Gracias a varias GPU de Nvidia, el Piz Dain del Centro Nacional de Supercomputación de Suiza ha alcanzado el tercer puesto en la última clasificación mundial, arrebatándoselo a EEUU, que figuraba entre los tres primeros de la lista desde 1996. China sigue dominando la carrera
Más allá de pruebas, investigaciones y demostraciones, la carrera por la supercomputación también se mide según el índice Top 500. Según su última clasificación, el superordenador más rápido del mundo, por segundo año consecutivo, es TaihuLight, ubicado en el Centro Nacional de Supercomputación de Wuxi (China). Capaz de ejecutar 93.000 billones de cálculos por segundo, es casi tres veces más rápido que el segundo clasificado de la lista, el Tianhe-2, que también está en China. La noticia llega para el tercer puesto, en el que este año se ha colado un supercomputador recién actualizado, el Piz Dain, del Centro Nacional de Supercomputación de Suiza. Gracias a varias GPU (unidades de procesamiento gráfico) de Nvidia, el Piz Dain ha recibido un nuevo impulso de potencia que le ha permitido avanzar cinco puestos en la lista.
La buena noticia clasificatoria para Europa supone un varapalo para EEUU, cuyo superordenador, que solía ocupar el tercer puesto, ahora se ha quedado fuera del podio. Titan, del Departamento de Energía de EEUU y alojado en el Laboratorio Nacional Oak Ridge, ahora ocupa el cuarto puesto. Capaz de procesar 17.600 billones de cálculos por segundo, Titán es cinco veces más lento que TaihuLight. En su defensa, Estados Unidos sigue ocupando cinco de los 10 primeros puestos, y dispone 169 de los supercomputadores que componen la lista de los 500 más rápidos. China, por su parte, solo se puede jactar de tener 160. Y de hecho, el Piz Dain es el único superordenador del territorio europeo en el Top10 de la lista.
Aún así, la noticia es un ejemplo más del declive de Estados Unidos como peso pesado de la supercomputación. Esta es la primera vez desde 1996 que EEUU no forma parte del podio. Este fenómeno indica que, aunque dispone de importantes recursos de supercomputación, el país aún ni se acerca a las velocidades de cálculo de las que disfrutan los investigadores en China.
Podría resultar tentador sugerir que el amanecer de la computación cuántica práctica, una de nuestras 10 Tecnologías Emergentes de 2017, eliminaría la necesidad de los supercomputadores. Pero quedan varios años para que los ordenadores cuánticos puedan ejecutar cálculos a gran escala. E incluso entonces, aunque estos aparatos prometan resolver algunos problemas específicos a una velocidad increíble, no está claro si serán capaces de asumir a mayor velocidad y de manera fiable las labores de la supercomputación.
Muchas áreas de investigación actuales necesitan enormes potencias computacionales, como el descubrimiento de fármacos, la ciencia de materiales y la modelización del clima. Todas ellas siguen dependiendo de la supercomputación. El Departamento de Energía de EEUU, cuyo dispositivo Titán llegó a ser el más rápido del mundo, es dolorosamente consciente de ese hecho. Por eso, la semana pasada anunció una inyección de más de 230 millones de euros para su proyecto de computación Exascale. La intención es que el dinero, que se repartirá entre AMD, IBM, Intel, Nvidia, Hewlett Packard Enterprise y Cray, ayude a crear máquinas 50 veces más rápidas que Titan.
El Gobierno de Estados Unidos calcula en 2021 que dispondrá de un sistema capaz de realizar un trillón de operaciones por segundo, es decir, 10 veces más que TaihuLight. Pero la feroz inversión de China en la supercomputación le ha llevado a afirmar que podría lograr la misma hazaña en 2020.
(Para saber más: Top 500 , Wall Street Journal , El nuevo superordenador más rápido del mundo es 100% 'made in China', TR10: Ordenadores cuánticos funcionales)