Este texto publicado en 'Technology Review' en 1969 ilustra que el cambio climático empezaba a ser una fuente de preocupación hace cinco décadas. En aquel momento ya se evaluaba nuestra capacidad de manipular la atmósfera pero, ¿y los riesgos?
"La mayoría de las modificaciones involuntarias del clima realizadas por el hombre son el resultado de la contaminación de la atmósfera causada por emisiones de su creaciones tecnológicas. La contaminación térmica del aire de las ciudades las ha convertido en islas de calor. Las partículas y los núcleos de hielo han aumentado en todos los niveles de la troposfera y han sido vinculados con un aumento de la turbiedad atmosférica. Aunque las mediciones directas aún no lo han demostrado, el aumento de nubosidad y turbiedad amenazan con reducir la irradiancia solar. Al mismo tiempo, se ha producido un aumento del dióxido de carbono atmosférico medible. Puesto que este gas es de efecto invernadero, varios expertos predicen un aumento generalizado de la temperatura atmosférica global de hasta 4 °C para el año 2000.
Durante la última década, el hombre ha logrado importantes éxitos en la manipulación de los procesos meteorológicos que le animan a seguir adelante hacia un control mayor y más preciso. Necesitamos datos que nos ayuden a anticiparnos a la naturaleza y a la magnitud de los cambios biológicos que podrían resultar de una modificación del clima.
Algunas de estas relaciones causa-efecto parecen relativamente sencillas: un aumento de las precipitaciones podría favorecer el crecimiento de los árboles pero demasiada nieve perjudica gravemente a los alces en hibernación. Pero otros efectos biológicos pueden estar muy alejados del objetivo de la operación de modificación del clima. Brotes de plagas de insectos o enfermedades de plantas y animales podrían materializarse como consecuencia de las mayores cantidades de lluvia y la debilitación de los animales. Malas hierbas y animales indeseados podrían desplazarse a hábitats que la modificación del clima haya vuelto más amigables. Es igualmente posible, sin embargo, que el clima alterado pueda resultar favorable para plantas y animales beneficiosos para el hombre.
Domar el clima puede ser un juego peligroso. Lograr cierto control sobre la atmósfera puede conllevar beneficios para el bienestar humano. Al mismo tiempo, existen riesgos ecológicos imponderables. Puesto que el hombre es una especie de la biosfera al igual que cualquier otro organismo, ha de evaluar críticamente estos beneficios frente a los riesgos. Ha de emprender estudios ecológicos que le permitan anticipar las consecuencias e implicaciones de modificaciones intencionadas del clima para la biosfera. En un sentido muy real, tiene el destino del planeta en sus manos".
Este artículo es una adaptación de 'Weather Modification and the Biosphere de Frederick Sargent', que fue publicado en la edición de marzo de 1969 de 'Technology Review'.