La caída de precios de las baterías los está haciendo cada vez más competitivos, pero para que se cumplan las previsiones, los gobiernos tendrán que desarrollar infrastructuras de carga y desincentivar los vehículos más contaminantes
Tesla lo sabe. Volvo lo sabe. Diablos, la mayor parte de la industria automotriz lo sabe. A estas alturas, los coches eléctricos son inevitables. Pero, ¿cuánto tardarán en sustituir a nuestros actuales engullidores de gasolina?
Un nuevo análisis de Bloomberg New Energy Finance (BNEF) intenta calcular justo eso. Sus previsiones intentan prever los cambios en los costes de comprar y operar vehículos eléctricos en el futuro, e incluyen el impacto de las iniciativas gubernamentales para impulsar la adopción y los hitos de lanzamientos y ventas de las automovilísticas.
La predicción más destacada del análisis: en 2040, el 54% de los coches nuevos que se vendan serán eléctricos. La cifra representa una importante subida frente al 35% que preveía la misma organización hace poco más de un año. Merece la pena hacer una breve pausa para asimilar esa cifra: si los números no fallan, la electricidad será el combustible dominante en todos los coches recién vendidos.
Está claro que aún queda un largo camino por delante, en parte porque el mercado de los coches eléctricos todavía es minúsculo, con unas ventas que no llegan al 1% en 2016. Pero la tendencia muestra una fuerte trayectoria ascendente. Las ventas globales de los vehículos eléctricos ascendieron a 191.700 durante el primer trimestre de 2017 , un 40% más que el mismo período del año pasado.
Foto: El gráfico muestra la caída del precio de las baterías de los vehículos eléctricos e híbridos.
El motivo principal para explicar este cambio de tendencia es el precio de las baterías. El coste de las baterías de iones de litio por kilovatio-hora cayó un 65% entre 2010 y 2015 (ver gráfico), y BNEF predice que se reducirá en otro 70% hasta 2029. Eso, según el informe, hará que los coches eléctricos resulten más baratos tanto de ejecutar como de comprar.
Para la mayoría de las personas, el dinero acabará siendo el factor que les animará a cambiar la combustión interna por los electrones. Pero los gobiernos todavía tienen un papel que desempeñar para fomentar la adopción, mediante el desarrollo de infraestructuras de carga y la prohibición de la circulación de los vehículos más contaminantes . Sin esos incentivos, las previsiones de BNEF podrían resultar ser excesivamente optimistas.
(Para saber más: Electric Vehicle Outlook 2017, La revolución del coche eléctrico no es solo tecnológica, es política, ¿Será 2020 la década del vehículo eléctrico? El precio de las baterías, decisivo, Empieza la cuenta atrás para las supercarreteras repletas de puntos de carga )