Parece un corazón real y bombea sangre como él, pero empieza a degradarse a los 45 minutos, después de tan sólo 3.000 latidos y requiere una bomba externa para funcionar. Aun así, es lo más cerca que se ha llegado de crear un corazón artificial funcional
Parece un corazón real y late como un corazón real. Y aunque todavía no es capaz de cumplir la función de un corazón real, nos acerca a un futuro de órganos artificiales más pequeños y más humanos.
Este nuevo corazón de silicona es obra de un equipo de investigadores del Laboratorio de Materiales Funcionales de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (Suiza). Para hacerlo, el equipo ha empleado técnicas de impresión 3D, que son cada vez más populares para crear órganos sintéticos. El objetivo es generar una estructura interna que imita la de un corazón humano real, con ventrículos derecho e izquierdo.
Pero a diferencia de un corazón real, incluye una cámara central que puede ser inflada y desinflada por una bomba externa, y que en esencia, ejerce de músculo. Y además de su necesidad de unidad externa, este corazón artificial tiene una limitación aún mayor. Como informa el equipo en la revista Artificial Organs, la silicona empieza a degradarse después de 3.000 latidos, una cifra que transcurre en unos 45 minutos, lo que lo hace poco práctico.
Aun así, el dispositivo abre las puertas a mejores corazones artificiales en los próximos años. La mayoría de los dispositivos actuales para bombear sangre se basan en enfoques mecánicos, los cuales pueden generar fallos y dañar la sangre. Un corazón artificial más parecido a la fisiología humana podría superar estos problemas.
También está la alternativa de producir nuevos órganos biológicos completos desde un principio en el laboratorio, aunque todavía falta bastante para eso.
(Para saber más: Artificial Organs)