus atmósferas y las condiciones de su superficie, permiten valorar la potencial habitabilidad de estos mundos. Posteriormente, usando datos captados por el Telescopio Espacial Spitzer, De Wit desarrolló otra técnica que permite dibujar un mapa bidimensional de la temperatura en la superficie de un exoplaneta construido a partir de las variaciones en la señal que se producen cuando diferentes "franjas" del mismo desaparecen y reaparecen durante un eclipse. El joven usó esta técnica para crear, de acuerdo a las características de sus atmósferas, el primer mapa de cobertura de nubes de un exoplaneta y determinar que otro de ellos podía ser una supertierra de lava.
En 2016 De Wit pudo por fin aplicar sus herramientas al estudio de planetas pequeños, templados y con posibilidades de albergar vida. La oportunidad llegó con el descubrimiento del sistema de Trappist-1. Un consorcio internacional de astrónomos había observado tres planetas de tamaño similar a la Tierra orbitando esta estrella muy fría y tenue. Eran los primeros exoplanetas potencialmente habitables que podrían ser estudiados en detalle con las técnicas e infraestructuras actuales, ya que la luz de su estrella débil y no atenuaba la de los propios planetas. "La señal que llegaba era 80 veces más grande que si hubieran orbitado una estrella como el Sol", explica de Wit.
El joven se dio cuenta de que dos de estos planetas pasarían por delante de Trappist-1 al mismo tiempo y utilizó los datos de esta transición captados por el Telescopio Espacial Hubble para caracterizar sus atmósferas. Los resultados permitieron determinar que eran similares a las de planetas rocosos como la Tierra y Marte, en lugar de parecerse a las de gigantes gaseosos como Neptuno.
Gracias a nuevas observaciones del Hubble y del futuro Telescopio Espacial James Webb, pronto podrán conocerse más detalles sobre la atmósfera de estos planetas (como si contiene o no vapor de agua, metano, dióxido de carbono u ozono). No obstante, las técnicas de cribado para la búsqueda de planetas potencialmente habitables, como las empleadas por De Wit, resultan claves en una fase previa, dado que el tiempo de uso y vida útil de estas instalaciones es muy limitado.
Seguir realizando estos triajes es precisamente el objetivo del proyecto SPECULOOS (del que Trappist-1 fue proyecto prototipo), una red de cuatro telescopios ubicados en Chile que buscan planetas entorno a estrellas ultrafrías. De Wit está ahora tratando de ampliar al hemisferio norte esta red para llegar al mayor número posible de exoplanetas.
Hasta la fecha, el Sistema Solar ha sido el modelo planetario de referencia desde el que observar el universo, pero en realidad las estrellas ultrafrías son las más abundantes. Por eso, De Wit considera a Trappist-1 como la "piedra Rosetta" en la búsqueda de sistemas similares a la Tierra. Y asegura que si se confirma que dichos sistemas son los arquetípicos, la visión del lugar que ocupamos en el universo cambiaría radicalmente.
Para la directora de Investigación en Ciencia de Datos de Vodafone y miembro del jurado de Innovadores menores de 35 Europa 2017, Nuria Oliver, De Wit es un individuo "muy impresionante por su capacidad intelectual, pensamiento estratégico e invención de nuevas técnicas para el descubrimiento de exoplanetas". La jueza considera "enorme" el impacto social potencial de encontrar otros planetas habitables, "tanto en términos de nuestro propio futuro como de nuestra comprensión de la vida en la Tierra".